En este día los candidatos a ocupar la Presidencia de la República, si no ocurre algún suceso inesperado, se enfrentarán en batalla campal, todos contra todos; bueno, es un decir ya que alguno se prestará a servir de palero para golpear en montón. Después de los duros cuestionamientos que volaron pasando de un atril a otro hasta rebotar en uno hueco y mudo, en esta vez se contará con la presencia de López Obrador por lo que hasta gusto dará ver el foro totalmente ocupado. Los malquerientes de Andrés Manuel llevarán los puños bien apretados dispuestos a enchuecarle la nariz, ante un público ávido de saber cuál de los protagonistas quedará tendido en las duelas del salón. Todos los que participan en el evento tienen la misma consigna: ganar a como de lugar. Las zancadillas, los golpes bajos, los piquetes de ojos, los trapos sucios, al igual que la vez anterior, se harán presentes en el debate. Una lucha libre en que se enfrentarán AMLO a la izquierda, Roberto Madrazo al centro y a la derecha Felipe Calderón. Horas antes del debate, se dice darán a conocer cinco videos que supuestamente están en manos del empresario argentino Carlos Ahumada, los que se llevó consigo cuando buscó refugio en la isla de Cuba, donde aparecen involucradas personas del equipo del ex gobernador del DF. en situaciones comprometidas. Los pepenadores políticos se obstinan en seguir hurgando en la basura.
En la conciencia de algunos futuros votantes, cientos o miles, quedó fija la idea de que Andrés Manuel es un peligro y Roberto un político mendaz. Lo que advertimos es que López Obrador sí resulta un peligro, pero debe de creerse que únicamente para la elite que actualmente ostenta el poder público, no lo es, según mi personal punto de vista, para nadie más. Es un mexicano como cualquiera que quizá piensa diferente, con un enfoque distinto, algo arrebatado, ¿qué político no lo es? ciertamente peleonero que defiende sus convicciones, entrón, siempre dispuesto a no dejarse agarrar fuera de base, que lo hace atractivo a los ojos de un gran número de ciudadanos. De eso se trata, de que la ciudadanía escoja entre los diversos colores de un arco iris político. Que Madrazo es un embustero no me extrañaría si nos damos cuenta de que quien con lobos anda a aullar se enseña. Hasta ahora no he conocido a un político que tenga fama de expresarse con absoluta veracidad, por lo que parodiando el estribillo que le inventaron a Roberto, podría decirse: ¿usted le cree a los políticos? yo tampoco. Todo indica que el ser político lleva imbíbita la necesidad de ocultar la verdad bajo espesos velos satinados. Al parecer es natural en los dedicados a la cosa pública, después de todo, decía un filosofo griego, el hombre en un animal político.
Lo que tiene nerviosos a los expertos es que las personas que ocupan cargos en el Gobierno, manejen programas de inversión pública, siendo al mismo tiempo factores de opinión, teniendo una injerencia activa en el desarrollo del proceso electoral, ya sea participando en la propaganda, directa o sesgadamente, a favor o en contra de uno o varios candidatos. Esto es un secreto a voces, se hace a plena luz del día. Se niega aun cuando todos se percatan de que tienen los brazos hundidos en el proceso electoral hasta los codos. En tiempos pasados no había esa hipocresía, quien era investido como candidato de un determinado partido tenía asegurada la elección. El que dejaba el cargo le heredaba el puesto. Así con mucha anticipación éramos conscientes de que las elecciones resultarían una vil farsa. No era en una elección de Estado si no una elección Presidencial. Los que participaban no lo ignoraban. No había sorpresas ni falsos pudores en quienes armaban el tinglado. En ese entonces un presidente lo era todo. Tenía un partido como una oficina más de su Administración y los gobernadores, senadores y diputados acudían a Los Pinos, residencia oficial del mandatario federal, para obtener su venia. Hasta me atrevo a pensar que los otros candidatos a querer o no se prestaban como comparsas para legitimar los comicios.
A menos que haya un fraude colosal las elecciones deben resolverse el próximo dos de julio. Se comenta en los círculos políticos que pudiera ser, según el resultado, que se tenga que acudir al Tribunal Electoral para dilucidar, mediante un litigio, la posible anulación de los comicios. Esto tendría efectos catastróficos en facciones que aprovecharían cualquier titubeo de la autoridad para meter su baza en el asunto, lo que a su vez podría dar paso a que se hicieran presentes las bayonetas. Mientras el PRI tuvo el control de las sucesiones presidenciales no había democracia, pero tampoco se daba la brutal agudización de la pobreza que vivimos hoy en día, junto a la politización de sectores que, como nunca antes, estarán atentos al resultado de los comicios. En fin, a estas alturas del evento se logra vislumbrar que este país se mueve al filo de la navaja donde un IFE, que no ha sabido ganarse a pulso la confianza de los partidos, pide respeto sin saber que este no se solicita si no que se logra a través de los años con un trabajo limpio y sin mácula imponiendo las reglas a que deben sujetarse los partidos y estableciendo las sanciones cuando estas no sean cumplidas.