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Actitudes| Rotundo fracaso

José Santiago Healy

Si a Jorge Castañeda le valió el puesto de canciller, al presidente Vicente Fox, le debería costar mucho más caro su fracaso político y diplomático.

La propuesta de un acuerdo migratorio con Estados Unidos que tantas esperanzas levantó hace seis años concluirá con una muralla electrónica tan sofisticada que producirá más muertes y sufrimiento entre nuestros paisanos.

De una enchilada completa terminamos en una tortilla gigantesca que será usada con alarde de tecnología para contener a los inmigrantes.

Fueron seis años de gritos y sombrerazos, de encuentros y desencuentros, de un diálogo que conforme avanzó el sexenio foxista se convirtió en monólogo porque ninguna de las partes se dedicó a negociar y a escuchar.

Hoy el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, lanza sus bravatas por el acuerdo del Congreso norteamericano de construir una barda de 1,126 kilómetros (unas 700 millas) en áreas clave de tráfico de indocumentados.

¿Pero dónde estuvo Derbez el año pasado cuando los activistas hispanos se enfrentaban con los caza-migrantes en la frontera norteamericana? ¿Dónde estuvo el Gobierno foxista en mayo pasado cuando millones de paisanos protestaron ante la amenaza de convertir a los indocumentados en delincuentes federales?

¿Por qué ni Fox ni Derbez realizaron un plan de cabildeo efectivo en Washington con el ánimo de aflojar los insanos propósitos de los republicanos? ¿Estarían muy ocupados en sus trifulcas con Andrés Manuel o simplemente vieron que entrarle a este ?torito? significaba asumir compromisos que después no sería posible cumplir?

Se dice que la mejor negociación es aquélla en donde las dos partes resultan ganadoras. Lamentablemente el Gobierno mexicano nunca ha querido asumir su responsabilidad en este complejo problema migratorio entre México y Estados Unidos.

Ninguno de los dos países puede controlarlo y menos detenerlo, pero si se trabajara con el ánimo de atacar el fenómeno desde su raíz, habría resultados sorprendentes.

Obviamente la enorme desigualdad en el pago salarial es una de las razones principales. En Estados Unidos un obrero calificado gana hasta 16.90 dólares la hora mientras que en México el pago es de 2.79 dólares.

Un trabajador mexicano requiere una jornada de por lo menos ocho horas para adquirir una canasta básica para alimentar a su familia durante un día. En Norteamérica basta una hora con 45 minutos para lograr adquirir el mismo lote de alimentos.

La segunda razón es la enorme oferta de empleos que produce una economía tan desarrollada como la norteamericana. La mayoría de los mexicanos que cruza al vecino país lleva una promesa de empleo bajo el brazo. En California, Indiana o Nevada tienen a un hermano o un compadre que ya les aseguró un trabajo.

Desafortunadamente entramos en discusiones pasionales y no diplomáticas que calentaron los ánimos en ambos lados de la frontera sin llegar nunca a un punto de acuerdo.

Es muy probable que tengamos sorpresas en las elecciones legislativas del siete de noviembre. Los escándalos de varios congresistas republicanos por corruptos e inmorales, han asqueado al electorado y se espera que los demócratas alcancen mayoría y el liderazgo.

Pero aún así no será fácil aprobar una reforma migratoria. La construcción del muro fue aprobada por una mayoría considerable de 283 votos de apoyo contra 138 en contra, de los votos a favor 64 correspondieron a legisladores demócratas que se creyeron el cuento chino de los republicanos racistas.

En el fondo los norteamericanos intentan defender sus raíces anglosajonas pero no se han dado cuenta que el mundo y su país cambió desde hace décadas. Hoy Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Miami, son ejemplo viviente de la diversidad de razas, culturas e idiomas.

Pero vale señalar que la arrogancia yanqui tampoco se vencerá con declaraciones agresivas ni con posturas patrióticas que allende del Bravo ni siquiera son tomadas en cuenta.

Lástima porque se fue una oportunidad de oro para salvar a millones de compatriotas que hoy más que nunca requieren de un estatus legal para vivir y trabajar con dignidad.

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