Esto que es sumamente asqueroso revela el grado de corrupción que se da en las altas esferas de la política mexicana. Un gobernador al servicio de un influyente empresario. Es increíble pero no sorprende el que se den esos casos en los que la justicia se pone al servicio de poderosos intereses particulares. Esto no quiere decir que podamos estar de acuerdo en que exista el espionaje telefónico, que se intervengan las líneas telefónicas para grabar conversaciones entre dos personas, aunque en esta vez, que me perdone la legalidad -tantas veces mancillada- pero bienvenidas sean las líneas intervenidas.
Es un rumor comprobado ahora que en este país es de lo más fácil acceder a un teléfono de manera clandestina. Los que captaron las voces de dos bribones, no puedo calificarlos de otra manera, son tan sinvergüenzas como los que se pusieron de acuerdo para enviar a la cárcel a la periodista Lydia Cacho, que es de todos conocido escribió un libro denunciando a pederastas. ¿Quiénes cuentan con el equipo y la impunidad suficiente para captar voces, como les ha sucedido a personajes tan serios como los que visten casaca púrpura? Usted lo sabe, ¿quién no?
El lenguaje soez que linda en la vulgaridad se oyó de uno y otro lado de la línea como parte de una obra en la que los personajes se quitan la careta de gente decente creyendo se encontraban en la más pura de las intimidades. Una confesión no hubiera resultado más clara acerca de cómo se manejan los asuntos judiciales donde es notable que no existe el equilibrio de poderes pues el mandatario ordena, descubriendo que son sus subordinados, cuál debe ser la decisión de los tribunales.
Hay frases de fuerte contenido misógino en que se ostentan como dueños todopoderosos del destino de las demás personas. Los dueños del dinero desde hace tiempo se sabe, contribuyen a los gastos de campaña de candidatos a gobernadores, con lo que compran, entre otras cosas, protección para hacer lo que les dé su regalada gana, o se les premia con puestos públicos, o se les entrega en bandeja obras a cargo del poder público para recuperar sus ilícitas inversiones y un poco más.
Dicen que Dios dijo cuídate de los buenos que a los malos yo te los señalaré. En efecto, ¿Ha visto usted la cara del estos señores? Han tenido el valor de aparecer en la pantalla chica, Desde los tiempos de Al Capone (1899-1947), no había visto rostros con esa mala catadura tan perfectamente definida.
En este México ?nuestro? es gobernador el que es postulado por los grupos de poder locales que aprovechan que los partidos políticos están a la venta para que los compre el mejor postor o también los candidatos, una vez ungidos como tales, acuden a los grandes capitales vendiéndoles su alma inmortal, si es necesario, para llegar a ocupar un cargo de elección ?popular?. Es uno de los motivos por lo que las clases marginadas permanecen en el olvido. El dinero en grandes cantidades conduce al país por los caminos empedrados que llevan al infierno.
Lo mismo se apoderan de un Gobierno estatal que de presidencias municipales y congresos locales. La división de poderes es un mito. A la democracia, en las entidades federativas, la han puesto a trotar por las calles mascando chicle, con un bolso de larga correa y falda corta, para que cualquiera, con dinero suficiente, se pueda orillar a la banqueta para subirla.
Lo que verdaderamente causa náuseas es la actitud mostrada por los partidos políticos ante lo contundente de la conversación grabada. Unos pidiendo que se le someta a juicio político. Otros desgarrándose las vestiduras por que pincharon los cables telefónicos.
Todo porque el gobernador pertenece a una de las agrupaciones y hay que defenderlo a costa de lo que sea. No importa que sea responsable de un evidente abuso de autoridad. Los legisladores, una vez más, respondiendo a los intereses de partido y no a los comunitarios.
Algo parecido sucedió no hace mucho con el caso del gobernador de Morelos al que se le hicieron graves acusaciones por delitos federales, no obstante lo cual fue arropado por el actual régimen, por lo que muy quitado de la pena sigue despachando en el Palacio de Gobierno. Los ejemplos son muchos. Lo que además no se perdona es la arrogancia de los inculpados: ?yo no leo chismes, tengo cosas más importantes que atender?. El pueblo, los que van a votar en las próximas elecciones, están hartos de las constantes y reiteradas pillerías de políticos rastacueros.
En fin, esto no debe quedarse en lo anecdótico, que mi gober precioso, que le dimos su coscorrón, que la venganza es una sopa que se toma fría, todo ello rociado con un lenguaje grosero y cognac embotellado, -del más fino-, algo deberá hacerse.