Sin llegar a ser un misterio, los orígenes de La Laguna siempre ha sido un tema enigmático y apasionante.
Y lo es, no sólo porque se remonta a tiempo más allá de lo que el ciudadano común cree, sino también, porque es frecuente que se le dé mayor trascendencia a la historia de principios del siglo pasado, que aquella que constituye el verdadero surgimiento de la Comarca.
Es por ello que resulta interesante e ilustrativo el libro: “La Comarca Lagunera, Constructo Cultural”, debido a la pluma de Sergio A. Corona, publicado recientemente por la Universidad Iberoamericana Torreón.
En este texto, el doctor Corona se adentra en la historia de La Laguna al través del análisis científico y la investigación, y sustenta puntos de vista interesantes. Pero no basándose en apreciaciones personales, sino en documentos que forman parte de este interesante libro.
Su trabajo se centra en la forma en que se entrelazan la economía y la fe “en la configuración de una mentalidad multicentenaria”, así como en el papel que jugaron los jesuitas en el surgimiento y desarrollo de la Comarca.
Sergio sitúa en el año de 1598 “el simbólico parteaguas entre la gentilidad y la cristiandad, entre la prehistoria y la historia, entre la infinitud de los espacios y la formación de una comarca domesticada por el hombre y para el hombre”.
Sin embargo, de acuerdo con los datos y documentos que su investigación aporta, La Laguna ya era conocida con ese nombre hacia 1777.
No obstante ello, señala además, que: “otros documentos de carácter militar de finales del siglo XVIII, como son las filiaciones de algunos de los integrantes de la Segunda Compañía Volante de Caballería de San Carlos de Parras, mencionan a algunos de sus integrantes como nacidos en La Laguna de la Nueva Vizcaya o simplemente en La Laguna”.
Esta Comarca nuestra, no nació entonces hacia finales del siglo XIX, ni menos surgió a la vida a principios del XX.
Hay sí, un impulso especial y significativo de desarrollo hacia esas épocas. Pero no nos podemos quedar ahí, sino que es necesario remontarnos más allá y es lo que nos permite la investigación realizada por Sergio Corona.
No debemos, sin embargo, dejar de advertir que la nuestra es una Comarca de alubión, en la que en un momento dado de su historia, convergieron muchos hombres de muy diversas etnias y ello le dio a la Comarca un “sabor especial” y cierta identidad que la caracteriza.
“Los colonos del siglo XVI -que ciertamente llegaron para quedarse- (nos dice Sergio), establecieron relaciones nuevas con el entorno lagunero y ellos se convirtieron en los padres fundadores de nuestra cultura lagunera”.
Entonces como ahora, el trabajo fue el elemento distintivo de aquellos hombres. Casi se podría decir, que desde aquellos años los habitantes de esta Comarca entendieron que sólo en base a un esfuerzo continuo podría llegar a ser ésta una gran región.
A aquellos antiguos pobladores poco o nada les fue dado gratuitamente. Había que ganarse el pan aplicando la sentencia bíblica: “con el sudor de su frente”.
Por eso, podríamos decir, que el lagunero lucha, se empeña; defiende su territorio, lo ama y respeta. Pero también, exige respeto a sus derechos. Mejores condiciones de vida; y un trato, no mejor, pero sí igualitario frente a otras regiones de los dos estados en cuyos territorios se asienta la Comarca.
Interesante resulta descubrir la lucha que sostuvieron los habitantes de San José de Matamoros, frente al terrateniente Zuloaga, la cual concluyó con el decreto expedido por Benito Juárez mediante el que determinó que “este poblado se elevara a la categoría de villa, con el nombre de Matamoros. Esto sucedió el cinco de septiembre de 1864”.
Muchas cosas interesantes y reveladoras se desprenden del libro escrito por Sergio Corona. De ahí que considere que éste se convertirá en un texto de lectura obligada para todo el que quiera conocer nuestra historia y saber, como él mismo afirma: “qué ha sido La Laguna y qué papel desempeñó en el surgimiento de Torreón, cuáles son los principales valores transgeneracionales que la han caracterizado y cómo su gente ha vivido en el pasado (a partir de la búsqueda de la seguridad vital) la relación cultural entre la economía y la fe”.