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A L E C O / AUTOEXPLORACIÓN DE MAMA

DR. Raúl Domínguez González

Las mamas o senos se componen de grasa, tejido conectivo y glandular. En este tejido se encuentran las glándulas productoras de leche, llamadas lobulillos, de las que nacen unos 15 ó 20 conductos mamarios o galactóforos, para transportar la leche hasta el pezón, rodeado por la aureola.

Estos lobulillos y conductos están rodeados por estroma, un tejido adiposo, en el que también se encuentran los vasos sanguíneos y linfáticos. Los tejidos mamarios están conectados, además, con un grupo de ganglios linfáticos, localizados en la axila.

Estos ganglios son claves para el diagnóstico del grado de cáncer de mama, puesto que las células cancerosas (malignas) se extienden a otras zonas del organismo a través del sistema linfático. Cuando se habla de ganglio centinela se alude, precisamente, al ganglio más cercano al lugar donde se localiza el cáncer.

¿Se puede prevenir un cáncer de mama?

Diversas investigaciones, no obstante, han encontrado un grupo de factores de riesgo, o circunstancias, que hacen a una persona más propensa para desarrollar el tumor.

Reunir todas estas circunstancias no significa necesariamente que se va a padecer cáncer de mama; de hecho, un 80 por ciento de los pacientes con tumor mamario no presentan ninguno de estos factores de riesgo. Sin embargo, conocer cuáles son algunos de los elementos que predisponen para desarrollar el tumor contribuye a estar más alerta y, de esta forma, a detectarlo lo antes posible, algo básico para que el tratamiento sea eficaz.

El cáncer de mama en su estadio precoz no se manifiesta con dolor o ningún otro síntoma. A medida que va creciendo, sí notará pequeñas alteraciones en la mama, aunque estas señales pueden deberse a otras enfermedades.

Si nota alguno de los cambios expuestos más abajo, acuda a su médico, para que le haga un examen más completo y determine las causas.

*Pequeño bulto, o bultos, perceptibles al tacto.

*Cambio en la forma o tamaño del seno.

*Alteraciones en el pezón o pezones.

*Dolor o retracción en éstos.

*Cambio en el color o sensibilidad de la mama, ya sea en la piel, las areolas o en el pezón.

*Secreción de sangre por el pezón o de algún líquido que no sea leche materna (es un síntoma bastante infrecuente).

*Hinchazón o bulto en el área de la axila cercana al pecho

*El dolor no suele ser un signo de cáncer de mama.

Detectarlo a tiempo: La autoexploración.

La mayoría de los tumores de mama son detectados por las propias mujeres. Por eso es tan importante la autoexploración, estar alerta ante cualquier pequeño cambio sospechoso en los senos y acudir con rapidez al ginecólogo.

El médico le puede indicar cómo realizar la autoexploración, pregúntele sobre todas las dudas que le surjan acerca de la frecuencia en que debe realizarla o las técnicas más apropiadas.

El mejor momento para examinar los senos es uno o dos días antes de que acabe el periodo menstrual, porque es cuando se encuentran más blandos y fáciles de palpar. Hay mujeres que prefieren realizarlo una semana después de terminar el periodo, porque los senos están menos sensibles e inflamados.

Lo importante es que cree una rutina de exploración con una frecuencia mensual. Puede adoptar distintas técnicas dependiendo del lugar donde realice la exploración.

EN LA DUCHA

Levante el brazo izquierdo y emplee la mano derecha para examinar su seno izquierdo. Con la yema de los dedos presione firmemente y por partes la mama, intentando percibir algún tipo de bulto. Avance hacia el pezón desde la base del seno, en espiral y preste atención a cualquier cambio en el color o en la forma, enrojecimientos, hinchazones. Repita esta exploración con el seno derecho.

TUMBADA

Coloque una almohada bajo su hombro izquierdo y estire el brazo izquierdo hacia arriba, de modo que su mano quede por encima de la cabeza, reposando sobre la cama. Presione con las yemas de los dedos, firmemente. Empiece desde la base de la mama y avance en espiral hasta el pezón, atendiendo a cualquier cambio de tamaño o a posibles bultos. Repita en el seno derecho.

ANTE UN ESPEJO

Colóquese de pie ante un espejo. Ponga las manos en su cadera, en jarras y observe atentamente cualquier cambio en el tamaño, forma, contorno o color de sus dos senos. Después eleve sus brazos y coloque sus manos detrás de la cabeza, entrelazadas en la nuca y mire con detenimiento buscando alteraciones o hinchazones anómalas. Termine tocando sus pezones y fíjese en si presenta algún tipo de hoyuelo o hendidura en la piel.

SENTADA

Siéntese ante una mesa y coloque sus senos sobre la superficie. Pálpelos según se indica en las posiciones anteriores, siempre apoyando con firmeza las yemas de los dedos y partiendo de la base de la mama hacia el interior, tocando por último el pezón.

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