Múltiples dudas atormentan mi tranquilidad. Una de ellas, por ejemplo, es por qué el miedo a las palabras largas se llama hippopotomonstrosesquippedaliofobia. Otra incertidumbre que me roba el sueño se relaciona al efecto causado por la meyosis en las células germinales especializadas de los órganos sexuales. Sin embargo, estas dudas son insignificantes frente a otra de proporciones gigantescas: ¿para qué fregados sirve un regidor?
Muchos años he andado tras esta respuesta y hasta ahora no había encontrado ni siquiera pistas que consiguieran aliviar mi desesperación. El Diccionario de la Real Academia Española nos dice que un regidor es un concejal que no ejerce ningún otro cargo municipal, y agrega otra acepción del término: “Persona que en el teatro cuida el orden y realización de los movimientos y efectos escénicos dispuestos por la dirección, mediante indicaciones a los actores, tramoyistas, encargados de la iluminación y del sonido, y servidores de escena en general”.
El primer término no aplica a muchos regidores de los distintos municipios del Estado, porque ellos, además de no ejercer ningún otro cargo municipal, tampoco ejercen su propio cargo. La segunda definición del diccionario en apariencia es más acertada, pues los regidores parecen ser parte de un montaje teatral y no de una Administración municipal, sin embargo, tampoco nos revela el verdadero significado de este término.
En los reglamentos municipales se establece que los ediles tienen la obligación de sesionar por lo menos dos veces por mes en el Cabildo en Pleno, gestionar apoyo para los ciudadanos, acudir a sus oficinas ubicadas en Presidencia Municipal, y trabajar en las juntas de comisiones integradas por ellos mismos. Aunque el análisis de estas obligaciones permite aproximarme a la respuesta de mi duda, no alivia completamente mi curiosidad.
Ante esta falta de definiciones acertadas, hoy adoptaré el papel de un académico lingüista y daré a conocer la siguiente definición producto de largas y sesudas reflexiones: “Regidor: 1. (m y f) Persona o ente que, siendo funcionario público, lleva a cabo sus funciones respondiendo siempre a intereses privados; 2. (m y f) Persona que sirve para servirse de aquéllos a quienes supuestamente sirve”.
Modestia aparte, no había encontrado hasta el momento mejores definiciones sobre la palabra regidor. Estoy seguro que usted en algo ha de coincidir conmigo, pues lo visto en la ciudad nos lleva a confirmar la tesis de que los regidores, lejos de servir a los ciudadanos, privilegian siempre sus propios intereses al fabricar para ellos mismos privilegios que el común de los mortales no tenemos.
Durante la pasada Administración, el Cabildo de Torreón aprobó la aportación de cuantiosos recursos para la construcción del Distribuidor Vial. Meses más tarde, cuando se supo de los desperfectos de la obra, no se presionó lo suficiente al alcalde para exigir cuentas claras sobre es defectuosa edificación.
Además, los regidores, en todo el Estado, son famosos por los jugosos bonos que suelen recibir al final de las Administraciones.
Indignados debemos estar los coahuilenses por nuestros regidores. En acto de corrupción suma han incurrido múltiples ediles coahuilenses, pues no sólo es ladrón aquel que roba a escondidas, sino también aquel que tiene la desfachatez de creerse merecedor de algo que no le pertenece.
¿Para qué fregados sirve un regidor? Gracias a los ediles que hemos tenido en los distintos municipios del Estado la respuesta es muy sencilla: los regidores sirven para servirse de aquéllos a quienes supuestamente sirven.
Por tal motivo, debemos festejar la iniciativa de los legisladores locales perredistas de reducir, en un 33 por ciento, las plazas para regidor en los municipios coahuilenses. Aprobar esto significaría, en primer lugar, ahorrar recursos y, por otro lado, disminuir la haraganería de estos funcionarios municipales pues, al ser menos, se verán obligados a trabajar más.
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