VICENTE GUERRERO, DGO.- Integrantes del grupo de trabajo ?El Edén? acusan de incumplimiento a María Mayela Solís Puente sobre los acuerdos establecidos en la Procuraduría Agraria, donde se comprometió a entregar el 50 por ciento de la maquinaria del Programa de la Mujer en el Sector Agrario (Promusag), respaldado por la Federación con 162 mil pesos.
Dicho proyecto fue autorizado en 2004 por la Secretaría de Reforma Agraria para beneficio de diez madres de familia; solamente los primeros meses trabajaron en armonía, pues según Martha Fernández Domínguez y Gloria Serrano Barboza, antes del año María Mayela, con el apoyo de su esposo Francisco Javier López García, se apropió de la maquinaria y dejó fuera a casi todas las socias.
De acuerdo con la audiencia en la Procuraduría Agraria entre los dos grupos en pugna, el 3 de octubre de 2005 acordaron de conformidad repartirse la maquinaria. Además, María Mayela se comprometió a pagar 30 mil pesos como parte de la utilidades; lo primero lo entregaría el 7 de noviembre y lo segundo el 31 de marzo de 2006.
A la fecha la empresa de corte y confección ?El Edén? se ha convertido en propiedad de la familia de María Mayela, pues no ha entregado la maquinaria, o sea, cuatro máquinas de coser industriales, una máquina Overlock y un equipo de planchado, señalan las quejosas.
Del acuerdo establecido se envió comunicación a las oficinas centrales de México, pero es fecha que no responden, a pesar de haber comprobado en su momento las irregularidades de esta empresa, que en lugar de beneficiar a diez madres de familia sólo la de María Mayela está recibiendo los frutos.
Aparte de Martha Fernández Domínguez y Gloria Serrano Barboza, socias fundadoras de esa empresa, también aparecen entre las inconformes Juana Terrazas, Gloria Lina Puerta Serrano y María Martínez Zamora.
Consideran que hay mucho burocratismo, pues desde octubre del año pasado se notificó a las autoridades de la Secretaría de la Reforma Agraria y a la fecha no hay respuesta.
Mientras tanto, María Mayela no valora la figura asociativa que respalda el proyecto, a tal grado que, asumiendo una actitud patronal, concedió la dirección a su esposo Francisco Javier López, quien nada tiene qué hacer en esta empresa de mujeres.
