Se llama Cuenca Hidrográfica al territorio que excede las cincuenta mil hectáreas, capta la totalidad de aguas que a él ocurren ?lluvias, deshielos, manantiales, etcétera- las que son drenadas a una cuenca común y desembocan finalmente en un afluente mayor, una laguna o el mar. En las partes bajas de estas corrientes se forman planicies de inundación, o deltas, con suelos ricos, llenos de vida.
Mundialmente, desde los años setenta del siglo 20, se ha insistido en la gestión integrada de los recursos hídricos con base en el estudio de cuenca o cuencas interconectadas como unidad.
Ello implica el diagnóstico de bosques, suelos, climas, sumideros, pantanales, cauces, lagos o lagunas y acuíferos. El diagnóstico y seguimiento de estos factores permitirá la creación de programas de conservación y mejoramiento. También implica determinar cantidades y calidad de las aguas en distintos puntos de su trayecto.
Siendo estos últimos imprescindibles, no son tan fáciles de ser llevados a cabo. Se necesita el consenso político y privado, a veces difícil, considerando las diferentes interrelaciones e interdependencias entre los usos y usuarios del agua de una cuenca. Cuando los usos y usuarios de aguas arriba afectan negativamente los usos y usuarios abajeños, los acuerdos son a veces imposibles; de ahí la necesidad de la intervención del Estado para obtener un reparto equitativo del agua, una producción óptima, el aseguramiento de un gasto ecológico, el control de la contaminación de las corrientes y del agua profunda lo mismo que su mayor ahorro. El evitar la erosión de suelos, riberas y cauces, dará libertad de flujo a las corrientes e impedirá el asolvamiento de presas u otras retenciones.
El caudal ecológico mantiene la biodiversidad de un río, siendo diferente en cada caso, como lo es también su manejo.
La división política territorial no fue planeada en torno a las cuencas. Los distintos niveles de Gobierno manejan frecuentemente, desde ópticas diferentes, situaciones si no iguales, sí muy conectadas pero a veces no convergentes y competitivas, duplicando así las funciones sin llenar vacíos; cuando chocan entre sí, frecuentemente anulan o sesgan diagnósticos y proyectos.
Es necesario pues, para un estudio serio de cuenca, conseguir la colaboración de todos los componentes de Gobierno y de la sociedad, desde la investigación hasta la legislación, de tal manera que se consiga la optimización del manejo conjunto del agua nacional, regional y local. Los equipos técnicos necesariamente ceñirán sus gestiones aplicando los planes derivados de análisis objetivos y los usuarios estarán obligados a contribuir al bien común, con la certeza de que sus necesidades fueron solucionadas al máximo posible, acorde a realidades y no a deseos, cuyos límites son totalmente diferentes e irreconciliables.
El desarrollo sustentable debe ajustarse a lo que hay. La naturaleza lo provee todo, es el macrosistema al que primordialmente tenemos que cuidar. Nada se logrará si contrariamos su capacidad y sus leyes, sus ciclos y sus espacios.
Hay descuido institucional público ante hechos de capital importancia para la conservación de la vida.
Parecería que para muchos dirigentes lo vital sigue siendo conservar sus feudos y ?no quemarse con el señor de enfrente?. Ejemplos: las pozas de Ocampo cuya rápida extinción está ante la vista y desaprobación mundial. Las autoridades se culpan unas a otras y nada se resuelve. La construcción de presas sobre el Aguanaval medio, cuyo costo se pagará con impuestos públicos, pero cuya operación es posible que salinice más los suelos que se pretenden regar con las aguas del arroyo El Tigre ?de suyo saladas- y termine impidiendo la producción agrícola y acelerando la desertificación viesquenses.
Federación, Estados y Municipios deben defender la utilización y distribución racional de los recursos nacionales.
Pero, ¿qué con la ciudadanía?
Ser ciudadano implica el interés y la actuación ética de cada habitante de la ciudad en y por las cosas públicas. Por extensión es imposibilidad de prescindir del territorio macro al cual están inscritos ciudades, municipios y estados, se es también ciudadano mexicano, con pretensiones de serlo ?del mundo?.
¿Estamos capacitados para ser ciudadanos?, ¿en cuál nivel? Tener mayoría de edad y credencial para votar no es suficiente. Nos falta información y disciplina analítica.
Recuerde: Estados y personas dependen de sus riquezas naturales y de una acertada organización política para sobrevivir.