Hitler anhelaba una Alemania triunfante en el Mundial.
En abril de 1945, Adolfo Hittler tuvo una visión: ?Alemania debe ser el campeón del mundo en futbol?. Con esta falsa premisa, la Deutschland Shauspielhaus (Casa del Teatro de Comedia Alemán) armó una parodia de los últimos momentos del Führer: encerrado en su búnker, con la guerra perdida y los Panzers rusos por las calles de Berlín, se propone cumplir una última misión: organizar la Copa Mundial y hacer que Alemania triunfe.
EL UNIVERSAL-AEE
Fue estrenada en la sede de la compañía en Hamburgo durante la semana inaugural del Mundial, y muestra un ?Hittler? con un gesto desquiciado y la mirada extraviada. La imagen parece ser un escarnio contra el dictador. Falso. Es un retrato fiel.
A doscientos kilómetros de Hamburgo está Berlín. Sesenta años después de que el Tercer Reich fuera derrotado, la ciudad ha procurador enterrar la imagen de Hittler: encima de lo que fue su búnker se construyó un multifamiliar y en el lugar donde se encontraron sus restos hay un jardín sin gracia.
Turismo del horror
Los recorridos turísticos son paseos por una ciudad donde Hittler es una fantasma cuyo nombre es el más mencionado pero su imagen nunca es vista por los visitantes. Hasta que llegan a La Topología del Terror.
En la esquina de lo que fue el cuartel general de la policía nazi existe también un pedazo del derribado Muro de Berlín. Después de la segunda Guerra Mundial ese terreno quedó en ?tierra de nadie?, entre el lado comunista y el capitalista. Se quedó pues, como un montón de ruinas al que le creció pasto, árboles y un pedazo del Muro.
Al unirse las dos Alemanias se intentó levantar los escombros para construir un edificio de departamentos. Entonces se descubrió que bajo este cuartel nazi existieron calabozos donde la policía encarcelaba enemigos políticos.
Si durante el comunismo no se construyó nada, el régimen capitalista tampoco pudo: nadie se interesó en comprar un terreno donde quién sabe que encontraría bajo tierra.
En su lugar, se planeó un conjunto arquitectónico que sirviera como museo que exhibiera los crímenes nazis. Pero parece que ese terreno nunca dejara de ser escombros. Aprobado en 1994, el proyecto fue detenido por el parlamento alemán a causa de falta de dinero en 2000.
Dos años después intentaron reanudarlo sin éxito y entonces se decidió abrir una galería al aire libre, con fotografías de las violaciones cometidas contra los judíos durante el régimen nazi. Así, bajo los restos de una parte del Muro del Berlín (conservados también de manera conmemorativa) y al pie de ese terreno sin destino, se montó la galería con cien fotografías. Ahí es donde está Hittler: en sus últimos días con un gesto desquiciado y la mirada extraviada.
La obra de teatro montada por la Deutshcland Shauspielhaus sobre Hittler tiene un subtítulo: ?Un trauma alemán?. La Berlín de hoy parece darle la razón.
