Corren días de promesas de campaña y rostros alegres en espectaculares. Cualquier estrategia es buena para convencer al electorado. Torreón elegirá nuevo alcalde y Coahuila tendrá nuevo gobernador y diputados locales.
Entre los discursos se menciona la creación de empleos, seguridad, servicios primarios y el combate al rezago social. Nada diferente a las campañas de jornadas anteriores, nada diferente a las promesas de los que aspiran ser presidente de la República en 2006.
Existe un tema poco abordado por los candidatos y de gran importancia para sociedad como lo es el fomento a la cultura. Sólo una nación educada puede acceder a un mejor nivel de vida.
En Torreón la promoción de la cultura no ha sido constante. En algunas administraciones el trabajo fue por demás loable, mientras que en otras el retroceso es evidente. La falta de continuidad ha sido el principal problema. También en la cultura la grilla afecta los programas y el “amiguismo” es clave para la designación de funcionarios.
Un caso particular nos puede servir de ejemplo. Fue en la administración municipal de Jorge Zermeño Infante cuando Radio Torreón logró una identidad, gracias a la dirección de Rocío Micher. Por fin la ciudadanía tenía acceso a una estación cultural, con programas variados, producciones realizadas por Radio Educación, así como programas locales dirigidos a todo público. En ellos se hablaba de libros, exposiciones y cine de una manera relajada y amena que invitaba al radioescucha a estar pendiente del cuadrante.
Con el cambio de administración llegó a la presidencia municipal el priista Salomón Juan Marcos Issa, quien apostó por la continuidad. Radio Torreón ya no era una promesa, la estación se consolidó. En sus programas los creadores locales tenían un espacio y el radioescucha contaba con una opción alternativa alejada a los estándares comerciales.
Durante seis años, sin grandes recursos económicos, la estación poco a poco fue captando a un mayor público. El paso era firme, sin embargo, con la llegada de Guillermo Anaya el proyecto quedó trunco.
Paradójicamente fue un panista quien cambió una estructura de trabajo iniciada por Jorge Zermeño. La continuidad se rompió de tajo y hoy Radio Torreón navega sin rumbo fijo.
La estación cultural no es ya una oferta diferente a la radio comercial. Así durante estos tres años Radio Torreón dio cabida a música de Fey, RBD, Kumbia Kings entre otros, olvidando el objetivo para la que fue creada: ser una estación cultural.
La justificación de su director, Guillermo Saldaña, fue la necesidad de aumentar el raiting. ¿Acaso una estación comercial se puede manejar con estos parámetros, sobre todo cuando sus espacios no son comercializados? El próximo alcalde tiene la obligación de rescatar a Radio Torreón y convertirla en un foro plural, cultural, donde el debate de las ideas esté alejado de las tendencias del marketing.
Además de proyectos inconclusos como el Pabellón Hidalgo y el mercado Nueva Alianza, Guillermo Anaya deja una enorme asignatura pendiente en materia de cultura. El trabajo realizado por la Dirección Municipal de Cultura, como nunca fue cuestionado por los creadores, que paradójicamente por primera vez se unieron para manifestar su rechazo al plan de trabajo. En tres años nunca fue posible unirlos.
Algunos artistas buscaron espacios en Gómez Palacio, otros en las universidades y algunos más en el Gobierno del Estado.
El crecimiento de la ciudad en cuanto inversiones, obliga y demanda una mayor oferta cultural para los torreonenses. Sin duda la promoción de la cultura es también un reto para la próxima administración.
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