Oscurecido por el impacto del Mundial, el penalti que el checo Antonin Panenka marcó al alemán Sepp Maier en la final de la Eurocopa de Yugoslavia 1976 cumplió 30 años sin que aquella imagen haya perdido la fuerza
BERLÍN, ALEMANIA
EFE
Aquella final, disputada en el pequeño "Maracaná" de Belgrado el 20 de junio de 1976, pasó a la historia por el triunfo de Checoslovaquia sobre Alemania, la más poderosa selección del momento después de haber ganado el Mundial de 1974 y el Europeo de 1972.
Checos y alemanes se habían clasificado después de unas duras semifinales, con prórrogas incluidas. El equipo de Panenka eliminó a la Holanda de Cruyff por 3-1, mientras los alemanes de Benckenbauer ganaron a los anfitriones por 4-2.
Checoslovaquia se puso por delante en el marcador con tantos de Svehlík y Dobiás, pero Alemania acortó distancias por medio de Dieter Muller.
Faltaba un minuto y los checos acariciaban el título. Pero allí estaban los alemanes. Dieter Muller empató en el último suspiro.
En la lotería de las penas máximas, marcaron todos hasta que Hoeness falló el penúltimo lanzamiento germano.
Entonces le tocó el turno a Panenka.
El jugador checo, de 28 años, tenía enfrente a uno de los mejores porteros del mundo, Sepp Maier, pero ni se inmutó. Apeló a toda su frialdad, precisión y clase para atreverse a hacer un disparo de penalti nunca visto.
Panenka hacía lanzamientos similares en los entrenamientos, pero el portero, Ivo Viktor, le había amenazado con retirarle el saludo si se atrevía a hacerlo en la final.
El bigotudo jugador se inventó un disparo suave, picado, lento y por el centro, mientras Sepp Maier, que se había lanzado hacia la derecha, miraba con desesperación como entraba la pelota.
Fue el lanzamiento de penalti más arriesgado de una final pero valió el título europeo e hizo famoso el nombre de Panenka.
A partir de ahí, todo penalti convertido de esa forma se le llama popularmente "a lo Panenka".
El italiano Francesco Totti ha tirado más de uno con ese estilo, al igual que el brasileño Djalminha y el uruguayo Darío Silva.
Totti lo hizo en el Europeo de 2000 contra Holanda y también en la tanda de penaltis. La víctima: Van der Sar.
El problema es que cuando se falla, como le ocurrió a la estrella italiana en un partido contra el Lecce, los críticos se muestran implacables.