En el receso obligado del campeonato mexicano, habida cuenta que hoy en día se juegan dos torneos en el año, las Águilas del América decidieron dar por terminada la relación laboral con el señor tècnico Mario Carrillo.
Los tratos con el estratega mexicano por parte del alto mando azulcrema estuvieron signados por rasgos tormentosos y tortuosos acuerdos.
Basta recordar que, cuando Manuel Lapuente decidió tomar un descanso por prescripción médica, dejó su lugar en forma interina a Carrillo quién una vez concluido el plazo se fue, aduciendo que ese era el acuerdo y había que cumplirlo pese a la buena marcha del equipo.
Posteriormente fue recontratado y con Manolo en la vicepresidencia técnica lograron el campeonato y quedaron cerca de repetir sólo que se atravesaron los Tigres y los echaron fuera en el mismísimo estadio Azteca.
De trato difícil, filósofo rupestre, iluminado por libros de metafísica elemental, Carrillo fue de a poco perdiendo piso y contacto con la realidad. La comunicación con sus jugadores terminó siendo nula y la dolorosa eliminación fue la gota que derramó el vaso.
Sin embargo, los aficionados ?cremas? que por cierto, se cuentan por millones, jamás esperaron que el relevo recayera en un hombre sin nombre, experiencia, capacidad o la mínima currícula para dirigir a uno de los equipos más populares de México.
No es la primera vez que la directiva de Coapa se saca ?un conejo de la chistera? para nombrar entrenador; basta recordar a Cayetano Rodríguez cuyo único mérito fue ser auxiliar de César Luis Menotti y Carlos Kiesse, de ingrata memoria, traído para complacer a su hermano Hugo Enrique, a la sazón directivo del club, pero lo de Víctor Manuel Aguado es poco menos que intolerable.
Aguado ha andado en varios equipos supervisando fuerzas básicas y en un rato de locura, la federación de Guatemala lo contrató para hacerse cargo de su selección nacional.
Obviamente la prensa y el público reaccionaron y se opusieron a que un desconocido, no por extranjero sino por incapaz, dirigiera al representativo chapín. Víctor Manuel Aguado es un protegido, entre muchos, del conocido promotor Carlos Hurtado; eso no tendría nada de malo, cada quién escoge a sus amigos, de no ser porque las complicidades establecidas por el representante hayan sido las que le consiguieron la ?chamba?.
Y luego viene esa payasada de dirigir en la banca con un aparato de intercomunicación al más puro estilo del futbol americano. Esa ridiculez lo único que le dice a todo el mundo es: ?miren, soy un títere y me mandan desde arriba?.
Por supuesto que el tener auxilio de la tribuna y comunicación con asesores no tiene nada de malo y los grandes equipos lo hacen pero esto de Aguado es una mamarrachada.
