Técnica que permite ver directamente el interior del abdomen, introduciendo un instrumento óptico, denominado laparoscopio, por una pequeña incisión en la zona cercana al ombligo. La imagen se ve en un monitor como los de televisión.
En ginecología, es una técnica muy útil para el diagnóstico de la esterilidad femenina y de determinadas patologías. También puede utilizarse como técnica de tratamiento quirúrgico (extirpar tumores, hacer ligadura de trompas...).
La laparoscopia se realiza en un quirófano. Antes de proceder a la técnica se coloca un catéter en el brazo para administrar sueros y otras medicaciones. Posteriormente se aplica en la zona abdominal y vaginal una solución antiséptica para disminuir el riesgo de infección.
Debe aplicarse anestesia, que puede ser general o epidural. La anestesia general con ventilación controlada, permite, entre otros aspectos, una relajación completa, eliminación de la ansiedad y fácil manipulación por parte del especialista.
Por otra parte, la anestesia epidural proporciona un nivel elevado de seguridad (menos problemas de anestesia), produciendo mínimas alteraciones en el organismo y facilitando una rápida recuperación. Una vez controlados los temas de la desinfección y de la anestesia se procede al inicio de la técnica.
Se realiza una pequeña incisión un poco más abajo del ombligo para introducir el laparoscopio. A través de él se entran unos pequeños tubos para insuflar aire, para iluminar...
La laparoscopia ginecológica con fines diagnósticos es generalmente un procedimiento que requiere muy poca hospitalización (unas ocho horas). Si la anestesia ha sido general, puede que se alargue un poco más. También puede ocurrir que en un principio la técnica fuera exploratoria y que acabe siendo quirúrgica. En ese caso el ingreso puede durar unas 48 horas.
Previos:
Es conveniente que la paciente haya vaciado su vejiga urinaria poco antes de la intervención.
Se requiere un ayuno de aproximadamente 12 horas (dependiendo del especialista puede recomendar más o menos horas de ayuno).
Unas horas antes debe realizarse una defecación (suelen prescribir laxantes) y antes de ir a quirófano, una micción (vaciado de vejiga).
Posteriores:
La movilización temprana es recomendable, así pues enseguida se puede levantar de la cama y deambular. Generalmente, se puede retornar a las actividades cotidianas de esfuerzo moderado, después del tercer día.
Se puede necesitar de una a tres semanas para volver a realizar actividades pesadas y completar su recuperación.