El yogur contiene lacto bacilos que facilitan la digestión y evitan el estreñimiento.
El yogur es uno de los elementos clave en la buena alimentación, desde hace mucho tiempo forma parte de la dieta diaria de millones de personas por sus cualidades naturales, y últimamente se ha convertido en una fuente que ayuda a mantener lo mejor posible al organismo.
Existen numerosos productos elaborados con este derivado de la leche, los hay con frutas y sabores diferentes, unos son para comer con cuchara y otros para beber, incontables personas los consumen a toda hora en las oficinas y hogares, por lo que se han dado numerosas investigaciones para mejorar este tipo de productos.
En la batalla por el mercado apareció un yogur que promete mejorar la función intestinal de sus consumidores. Se trata de Yoplus, que contribuye a que el aparato digestivo funcione óptimamente, para lo cual requiere de un equilibrio en la flora intestinal.
Estar y sentirse bien
Este yogur pro-digestión está preparado especialmente para optimizar el funcionamiento del sistema digestivo con la combinación efectiva de bificápsulas y proflora, esta última es una fibra de carbohidrato no digerible, que aunque el ser humano no la aproveche, las bacterias positivas, que habitan el intestino, tienen la capacidad de digerirla, lo cual ayuda a propagarlas.
Los especialistas coinciden en que el yogur contiene lacto bacilos que facilitan la digestión y evitan el estreñimiento, además de que permite una mejor absorción del calcio. Las proteínas de este producto son más fáciles de digerir que las de la leche.
Los nutriólogos indican que se trata de una fuente extraordinaria de vitamina B-6, B-12, B-3 (niacina) y ácido fólico. Sólo 220 gramos de yogur contienen entre 35 y 40% de nuestra cuota diaria de calcio. En el pasado, las madres solían pasarse horas en la cocina para preparar una leche búlgara. Hoy hay numerosas opciones en el mercado.
Algunos especialistas advierten que el yogur no puede desplazar a una alimentación variada y balanceada, por lo cual lo recomiendan en el menú del desayuno o la merienda, pero no como postre, sobre todo, cuando se trata de la dieta de los menores.