(Segunda Parte)
Los ingresos no petroleros pasaron de representar un 81.6 por ciento en 1980 a un 63 por ciento en el periodo de referencia. Especial mención hay que hacer de los ingresos tributarios, y dentro de estos a los que más pesan: Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Ambos gravámenes, en el total de los ingresos públicos presupuestarios, pasaron de representar un 21.2 por ciento en 1980 a cerca del 22 por ciento en 2005, y el segundo de 9.5 por ciento a 17.6 por ciento respectivamente. Es decir, el ISR prácticamente mantiene igual su participación, en tanto que el IVA, como resultado del incremento de la tasa, elevó la propia.
Este patrón de los ingresos públicos presupuestarios no variará en este año, por el contrario, se acentuará, ya que en lo que respecta a los ingresos petroleros, al parecer seguirán con la buena estrella de los últimos cuatro años y medio para las finanzas públicas, estimándose que los precios del petróleo podrían mantenerse altos (considerando los factores de mercado), incluso por arriba del promedio registrado en 2005 de alrededor de 42 dólares por barril de la mezcla mexicana. Esta perspectiva se ubica muy por arriba de lo proyectado en la Ley de Ingresos.
Sin embargo, por el lado de los ingresos tributarios las perspectivas distan de ser tan favorables como en el caso de los ingresos petroleros ya que no hay nada que indique que habrá un cambio en la perdida de importancia de éstos en el total de los ingresos presupuestarios. De hecho las previsiones para el ISR e IVA para este año, con todo y el jalón que le dieron los legisladores a las magras cifras presentadas por Hacienda en su propuesta de Ley de Ingresos, son muy conservadoras.
Hay indicios pues de que estas finanzas públicas ?sanas? solamente lo están en apariencia, ya que las cifras recientes nos hacen ver que sin duda alguna falta mucho para avanzar en materia de despetrolización de las finanzas públicas, aún cuando en este año Pemex estrena régimen fiscal. Pero no sólo eso, confirma que la eficiencia para la recaudación tributaria no es la más adecuada.
Así pues, algo anómalo hay en estas finanzas públicas ?sanas?, solamente se actúa sobre un lado, el más fácil, recortar los gastos, pero se carece de capacidad para actuar sobre el lado de los ingresos?y la bonanza petrolera no puede ser eterna. Falta entonces comentar sobre la eficiencia con que se han manejado estas finanzas públicas, lo cual haremos en su momento.
Por cierto, una manera de arribar a la ?despetrolización? de las finanzas públicas sería privatizando Pemex, en cuyo caso las ganancias que ahora produce la paraestatal y que son el sostén del gasto público, se irían a las empresas privadas, acaso trasnacionales. Las finanzas públicas efectivamente se despetrolizarían?colapsándose. Como dijo Carlos Slim, ?se mataría a la gallina de los huevos de oro?. Hay tareas.