Asegura José Saramago que lo que se vive en el país es una plutocracia.
El Siglo de Torreón
Guadalajara, Jal.- ?¿Es México una democracia? No?, respondió, contundente, José Saramago ante un repleto auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Y, llevando su tono de la afirmación al reto, preguntó: ¿ es Portugal una democracia? ¿ Y Francia? ¿ Y los Estados Unidos? ?¡No!, exclamó, esta vez más fuerza. ?Debemos comenzar por llamar a las cosas por su nombre: en estos países no se vive una democracia, se vive un plutocracia?.
La afirmación del Nobel de Literatura sembró en el auditorio el recuerdo de aquellas palabras que le costaron a Mario Vargas Llosa una presidencial invitación a salir de México, cuando declaró que nuestro país era la dictadura perfecta.
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, los escritores José Saramago, Tomás Eloy Martínez, Nadine Gordimer y Elena Poniatowska sostuvieron un diálogo en torno a la relación entre literatura y política. Carlos Loret de Mola fungió como moderador y su intervención se limitó a ceder el micrófono a los escritores, no podía hacer más pues, como el popular conductor de noticieros lo reconoció, ?¿quién no se sentiría apabullado al pretender moderar esta mesa??.
Alto, no tanto como su obra literaria pero sí lo suficiente como para sembrar un silencio reverente en su auditorio, Saramago sostuvo que no cualquier escritor es referente político para los lectores, sólo aquel que es escritor y que a la vez es ciudadano, es decir, puntualizó, ? que tiene conciencia de ciudadanía?.
?Yo soy comunista, todo mundo lo sabe? señaló, por eso sólo se considera referente político entre quienes comparten su opción, de allí que para ser referente más allá de los afines, el escritor, dijo Saramago, debe trascender la posición política y no escribir como político, sino como un ciudadano cuya ética deseable es la ? ética de la responsabilidad?.
Cuando se escribe se debe tener conciencia de lo que se dice y de sus consecuencias: allí se prueba la conciencia ciudadana del escritor.
Ya dueño de la atención, incluso la de sus propios alternantes en el diálogo, Saramago preguntó, ¿ quieren saber quién es un escritor comprometido en México? Revisen qué han dicho y escrito los escritores mexicanos en esta coyuntura tan difícil en el país. Su consejo arrancó los aplausos de la feligresía.
A propósito del papel de los medios de comunicación, el autor de Las intermitencias de la muerte, consideró que dada la dificultad de saber qué es la verdad, pues ella no existe, queda tomar conciencia de que la mentira sí existe y esa debe ser señalada. Cuanto más se descubra la mentira, más se le está haciendo un favor a la verdad, afirmó.
Tomás Eloy Martínez, azuzado por el escritor portugués, consideró que no necesariamente ser escritor significaba ser de izquierda, y puso como ejemplo penoso a sus paisanos, el poeta Lugones quien consideraba que nadie mejor que los militares para gobernar un país, o Borges, quien se mostró sorprendido del desarrollo norteamericano a pesar de contar entre sus habitantes a una gruesa población negra.
Poniatowska compartió su percepción del movimiento en torno a Andrés Manuel López Obrador. La sudafricana Nadine Gordimer adujo que el escritor es, ante todo, una persona de su tiempo, que imbuido en el trajín cotidiano de su entorno pero con la capacidad para tomar distancia de éste, es capaz de compartir una pizca de verdad, y nada más.
Al final, diría Joaquín Sabina, números rojos, no como saldo, pero sí como color dominante en ese auditorio, contiguo a otro donde se preparaba para su intervención Felipe González.
