¡Hoy es el día! ¡Es el gran día! Es el día para expresar nuestra voluntad en las urnas. Es el día para elegir al hombre o mujer que gobernará nuestro país en los próximos seis años. Es el día para decidir la ruta por la que deseamos transite México en los próximos seis años. Y, por eso, es un día crucial.
Hoy, dos de julio, usted y yo podremos salir a votar. Y al hacerlo le damos sentido a muchos años de lucha por elecciones libres y transparentes.
Todavía hace 30 años, José López Portillo, candidato del PRI a la Presidencia y, si mal no recuerdo, único candidato para contender por la gran silla, ganó con el 100 por ciento de los votos válidos. No se invalidó ni uno solo.
Apenas hace 20 años la organización de las elecciones, su calificación y validación correspondían al Gobierno Federal, concretamente a la Secretaría de Gobernación. El Gobierno era así, el gran elector.
Es más, para cuando nacieron los jóvenes que hoy votarán por primera vez para elegir presidente de su país, las elecciones se decidían en el Gobierno. La incertidumbre no se presentaba el día de las elecciones, sino mucho antes, cuando se especulaba el nombre de la persona (hombre, por supuesto) que iba a designar el presidente para sucederlo.
Hace apenas 16 años nació el Instituto Federal Electoral como un organismo autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio. De manera que las elecciones de 1994 fueron las primeras que se organizaron con las manos del Gobierno fuera del proceso. Fueron las primeras que organizó un grupo de ciudadanos y ciudadanas.
Hoy, en cambio, el panorama es muy diferente. Hoy una enrome maquinaria humana y tecnológica se encarga de que usted y yo entre más de 70 millones de compatriotas mayores de 18 años podamos expresar con nuestro voto el camino, el sendero, la ruta por la que queremos que transite México en los próximos años.
Y si tiene alguna duda de lo colosal de esta tarea, le presento algunos números.
Los cargos de elección popular que están en juego son 1,683. De entre ellos, destacan el de presidente de la República, todos los escaños de la Cámara de Diputados (500) y todas las curules de la Cámara de Senadores (128).
Adicionalmente, se celebran elecciones locales en diez entidades del país, incluido el Distrito Federal.
En Guanajuato, Morelos y Jalisco se elige todo: gobernador, ayuntamientos y congreso local. En el D.F. se disputa la jefatura de Gobierno, jefaturas delegacionales y representantes a la Asamblea Legislativa.
En Campeche, Colima, Querétaro, Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora se eligen ayuntamientos y diputados para el Congreso Local.
Sólo las presidencias municipales que se disputan son más de 400.
Por otra parte, 71.3 millones de personas mayores de 18 años cuentan con credencial de elector. ¿Se imagina el esfuerzo que tiene que hacerse para entregar esa cantidad de credenciales con fotografía?
Asimismo, esta será la primera ocasión en que compatriotas que viven en el extranjero podrán votar. Cerca de 40 mil enviaron por servicio postal su voto.
También por vez primera habrá en las casillas boletas en sistema Braile para débiles visuales, y casillas especiales para quienes acuden en silla de ruedas.
Además, en las 130 mil 500 casillas que se tiene previsto abrir a lo largo y ancho del país, trabajaran mañana 913 mil ciudadanos y ciudadanas.
Con todo este despliegue, ¿no le parece que sería un absurdo no votar? ¿No le parece que sería un desperdicio de recursos humanos, económicos y tecnológicos faltar a nuestro derecho a votar? ¿No le parece que no votar sería una especie de traición a las luchas cívicas que se realizaron para sacar las manos del Gobierno de las elecciones?
¡Vote!, pues. Vote por quien quiera. Vote por quien le parezca la mejor opción, o vote por quien le haya convencido, o vote por quien represente mejor sus ideales, o vote por quien responda mejor a la idea de país que usted quiere, o vote por el color de su preferencia. Pero ¡vote! No tire a la basura con su abstención años de lucha y cientos de miles de esfuerzos sumados. Mire, aunque sea nada más para llevarle la contraria a la estadística que pronostica una gran abstención, vaya y vote. ¡Vote!
Y en este punto suscribo lo que publicó el columnista Armando Fuentes Aguirre: “El domingo cada uno con su candidato. El lunes todos con México”. Que así sea.
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