Hace unos diez años un intelectual europeo mencionaba que América Latina no progresaría en tanto sus países fueran gobernados por políticos ineptos y corruptos y citaba una larga lista de ejemplos.
Hoy desgraciadamente la situación no ha cambiado ni tampoco la lista de presidentes latinoamericanos que gobiernan en forma disparatada.
Ahí tenemos a Fidel Castro de Cuba, aferrado en el poder luego de cuarenta años. A su cuate y socio Hugo Chávez de Venezuela, una pésima copia del Simón Bolívar de los nuevos tiempos.
Evo Morales de Bolivia es otro personaje sui géneris que no sabemos a dónde llevará a su país. Alan García de Perú fue perseguido por corrupción y ahora regresa al poder ante la ausencia de mejores opciones.
Luis Inácio Lula da Silva de Brasil y Néstor Kirchner de Argentina han moderado sus desplantes populistas, pero están muy lejos de ser un ejemplo como gobernantes.
Chile y Costa Rica son de los escasos países con gobiernos de calidad, pero en Centroamérica y el Caribe la lista de políticos corruptos e incompetentes es interminable.
En México no cantamos mal las rancheras. A pesar de ciertos avances, el país sufre un deterioro profundo en cuanto a la calidad moral y la capacidad de sus gobernantes.
Lo ocurrido en las últimas elecciones presidenciales y legislativas da una idea muy precisa de los estándares políticos a nivel federal, ya no digamos en estados y municipios en donde vemos muchos casos deplorables.
A continuación citamos una breve historia de algunos políticos mexicanos, hoy encumbrados, que en otras regiones del mundo habrían sido perseguidos por la justicia o al menos obligados a abandonar su carrera política.
Andrés Manuel López Obrador es el caso más conocido. Llegó al Gobierno del Distrito Federal sin cumplir los requisitos legales, fue desaforado y después exonerado sin justificación convincente. A varios de sus colaboradores cercanos se les exhibió en casos patéticos de corrupción. Hoy López Obrador es el salvador de los pobres en México y un líder popular secundado hasta por intelectuales de la calidad de Elena Poniatowska.
Emilio Gamboa Patrón ha ocupado casi todos los cargos de la política mexicana: secretario particular del presidente, subsecretario, secretario de Estado, senador y diputado. Estuvo involucrado con una mujer ligada al narcotráfico y ha sido señalado en varias ocasiones por actos de corrupción. En días pasados se filtró una charla que tuvo con un empresario en donde recibe órdenes para evitar la aprobación de una Ley. Hoy Gamboa diputado plurinominal, líder de la bancada priista en la Cámara Baja y considerado como víctima del espionaje telefónico hasta por sus rivales de partido como Diego Fernández.
Santiago Creel es un abogado reconocido pero su ambición política lo llevó a ?regalar? concesiones de mucho valor a Televisa desde la Secretaría de Gobernación. Perdió por amplio margen la candidatura presidencial del PAN, no obstante su partido le obsequió una curul plurinominal y hoy es ni más ni menos el líder de la bancada panista en el Senado.
Manuel Camacho Solís fue parte del equipo del PRI que hizo ganar sospechosamente a Carlos Salinas en 1988. Desde su berrinche en 1993 cuando no fue elegido como candidato del PRI a la Presidencia, Camacho ha participado en innumerables intrigas contra México. Hoy es el principal asesor político de López Obrador y por ende uno de los responsables de las protestas post electorales que tanto dañaron a México.
En esta lista negra pueden agregarse muchos casos de colaboradores y hasta familiares del presidente Vicente Fox, cuyo sexenio tampoco estuvo a salvo de los escándalos de corrupción e incompetencia.
Por todo lo anterior Felipe Calderón tiene en sus manos dos enormes retos: mantener sus manos y las de sus colaboradores pulcras a lo largo de los próximos seis años y demostrar que en México se puede gobernar y avanzar con una clase política más capaz y honesta.
¿Será posible lograrlo finalmente?
Envía tus comentarios a:
josahealy@hotmail.com