EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Con una carrera totalmente financiera, pasión por la lectura, el deporte, los chilaquiles y del buen jazz, Agustín Carstens Carstens tiene ahora la posibilidad de ser él quien dirija las riendas de la economía mexicana.
Se tituló de la Licenciatura en Economía con mención honorífica por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) en 1982. Aunque muy joven las amistades cosechadas durante la universidad le van abriendo camino en el Gobierno Federal; sin embargo, antes de comenzar una carrera prominente como funcionario público su preparación académica no terminó en la licenciatura.
En 1983 obtuvo una Maestría en Economía y posteriormente un Doctorado en la misma ciencia en 1985, que concluyó en tres años, tiempo récord; ambos títulos fueron otorgados por la Universidad de Chicago, institución que formó a varios economistas mexicanos y que tuvieron cabida en el Gobierno Federal para desarrollarse profesionalmente.
Suerte que también le tocó a Agustín Carstens, quien a su regreso a México se colocó como subgerente del Banco de México, después sería tesorero, y en 1993, nombrado asesor del director general del Fondo Monetario Internacional.
De 1999 a 2000 fue director Ejecutivo del FMI (representando a Costa Rica, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Venezuela) tras una exitosa carrera en el Banco de México donde fue Director General de Investigación Económica y Jefe de Gabinete de la oficina del Gobernador. Se le asignó la organización de la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el Desarrollo, que tuvo lugar en Monterrey y de varias reuniones del Grupo de los 20 (G-20), además de haber actuado como Gobernador Suplente por México en el Banco Interamericano de Desarrollo y en el Banco Mundial.
Durante la Administración del presidente Vicente Fox daría el brinco a la subsecretaría de Hacienda, secretaría que estaría a cargo de Francisco Gil Díaz, también economista egresado del ITAM y de la Universidad de Chicago.
Durante sus paso por la Secretaría de Hacienda, Agustín Carstens se convirtió en un hombre de confianza de Francisco Gil Díaz y recibió las tareas más relevantes para la dependencia y para el gobierno de Vicente Fox, que fueron sacar adelante las reformas financieras que involucraron grandes cambios al sistema bancario y del mercado de valores en México.
La tarea no fue nada sencilla, porque se encontró con un ambiente político adverso, luego del rechazo por los legisladores de la llamada reforma fiscal.
Sin embargo, se le reconoció su capacidad conciliadora y también recibió algo de ayuda de parte de su jefe inmediato para poder alcanzar acuerdos.
Al interior de la Secretaría de Hacienda, sin embargo, hay opiniones divididas. Algunos colaboradores dicen que abandonó el barco antes de tiempo para irse a un puesto muy importante para la carrera de un economista, nada más como el segundo de abordo en el FMI. Según comentan, debió esperar a cumplir todas las promesas que se realizaron para sacar las reformas financieras que incluyeron la desintegración de Banrural y la apertura de la Financiera Rural, la cual quedó a cargo de una persona de su equipo, José Antonio Mead.
Otro gran cambio fue la creación de la Sociedad Hipotecaria Federal, cediendo la batuta a otra persona de su equipo y también egresado del ITAM a Guillermo Babatz. Así, que la escuela de pensamiento económico ortodoxo y ligada a la línea de los llamados Chicago Boys se mantuvo en el gobierno con Francisco Gil Díaz a la cabeza.
?Es una gran persona como individuo, es un gran amigo. Desde el punto de vista profesional es un gran economista, con una formación sólida y con grandes conocimientos; casi toda su trayectoria se ha dado en la Secretaría de Hacienda?, asegura Isaac Katz, analista económico del ITAM.
Destaca que Carstens es pragmático y tiene una visión muy real de la economía nacional, que junto con su capacidad de negociación le han servido para impulsar importantes reformas al sistema financiero mexicano y lo coloca como uno de los favoritos para retornar a Hacienda, ahora como secretario en la administración que encabezará a partir de diciembre Felipe Calderón Hinojosa.
?Carstens es representante de la estructura de la Secretaría de Hacienda; ha desarrollado su carrera dentro de esa dependencia, que es muy importante porque tiende a contar con un servicio profesional de carrera desde hace muchos años, aunque este ordenamiento es muy reciente. Hacienda tiende a cuidar a su gente, a prepararla para manejar la dependencia. En ese sentido, Carstens tiene ventajas?, afirma por su parte Macario Schettino, doctor en Economía y director de Investigación del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
En su juventud fue un gran deportista que lo consagró como lanzador y primera base en la liga Olmeca, donde jugaban los hijos de su beisbolista predilecto, Ramón Diablo Montoya, pero esa pasión por el béisbol fue sustituida por otra, la del trabajo.
Otra de sus pasiones es la lectura y el ejercicio literario, heredado de su esposa, Catherine Mansell, autora del best-seller Las finanzas populares en México: el redescubrimiento de un sistema financiero olvidado, quien radica en Washington y da clases de Literatura.
Carstens ha publicado artículos en ediciones del Banco de la Reserva Federal de Boston, en la Universidad de Londres, en la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, además de artículos en las siguientes publicaciones: Columbia Journal of World Business, American Economic Review, Journal of Asian Economics, Journal of International Finance, Cuadernos Económicos del ICE (España) y Gaceta de Economía del ITAM.
Agustín Carstens además de ser uno de los consentidos de Francisco Gil Díaz, consiguió, entre otras cosas, la aprobación de 18 iniciativas de reforma en materia financiera, tan importantes como la Miscelánea de Garantías o la nueva Ley que crea la Financiera Rural.
El senador Alejandro Gutiérrez, quien en los últimos dos años trabajó muy de cerca con Carstens en la aprobación de dichas reformas, afirmó que el funcionario fue un factor fundamental para conseguir resultados entre los legisladores y Hacienda. Sin embargo, la posibilidad de que sea designado Secretario de Hacienda para la próxima administración dicta de estar muy lejos, ya que será decisión de este gran hombre dejar un alto puesto en un organismo mundial, y alejarse de Washington donde actualmente radica para trasladarse a la ciudad de México y llevar las riendas de una dependencia que ha dejado mucho de hablar en los últimos años.
No obstante, entre algunos de sus conocidos se comenta que él quiere llegar a dirigir las finanzas de México, situación que se hizo notar en diversas publicaciones periodísticas, incluso antes de conocer los resultados de las elecciones presidenciales y se comentó que podría aceptar invitaciones de cualquiera de los candidatos que ganara la Presidencia.