Tras una semana en cama debido a la peor gripe que haya padecido en años, salté el viernes de mi lecho con suficiente energía como para enfrentarme al mundo del que me había perdido. Con el ánimo dispuesto, empecé a revisar los periódicos atrasados para encontrarme que obviamente no fui la única que desapareció de escena. ¿Y dónde está el piloto?
Y mire, no es que una espere que de pronto todo empiece a marchar de maravilla. Mi optimismo no da para tanto. ¡Pero eso de encontrar semejante tiradero!
Ejecuciones por aquí y por allá. Las del jueves -seis en las inmediaciones del penal de Matamoros, Tamaulipas- provocaron unas declaraciones desconcertantes. Santiago Creel, secretario de Gobernación, afirmó que los homicidios son una reacción del crimen organizado contra el cual se avanza como nunca antes (¡¿?!). A mí me sonó a: Que no cunda el pánico lo que sucede es que los tenemos rodeados (¿será por culpa del antigripal?).
Las declaraciones del presidente Vicente Fox no fueron mejores. “Las ejecuciones constituyen un intento de desafío al Estado Mexicano” A ver: ¿¡un intento de desafío?! ¿Cómo se supone que debemos entender eso? ¿Quiso decir que el desafío desafío aún lo está preparando el crimen organizado? ¿Y más o menos cuántas ejecuciones más debemos esperar para que se le considere desafío desafío? No entiendo (¿será por culpa del antibiótico?).
Nuestro presidente remató afirmando que “responderá con toda la fuerza del Estado”. ¿Quiso decir que antes no se estaba usando toda la fuerza del Estado? ¿Por qué? ¿El avance del crimen organizado no era para tanto?, ¿o como no era considerado un “intento” de desafío no ameritaba sino una espacie de “ensayo” de lo que puede hacer la fuerza del Estado? Y ya nada más para saber ¿nos van a avisar cuando hayan terminando de utilizar “toda la fuerza del Estado?” Digo, para saber cuándo vamos a ir necesitando pedir refuerzos (me estoy sintiendo muy suspicaz, ¿será el jarabe contra la tos?).
Hasta donde me quedé antes de caer en cama, la seguridad pública en México parecía haber hecho crak y requetecrak. En una apretada síntesis que hago de memoria: en las últimas semanas confundieron a tres agentes de la policía judicial con secuestradores y a dos de ellos después de una golpiza los quemaron vivos mientras distintas corporaciones policíacas se miraban unas a otras sin hacer algo; asesinaron en una de las cárceles de máxima seguridad a un narcotraficante, con todo y que la esposa le habría avisado del peligro que corría su delincuente marido ni más ni menos que al mero mero de la Secretaría de Seguridad Pública; se fugaron tres narcotraficantes de las Islas Marías; policías detuvieron a una treintena de agentes de la especializada Agencia Federal de Investigaciones porque pensaron que eran delincuentes y siguieron pensándolo pese a que enseñaron credenciales, (claro, aquí cualquiera falsifica hasta la imagen de la Virgen de Guadalupe en el manto de Juan Diego) y como cereza del pastel las ejecuciones se repiten día tras día en casi todas las regiones del país.
¿Qué les hará pensar a nuestras autoridades que las ejecuciones en Tamaulipas son un “intento” de desafío? ¿Qué elementos tienen para asegurar que se avanza como nunca antes contra el crimen organizado? No sé a ustedes, pero lo que me parece a mí es que hace mucho rato que el crimen organizado no desafía al Estado, se apodera de él y lo hace porque las fuerzas policíacas están suficientemente desorganizadas y corrompidas, amén de que nuestra clase política lleva un par de años muy entretenida pegándose con todo buscando ocupar la silla presidencial en el año 2006.
Puede ser, claro, que mi percepción provenga de los antigripales, el antibiótico, el jarabe y demás brebajes que me indicó mi querido y eficiente médico, en cuyo caso mejor me regreso a mi camita. De cualquier manera, cuando regrese el piloto de este país me avisan.
Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com
