BANDERAZO DE SALIDA.- Todos lo conocen como Valentino, uno de los diseñadores más cotizados de la moda actual, pero pocos saben que se apellida Garavani, y que algunas de sus mejores creaciones están en el Museo Metropolitano de Nueva York... Valentino comenzó a los 17 años de edad, después de haber ganado una beca para estudiar alta costura en París. Trabajó como aprendiz con Jean Dessés y luego con Guy Laroche, y entonces abrió con la ayuda de su padre su propio atelier en la vía Condotti de Roma. En 1958 presentó su primera colección que provocó tal revuelo en la alta costura italiana, que lo hizo decir: ?Ha nacido Valentino, y siempre seguiré siendo solo Valentino?.
CURVA PELIGROSA.- Enseguida comenzaron a llegar las que serían sus primeras y más fieles clientas: Jacqueline Kennedy, que lo introdujo al mercado norteamericano, Sofía Loren, Farah Diba, la reina de Jordania, Elizabeth Taylor, Jessica Lange... Para este famoso diseñador, el guardarropa perfecto de una dama realmente distinguida se limita a dos piezas de corte esmerado para el día, y un elegantísimo vestido para hacer siempre una entrada triunfal en la noche... Su secreto está en la simpleza absoluta de sus líneas, por lo que dice: ?Trato de entender lo que le gusta a las mujeres, y si mis clientas pagan una fortuna por mis creaciones, quieren un vestido que les dure, que sea exclusivo, y que las haga verse superiores a todas las demás mujeres?.
RECTA FINAL.- Por eso, Valentino hace que sus modelos se sienten, caminen, se muevan y hagan todos los movimientos que pueden hacer sus clientas, para que sus creaciones sean perfectas. Pero antes, hace el diseño al crayón del vestido y más de cien bocetos hasta quedar satisfecho, o rechazarlo y empezar de nuevo... Valentino trabaja en su Palacio Mignanelli, construido hace cuatro siglos por príncipes, y que también perteneció en una época al Vaticano. El palacio está lleno de obras de arte, antigüedades y es de un decorado perfecto. Hay todo un piso donde 250 mujeres uniformadas a quienes llama lavorantis, cosen y prueban sus creaciones. En otro piso están las oficinas del ?Imperio Valentino?. Y junto, está su salón privado de pruebas, donde ensaya con sus modelos las 25 colecciones que suele presentar cada año.
META.- Hay otro piso en su enorme castillo para sus otras empresas, como el diseño de gafas, accesorios, perfumes, zapatos, ropa para niños y hombres... El lanzamiento de sus nuevos productos es siempre espectacular, y después suele ofrecer fiestas fastuosas en el Maxim?s o en otro restaurante de moda. Tiene, además, 31 boutiques en el mundo que venden sus productos... Valentino viaja siempre a lo grande, con una o dos secretarias, su chofer, y muchas veces con media docena de sus mejores modelos cuando quiere hacer exhibiciones privadas de sus últimos trajes... Se dice que las modelos que trabajan para él, además de sus sueldos fabulosos, son atendidas como reinas y disponen siempre de espléndidas comidas y toda la champaña que quieran tomar... Valentino es un hombre menudo, siempre pulcramente vestido, experto en arte, y habla con soltura italiano, inglés y francés. Es un hombre de una memoria increíble, sencillo y disciplinado, aunque aparentemente un poco ingenuo.