Dedica la ONU el Día Mundial del Medio Ambiente a analizar el fenómeno de la desetización.
EFE / EL PAÍS
GINEBRA, SUIZA.- Las dos mil millones de personas que viven en regiones áridas y semi-áridas del planeta sufren las consecuencias de la degradación de esas tierras, otro de los efectos del cambio climático afirmó hoy el responsable del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) , Kemal Dervis.
Con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, el representante de Naciones Unidas señaló que esas poblaciones están marginadas ?geográfica y políticamente? y son víctimas de la falta de servicios de energía modernos y de la escasez del agua.
Aseguró que su institución trabaja para hacer posible que los habitantes de esas regiones puedan tener acceso a fuentes alternativas de energía, puesto que actualmente dependen para cocinar y calentarse de los combustibles tradicionales de biomasa, tales como la madera, el estiércol y el carbón vegetal, que agravan la degradación de los suelos y aceleran la desertización.
El Día Mundial del Medio Ambiente está consagrado este año al fenómeno de la desertización, que causa pérdidas anuales por 42 mil millones de dólares en la productividad alimentaria mundial, según estudios internacionales. A ello se suma el sufrimiento y las vidas humanas que se pierden por el hambre y la necesidad que muchos tienen de abandonar sus lugares de origen para instalarse en áreas más productivas.
Las tierras áridas, que cubren en total 41por ciento de la superficie terrestre, se caracterizan por un bajo índice de precipitación pluvial y un alto índice de evaporación.
Alrededor de 90 por ciento de las poblaciones que allí están asentadas corresponden a países en desarrollo y su situación empeora por la rápida degradación de esas tierras, un problema que ya afecta a entre el diez y 20 por ciento de las mismas.
Se calcula que la superficie total de tierras afectadas por la desertización va de seis a 12 millones de kilómetros cuadrados, lo que es alarmante si se tiene como punto de referencia que las superficies de Brasil, Canadá y China suman entre ocho y diez millones de kilómetros cuadrados.
En una declaración escrita, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, afirmó que ? el problema es particularmente agudo en Africa subsahariana y Asia meridional, donde la degradación de las tierras áridas se ha convertido en un grave obstáculo para la erradicación de la pobreza y el hambre.
