Hace 4 años que defraudaron a más de 200 personas de San Juan del Río con la promesa de ayudarlos
El Siglo de Durango
Han pasado muchos años y su viacrucis todavía no termina. Son campesinos duranguenses que prestaron su mano de obra en el vecino país del Norte y que ahora no pueden acceder al fondo de ahorro que se ganaron con su trabajo. Y es que además de la tardanza para recuperar lo que es suyo, se han enfrentado a una serie de fraudes que, simplemente, los han hecho perder la esperanza y la confianza.
A sus 86 años de edad, Roberto Berumen Parra luce fuerte. Su pantalón desgastado, sus tenis blancos, el sombrero que le resguarda su rostro del astro rey. Entre sus manos sujeta una bolsa de mandado en la cual trae unos papeles.
Narra que al menos 200 personas oriundas de San Juan del Río hace cuatro años fueron burladas por parte de un hombre que los invitó a registrarse para que les devolvieran el dinero que les pertenece. Ingenuos, entregaron la documentación solicitada y pagaron 30 pesos, pero al final, quien se supone los iba ayudar, desapareció.
Apunta que de San Juan del Río se trasladaron a Guadalupe Victoria para registrarse. Comenta que el anuncio salió en los periódicos y que ellos confiaron en dicha invitación. De esta forma, salieron de su lugar de origen, lo cual implicó para muchos un esfuerzo económico considerable.
?Ese individuo desapareció, se llevó todos los papeles, sabrá Dios a dónde. Le dimos la mica, los contratos y hasta cartas que unos habían escrito en ese tiempo?, lamenta para luego pedir que sea la autoridad de Guadalupe Victoria la que se dé a la tarea de investigar este fraude que afectó a cientos de duranguenses de la tercera edad.
Expone que, en su caso, tan sólo se quedó con la copia de la mica, tuvo esa precaución. Pero hay quienes simplemente no tienen posibilidad alguna de demostrar su estancia en Estados Unidos y, por lo tanto, están impedidos para registrarse ante la Secretaría de Gobernación.
?¿Qué gana uno con quererse anotar?, si no tenemos los papeles?, indica Berumen Parra, quien en la actualidad ya no cree en los anuncios que da el Gobierno.
Tras escuchar una y otra vez que ahora sí les van a pagar, su fe en esas menciones se ha perdido. ?Tantas mentiras que han echado. Los de San Juan del Río hasta se iban en taxi para anotarse?, añade con profunda tristeza.
Su mirada se torna cristalina y pronuncia que el engaño del que fueron objeto es una verdadera infamia. ?Mucha gente se ha aprovechado, ya todo mundo quiere hacer listas y cobrar. Ahora que dicen que ya se está pagando debe ser una burla más, por eso no me he anotado?, denuncia.
En su caso, fue a laborar a Texas de 1951 a 1954. Recuerda que la vida allá no era sencilla. Un mal alojamiento, abusos, angustia. ?Sufrimos muchas humillaciones y ahora nos humillan aquí. Los que nos han engañado no tienen idea de todo lo que pasamos durmiendo en cualquier lugar y todo para qué, para que nos discriminen también aquí?, expresa.
Ésa es su historia, la dura prueba que le tocó vivir. Y aprovechó una visita a su hija que está un poco enferma para alzar la voz, para no quedarse callado. Y aunque descarta que algún día tenga el dinero que se ganó con el sudor de su frente, hay una pequeña ilusión de que lo pueda tener para disfrutarlo en su vejez.
Lamentable
El delegado de la Secretaría de Gobernación en Durango, Isabel Villegas Piña, reconoce que en 1998 una persona de Estados Unidos vino a la entidad e instaló centros de acopio de documentación original de ex braceros en algunos municipios como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, en La Laguna y Tlahualilo, quien se llevó dichos papeles.
Su nombre es Carlos Marentes, hijo de un ex bracero que vive en El Paso, Texas, tiene en su poder la documentación de estos campesinos y hasta la fecha, no han podido recuperarlos.
Aseguró que esta persona se niega a entregar la documentación porque señala que el Gobierno de Estados Unidos le tiene que pagar este fondo y, simplemente, la autoridad mexicana no ha podido hacer nada al respecto.