EFE
Jerusalén, ISRAEL.- La compañía Altos Hornos de México SA (AHMSA), por medio de su filial Aravá Mines, recuperará la explotación de cobre en las conocidas como ?las minas del Rey Salomón?, en Tima, (Israel) que datan de hace seis mil años y que están inactivas desde hace 30.
La directora de Aravá Mines, empresa dependiente de Altos Hornos de México, Carla García-Granados, anunció que las operaciones están en una primera fase de laboratorio, informa ayer y que en octubre próximo comenzará a funcionar una planta piloto dedicada a la extracción del cobre que descubrieron los antiguos egipcios.
Las operaciones en gran escala por medio de una amplia planta industrial, en la que AHMSA Steel-Israel invertirá 180 millones de dólares, permitirán extraer 30 mil toneladas de cobre por año desde 2009, lo que a su precio actual, serán 350 millones de dólares. En la primera etapa de la explotación la filial de AHMSA empleará a 400 operarios para extraer 20 mil toneladas anuales, y a 600 una vez montada la fábrica dentro de tres años. Según García-Granados, esa planta proporcionará trabajo indirecto a otras mil 200 personas.
La inversión de AHMSA, una de las principales productoras mundiales de urea, materia prima empleada en los fertilizantes agrícolas, fue decidida por su director, Alonso Ancira, quien en 2004 visitó las minas de Timna después de que las autoridades israelíes negasen el montaje de una planta para la producción de amoníaco.
La fábrica, que necesitaría gas natural para el amoníaco, debía levantarse en la ciudad israelí de Ashkelon, al norte de Gaza, y operaría con el que obtienen de un yacimiento frente a la costa de Gaza sobre el mar Mediterráneo la British Gas, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el grupo CCC de la familia libanesa Jury.
El Gobierno israelí, alegando que las parte de los ingresos por la venta del gas llegaría a manos de grupos terroristas de Gaza, comenta el Haaretz, vetó ese proyecto de Ancira.
El directivo de AHMSA, decepcionado, pidió conocer el puerto de Eilat en el golfo de Aqaba del mar Rojo. En ese viaje ?descubrió?, 15 kilómetros antes de llegar, las minas de Timna, que dejaron de explotarse por la caída del precio del cobre, hace 30 años.
Después de pasar por varias manos, en 1997 una sociedad suizo-israelí adquirió derechos para montar en el lugar una planta destinada a producir sulfato de cobre para uso agrícola. La concentración de cobre en el yacimiento de Timna es relativamente alto, de uno por ciento, según Arava Mines.
El director de los laboratorios de la empresa, Raúl González, indicó que la compañía se propone extraer el cobre con un nuevo método tecnológico, en tanto que expertos israelíes en asuntos del medio ambiente estudian los riesgos, agregó.
Las minas, debido a su abandono de décadas, están inundadas y la empresa local Mekorot está bombeando el agua para comenzar las obras. La extracción de cobre puro requiere de 60 a 120 días. La subsidiaria local de AHMSA, que mueve anualmente unos tres mil millones de dólares y emplea a 20 mil personas en diversos países, cuenta actualmente con 90 en Israel, entre personal administrativo, técnicos y operarios, la gran mayoría de ellos mexicanos.
El oro, como la espuma
En la actualidad los inversores centran su interés en los mercados de metales, donde el oro alcanzó esta semana nuevos máximos históricos y los precios internacionales del petróleo se mantienen por arriba de los 70 dólares por barril.
Por primera vez desde 1980, el oro avanzó hasta los 726 dólares la onza, en el mercado neoyorquino, aunque se mantiene lejos aún de los 870 dólares la onza registrado 26 años atrás (precio que, ajustado, equivaldría ahora a unos mil 500 dólares).
En Londres, el precio del oro superó también la barrera de los 700 dólares, al cotizarse el viernes a 725.75 dólares la onza, con lo que rompe su récord y se revaloriza en torno al 60 por ciento respecto al año anterior.
El alza de los mercados energéticos, impulsados por los conflictos geopolíticos y la tensión en la cadena productiva del crudo, se encuentra así entre las principales razones de estos máximos en los metales, unido también a las tendencias monetarias.
Respaldado por la debilidad del dólar, los contratos para junio del metal precioso alcanzaron incluso los 732 dólares la onza en el electrónico de Nueva York, lo que supone un aumento de más del seis por ciento en tres sesiones.