Agencias
OAXACA, Oaxaca.- Con palos, varillas y machetes, un grupo de 350 miembros y simpatizantes del magisterio amagó a oaxaqueños que celebraban la Guelaguetza en un parque público de esta ciudad y los hicieron renunciar a su festejo.
Tras bailar dos piezas de banda oaxaqueña, sobre una tarima con carpa, los concurrentes vieron arribar a los manifestantes al Parque Los Olivos, gritando enardecidos y con los puños en alto sus consignas contra el gobernador Ulises Ruiz.
?¡Ya cayó, ya cayó! ¡Ulises ya cayó!?.
?¡Marranos, puercos vendidos!?, gritaban a los asistentes al festejo, porque la tarima y la banda musical fue contratada por la Secretaría de Cultura del Estado.
?Un saludo para los arrastrados, ¡ésos son, ésos son, los que chi... la nación!?, coreaban quienes en un principio se mantuvieron junto a su grupo de choque, a una distancia de 50 metros.
Entre unos y otros estaba un monumento de Benito Juárez.
Los primeros en bajarse de la tarima fueron los músicos de la banda y enseguida los danzantes, la mayoría mujeres de todas las edades. Siguieron con la pieza a un costado del escenario montado.
Luego empezó el intercambio de palabras que se convirtieron en gritos, cuando unos y otros se empezaban a ver cara a cara.
?Somos oaxaqueños que venimos a ver una Guelaguetza gratis, y nos vienen a correr?, le decía un señor de más de 50 años a un joven inconforme.
-¡Esto es un festejo de la burguesía!
-¿A qué le llamas burguesía?
-Y eres acarreado.
-¡Yo no soy acarreado, yo le doy de comer a diez familias, porque tengo mi empresa, yo no soy ningún acarreado, amigo!
-¿De veras?
-¡Yo quisiera platicar contigo, platicar, dialogar!
-A mí no me interesa platicar contigo, con gente de la burguesía, con gente como tú.
Una señora juraba a gritos ante un grupo del magisterio que de ahora en adelante se apretaría el estómago para mandar a su hija a una escuela privada, aunque se quedara sin dinero.
Con los ánimos ya caldeados, los manifestantes se soltaron a correr a la tarima, rompieron unos cartelones y empezaron a patear y zapatear sobre las tablas.
Antes, los músicos salieron corriendo con todo e instrumentos, incluida la tuba. Los asistentes que quedaban, decidieron irse discretamente.
Este es el primer incidente donde el magisterio y sus grupos de apoyo cambian de objetivo -que siempre ha sido la autoridad estatal- y sabotean un acto donde todos eran hombres, mujeres y niños ajenos al Gobierno.
La turba, además, dio muestras de estar fuera de control.
Rogelio Pensamiento, líder de la Unión de Trabajadores de la Educación y uno de los cabecillas de la manifestación, daba una entrevista cuando de pronto sus huestes se lanzaron corriendo contra el Teatro Juárez, ubicado frente al parque.
?¡Esto no estaba contemplado!?, gritaba el dirigente, corriendo y dejando atrás las grabadoras y micrófonos.
En la puerta del teatro había una fila de 200 madres de familia y niños, que se disponían a entrar a un Encuentro de Bandas Infantiles de Oaxaca.
Desesperados ellos abrieron las puertas de cristal y corrieron al interior del inmueble, pero enseguida los guardias cerraron el acceso y dejaron afuera a decenas de personas.
La avanzada del magisterio que se condujo al teatro, llevaba en los puños varillas, palos y uno que otro machete. Algunos iban con aliento de mezcal. Justo al límite de la situación, varios líderes se impusieron a gritos y detuvieron a sus filas. Enseguida, recondujeron a sus huestes hacia el zócalo.