BANDERAZO DE SALIDA.- En Laguna Beach, California, en una casa de ocho habitaciones, un amplio jardín y una alberca rodeada de hibiscos y magnolias vivía una mujer extraña? Quienes la conocieron allí y hablaron con ella dicen que tenía las maneras de Greta Garbo y la voz grave y sensual de Lauren Bacall? Era una mujer que hablaba poco de sí misma, y lo único que confesaba era que estuvo casada una vez y que fue muy feliz. Siempre vivió con comodidades gracias a la herencia que le dejaron sus padres, a las rentas que le producían dos condominios que le regaló un admirador, y con lo que ganó por escribir su autobiografía y por aceptar que fuera llevada al cine? Pero esa dama misteriosa no era completamente feliz porque no podía olvidar su pasado. Un pasado que le recordaba que, aunque se llamaba Christine Jorgensen, en 1952 tenía el nombre de George Jorgensen, y era un hombre.
CURVA PELIGROSA.- La historia de George Jorgensen acaparó la atención mundial en aquellos lejanos años cuando se informó que era el primer hombre que se sometía a una intervención quirúrgica para cambiar de sexo y convertirse en mujer? George había sido un estudiante aplicado, un joven de complexión delicada y un soldado que no podía evitar ruborizarse ante la vida tosca y grosera del cuartel, y que luchaba contra la atracción que sentía hacia algunos de sus compañeros? ?Hubiera sido muy fácil acercarme a cualquiera de ellos y convertirme en un homosexual? dijo en su libro, ?pero yo sabía que si lo hacía estaría traicionando mi otra naturaleza?. Y un día, decidido a todo, acudió a la Universidad de Copenhague y se puso en manos de los especialistas en genética. La conclusión de los científicos fue definitiva: tenía todos los atributos femeninos, y sólo necesitaba el impulso para que funcionaran ciertas glándulas. Una operación suprimiría el sexo masculino y otra haría aflorar el femenino.
RECTA FINAL.- George Jorgensen aceptó la decisión de los científicos, y toda la prensa mundial siguió paso a paso el tratamiento y las intervenciones quirúrgicas a que fue sometido? Cuando al fin se recuperó totalmente ya no era George, sino Christina Jorgensen, una mujer delgada de buena figura, síquica y fisiológicamente femenina? Pero no la dejaron tranquila, y con ofertas tentadoras de dinero fue cantante, bailarina y artista de cine? Ella lo cuenta así en su libro: ?Los hombres se acercaban a mí con una extraña y morbosa atracción y curiosidad. Querían darse cuenta de todo. Las mujeres también sentían una curiosidad malsana por mí. Muchas me hicieron proposiciones descaradas, y otras me abrazaban y toqueteaban por todas partes?.
META.- Agrega: ?Acepté casarme con un hombre que me conoció antes de mis operaciones, y que era un excelente amigo. Más tarde me confesó que siempre había pensado que yo era homosexual porque tenía toda la ternura y los sentimientos de una mujer?. Su esposo, sin embargo, murió pocos años después y ella decidió no volver a casarse jamás. Su fortuna estaba calculada en seis millones de dólares y vivió sola con una sirvienta y un jardinero. Tenía varios matrimonios amigos con los que se reunía de vez en cuando, y le encantaba jugar bridge. Su vida se deslizó tranquilamente y quien no conozca su historia hubiera quedado encantado con esa dama de edad madura, dulce y tranquila, siempre sonriente, que gustaba usar vestidos floreados y que cultivaba con cuidado y esmero su jardín lleno de flores.