El síndrome López Obrador deambula en varias entidades mexicanas que celebrarán elecciones durante el año próximo.
Una de ellas es Baja California en donde la rivalidad entre el gobernador Eugenio Elorduy y el alcalde de Tijuana, Jorge Hank Rohn, está por convertirse en una cruenta guerra política con un saldo nefasto para la sociedad.
De hecho la escasa colaboración entre ambas autoridades disparó los índices de violencia en Tijuana en donde los crímenes, secuestros y asaltos siguen a la orden del día. Sólo en este año han sido asesinados 23 policías y el número de muertes violentas supera los 300.
Elorduy con la fuerza del aparato estatal está dispuesto a todo con tal de impedir que Hank Rohn llegue a la gubernatura. Pero Hank, un millonario excéntrico con un pasado turbulento, está decidido a ganar la elección de 2007 cueste lo que cueste y pésele a quien le pese.
El polémico propietario de la casa de apuestas más grande de Latinoamérica probó la gloria con la alcaldía y ahora quiere ser gobernador a pesar que el balance de su Administración ha sido gris por no decir que oscuro.
A raíz de su segundo informe de Gobierno arrancó una campaña impresionante de publicidad en los medios electrónicos y se espera que al renunciar en enero a la alcaldía para buscar la candidatura por el PRI, Baja California amanezca inundada de publicidad electoral.
Hank acaba de ganar el primer round a su archienemigo Elorduy al recibir la bendición por parte del Tribunal Estatal Electoral para participar en la contienda del año entrante.
En Baja California existe una Ley apodada ?Antichapulín? que impide a los funcionarios en puestos de elección popular aspirar a cargos electorales antes de concluir su mandato.
Esta Ley tiene visos anticonstitucionales, pero hasta el momento había sido respetada por los políticos quienes cumplían sus periodos para después aspirar a otros cargos.
Pero el aguerrido Hank sabe que es su momento y no quiere esperarse otro sexenio para lanzarse a conquistar la silla más codiciada de Baja California.
Hank prometió abatir la inseguridad y modernizar a Tijuana, obviamente no cumplió ninguna de estas dos metas. Por lo mismo basado en los resultados de su gestión el alcalde tijuanense no tendría la menor oportunidad de llegar a ser gobernador.
Pero ha gastado tantos millones de pesos en publicidad que si algún apellido conoce la gente en Tijuana y en general en Baja California es precisamente el de Hank. Por lo pronto ya contrató a los genios nacionales para manejar su imagen publicitaria de su campaña.
Al momento Elorduy y el PAN tienen dos opciones para evitar que Hank llegue a la grande. La primera es enfrascarse en una lucha legal para hace valer la ?Ley Antichapulín? lo que podría ocasionar un efecto similar al desafuero de López Obrador. La segunda es seleccionar a un buen candidato y superar al PRI en su campaña.
Lo malo es que Hank Rohn lleva dos años de ventaja en materia de publicidad a los pre-candidatos del PAN. El mejor posicionado era Jaime Osuna Millán, pero prefirió amarrar un puesto de diez años en la Cofetel a jugarse el todo por el todo en Baja California.
Le siguen José Guadalupe Osuna, ex diputado y ex alcalde de Tijuana con una magnífica reputación, pero con escaso carisma y proyección estatal. Francisco ?Kiko? Vega, otro ex alcalde tijuanense, posee más popularidad pero no pertenece al establo del gobernador.
Elorduy, con su estilo impositivo, podría sacar de la manga a un candidato de sus simpatías, pero con el riesgo de repetir el error de 2004 cuando su delfín perdió Tijuana por su inexperiencia e ingenuidad.
Será 2007 un año político muy álgido para Baja California con el riesgo de caer en una elección muy cerrada y cuestionada, tal como ocurrió a nivel nacional en 2006. Para colmo se agudizarán las pugnas entre las instancias para beneficio del crimen organizado que ha sido el principal ganador en este río tan revuelto.
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