Fox ha sido un pésimo presidente. Fox ha sido un magnífico presidente. Así se dividen las opiniones sobre nuestro primer mandatario y creo que ambas ideas resultan correctas.
Al igual que cualquier ser humano, Vicente Fox ha tenido a lo largo de su sexenio aciertos y errores. A pesar de todo, hoy tenemos una economía estable y una buena expectativa de futuro.
Es cierto que para muchos Fox carece de inteligencia y de un bagaje cultural cuando menos aceptable. Cuando dijo José Luis Borgues la clase intelectual puso el grito en el cielo, y no perdonan aún la torpeza de haberse besado con Marta Sahagún frente a la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Demostró su ingenuidad al pedirle a Fidel Castro, en una llamada telefónica, que no incomodara a Bush durante su visita a Monterrey y utilizó finas toallas cuyo precio seguramente ignoraba. Sin embargo, frente a estos dislates, tuvo grandes aciertos, como por ejemplo el haber resistido los tiempos de recesión estadounidense, el impulsar la construcción de vivienda y el haber hecho lo necesario para tener una economía estable.
Aunque muchos lo duden, detrás de ese presidente de modos poco usuales para su investidura, existe un hombre inteligente, bien intencionado, valeroso y, sobre todo, que ama a su patria.
Vicente Fox es quizá el primer mandatario en la historia en ejercer sus funciones bajo la mirada voraz de la Oposición. Antes, el presidente de la República era el amo y señor de este país. Nada podía hacerse sin su consentimiento, y bastaba que levantara el dedo para que sus órdenes fueran ejecutadas. Pero nuestro presidente tuvo el valor y el tino de respetar la autonomía de los poderes y de las instituciones. Esta decisión, aunque buena e indispensable, truncó el desarrollo de México, pues durante este sexenio los diputados del PRI y del PRD hicieron muy bien su trabajo de frenar cuanta iniciativa presentó el jefe del Ejecutivo.
A pesar de todo, México está en un momento como no se veía hace décadas. El peso se ha mantenido fuerte frente al dólar. La inflación ha sido la menor desde hace 30 años, registrándose en menos del cinco por ciento. La Bolsa Mexicana de Valores es fuerte y rentable. Existe una verdadera división de poderes. Se dio un paso decisivo para permitir a los ciudadanos el acceso a la información pública, es decir, se transparentaron muchos procesos que antes permanecían en lo oscurito. Ha habido un combate mayor al narcotráfico en comparación con otras Administraciones. Ha impulsado grandes proyectos como el de la central hidroeléctrica “El Cajón”, entre otras acciones dignas de ser aplaudidas.
Aunque fueron muchos sus aciertos, el presidente Fox cometió grandes errores. El primero de ellos fue el de buscar el desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Aunque había motivos legales para hacerlo, este problema se manejó desde una óptica política y sirvió para que el ex candidato perredista se convirtiera en un líder seguido por millones de personas. Si no se hubiera hecho caso a todas las provocaciones de AMLO, quizá ahora ya habría un presidente electo y, sobre todo, un México menos dividido.
Otro gran error de Fox fue el de haber nombrado como secretario de Gobernación a Santiago Creel. Como claro aspirante presidencial, su poder negociador era muy poco, pues todos veían en él a un próximo rival en las urnas. Además, el discurso del ahora coordinador panista en el Senado era virulento y provocaba desencuentros insalvables con las fuerzas opositoras.
Ahora, pese a todo lo ocurrido, millones de mexicanos están conformes con la Administración foxista y a ellos me uno. Confío que el tiempo será justo con él y espero que nuestro próximo presidente no nos obligue a extrañarlo. Muchas cosas dejaron por hacerse, sin embargo, hoy México es muy distinto al de hace seis años y en cierta medida debemos agradecérselo a Vicente Fox.
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