Abogados de 11 ex prisioneros iraquíes presentan la demanda en la Fiscalía General de Alemania.
EL UNIVERSAL
BERLíN, ALEMANIA, - El ex secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, está ahora en la mira de varios activistas de organizaciones de Defensa de Derechos Humanos, que quieren ver a Rumsfeld tras las rejas en una prisión alemana.
Un grupo internacional de abogados hizo llegar ayer, a la Fiscalía General de Alemania, una voluminosa demanda de más de 300 páginas, donde acusa al ex jefe del Pentágono de haber cometido crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos.
La demanda, que fue presentada por los abogados en representación de 11 ex prisioneros iraquíes de la cárcel de Bagdad, Abu Gharib, y de un ciudadano de Arabia Saudí, que aún se encuentra detenido en Guantánamo, afirma que estos prisioneros fueron torturados por orden directa de Rumsfeld y de otros altos miembros del Gobierno de George W. Bush, entre ellos el actual ministro de Justicia, Óscar Gonzalez y el ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), George Tenet.
?Todavía no estamos seguros de si podremos llevar a Rumsfeld ante un juez, pero la Fiscalía General está obligada a iniciar una investigación?, dijo en Berlín, el abogado alemán y coordinador de la iniciativa, Wolfgang Kalek.
?Si fracasamos aquí, volveremos a insistir en Francia, en España o en cualquier otro país europeo, porque deseamos demostrar que no habrá ningún lugar seguro en el mundo para él y sus aliados?, añadió.
Hace dos años, el grupo de abogados que representa a varias organizaciones de derechos humanos había presentado ante la justicia alemana una demanda similar, pero en aquella ocasión la Fiscalía se negó a abrir una investigación.
Los abogados piensan ahora que las condiciones legales han cambiado y creen que pueden llevar a Rumsfeld ante un juez ya que, al haber renunciado a su cargo, el ex jefe del Pentágono también perdió su inmunidad.
Según las leyes alemanas, un ciudadano extranjero puede ser juzgado en el país aún cuando los crímenes de guerra hayan sido cometidos en el extranjero.
A diferencia de 2004, los abogados cuentan en esta ocasión con pruebas y testimonios más sólidos y con una testigo formidable, la general de Brigada y ex comandante de la cárcel de Abu Gharib, Jannis Karpinski.
?Es mi obligación, ante la opinión publica, contar lo que vi y experimenté en Irak?, dijo la ex oficial del Ejército estadounidense durante una rueda de prensa en Berlín. ?Espero que mi testimonio impida que este tipo de cosas vuelva a repetirse en cualquier otra parte del mundo?, añadió la ex oficial, que aún sigue creyendo que fue un chivo expiatorio de la jerarquía militar de su país.
El caso mejor documentado es el de Mohamed al Khatani, un saudí a quien las autoridades estadounidenses lo identificaron como un potencial participante de los ataques del 11-S. ?AL Khatani fue capturado en Afganistán y llevado a Guantánamo en el verano de 2002?, reveló el Kalek.
?Allí los interrogadores se enfrentaron en dos fracciones: los que querían torturarlo y los que decían que eso no servía para nada. Triunfaron los primeros y los otros recurrieron a la prensa?, añadió.
Una investigación militar concluyó, en julio de 2005, que Khatani había sido obligado a comportarse como un perro, a bailar con otros hombres, a aparecer desnudo ante mujeres, a lucir un corpiño, además de impedirle que practicara su religión.
?Existe una especie de diario de tortura y un informe que dice que Rumsfeld en persona estuvo involucrado en el interrogatorio?, sentencio Kalek. Pero el Pentágono, a pesar de las pruebas reunidas, decidió que el prisionero no había sido sometido a torturas.