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Adultos mayores, fans del yoga

En los últimos años, la popularidad del yoga ha crecido tanto como la del aerobismo en la década de los 70's.

ANN ARBOR, Michigan, EU (AP).-En un cuarto espacioso del Centro Ann Arbor para Personas de Edad Avanzada la clase de yoga está en pleno desarrollo. Más de diez hombres y mujeres de 55 años en adelante permanecen arrodillados en fila sobre alfombras suaves, estirando sus piernas y flexionando los tobillos.

Donna Pointer, la instructora de 69 años, los alienta a estirarse un poquito más. "La flexibilidad de los tobillos es necesaria si queremos caminar por nuestros propios medios", explica.

Los estudiantes aportan una variedad de destrezas y experiencias a la clase. Algunos practican yoga desde hace 20 años o más. Otros son ex atletas que quieren mantenerse ágiles y activos. Unos pocos se están recuperando de apoplejías, operaciones quirúrgicas o artritis. Una mujer dice: "Ignoré mi cuerpo durante 62 años; ahora me reclama". Pero, según dice Pointer, todos tienen algo en común.

"A esta edad", aclara, "lo más importante es mantener la independencia".

En los últimos años la popularidad del yoga ha crecido tanto como la del aerobismo en la década de los 70's.

Las estrellas de Hollywood lo han adoptado y los gimnasios ofrecen clases que combinan el yoga con el aerobismo, los bailes modernos e incluso el boxeo. Los medios de comunicación tienden a presentar a las personas que practican yoga como jóvenes bellos y en buena forma que sudan para aplanar sus músculos abdominales e iluminarse.

Enfrentados a esos anuncios de juventud, belleza y buen estado físico, las personas mayores bien pueden preguntarse si es también para ellos.

"El yoga es una actividad excelente para la gente de edad avanzada", sostiene Mike Siemens, director de fisiología del ejercicio del centro de salud Canyon Ranch en Tucson, Arizona, cuyo trabajo es en parte ayudar a que las personas desarrollen planes realistas de ejercicio físico.

El yoga puede beneficiar a las personas de edad avanzada de tres maneras importantes, dijo: mejorando el equilibrio (que puede ayudarles a evitar que se caigan), la fortaleza y la flexibilidad. Por lo tanto, es fundamental que encuentren una clase y un profesor adecuados para ellos.

¿A qué tienen que prestar atención? Los expertos coinciden en que un profesor experimentado es decisivo, un profesional que tenga en cuenta en sus clases los problemas de salud de sus alumnos, desde la artritis hasta la presión sanguínea.

"El yoga debe enseñarse de manera cuidadosa a las personas con necesidades especiales", manifiesta Laurie Blakeney, profesora de alumnos de más de 50 años en Ann Arbor.

Antes de inscribirse en las clases, las personas mayores deberían preguntar a los profesores cuál será el ritmo y las demandas de las actividades.

Una persona de edad avanzada que termina en una clase con estudiantes jóvenes puede sentirse intimidada, frustrada y, por sobre todas las cosas, lastimarse al intentar seguir el ritmo de los demás.

"Vayan a probar una clase y vean lo que piensan" e intenten con profesores diferentes, sugirió Pointer a los estudiantes. "El yoga les atraerá, o no. No necesariamente es para todos".

Siemens sugiere encontrar un instructor certificado por alguna asociación de profesionales de yoga.

"El yoga nunca debería ser algo doloroso", sostiene. "Estirarse hasta un punto de tensión, no de dolor".

Una clase diseñada específicamente para jubilados puede aún así ser un desafío, pero no desmedido. Para muchos estudiantes de la clase de Pointer, el desafío alcanzable los ha llevado a la camaradería y a gozar de un mejor estado de salud.

Mary, que no quiso dar su apellido, tuvo hace diez años una apoplejía que la dejó con problemas de equilibrio y malestar en la cadera en el costado derecho. Explicó que la práctica de yoga le ha ayudado a recuperar fuerza en la espalda, flexibilidad y confianza en sí misma.

"Si me agachaba para alcanzar algo en un estante cuando iba de compras no podía volver a erguirme", dijo la mujer de 77 años. "Ahora puedo hacerlo sin ayuda".

El único prerrequisito de Pointer, la profesora, es que los estudiantes puedan agacharse y levantarse del piso sin ayuda. Como el equilibrio es un problema para muchas personas mayores, se pasan casi toda la clase sentados o acostados.

Los estudiantes más experimentados son bastantes ágiles, pero aún así deben enfrentar el impacto de la edad.

Después de estirar los tobillos, los estudiantes extienden los brazos, giran el torso e incluso realizan ejercicios abdominales. Los integrantes de la clase vivaron a un compañero que pudo sentarse sobre sus talones por primera vez en años.

"Disfruto cuando veo sus progresos", dice Pointer de sus alumnos.

Pointer enseña el método Iyengar de yoga desde hace 30 años y en sus clases desalienta todo amago de alarde. "No estoy intentando que logren una pose perfecta", dice. "El yoga no es un deporte competitivo".

Ese principio es un sostén de casi todas las clases de yoga. Pero con frecuencia es ignorado por estudiantes que se reprenden por no poder estirarse más, o que se sienten engreídos porque tienen más agilidad que otros para realizar una cierta pose.

"Las personas de edad avanzada conocen sus límites", expresa Blakeney. "No se sienten dolidos cuando no pueden hacer algo".

Blakeney también cree que los mayores son buenos estudiantes de yoga por la experiencia y la sabiduría que llevan a las clases. "Son menos flexibles físicamente", afirma, "pero los estudiantes mayores tienen una mejor comunicación con su cuerpo, porque han vivido en él por más tiempo".

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