Expertos calcularon que un promedio de 14.6 kilómetros cúbicos de hielo del glaciar se derrite cada año en la región, por una combinación entre el cambio climático y la dinámica geofísica de la zona.
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JUNEAU, ALASKA.- Menos de diez minutos después de despegar del aeropuerto, el helicóptero entró al mundo gélido que se yergue sobre la capital de Alaska.
Las montañas, coronadas por la nieve, se levantaban a ambos costados del pequeño equipo de científicos y estudiantes que atisbaba hacia abajo, para ver un escarpado desfiladero de hielo. El piloto viró por un costado del Glaciar de Mendenhall, pero encontró el camino obstruido por una densa niebla. La tormenta se acercaba. El trabajo tendría que hacerse rápido.
El hidrólogo Eran Hood empleó un aparato de bolsillo, provisto del sistema de localización mundial mediante satélite (GPS), para guiar al piloto hacia un vuelo sobre una zona más alta del glaciar, donde la visibilidad era mejor.
Mientras la aeronave volaba en círculos, los científicos encontraron su objetivo: una pequeña pirámide de cables, casi imperceptible en medio de un blanco océano gélido.
En este rincón apartado de un campo de hielo, casi tan grande como Dinamarca, y con el crujir de la nieve bajo sus botas, el grupo comenzó su misión. Estaba por descubrir en qué medida se había derretido esta parte del glaciar durante el verano boreal y cuán rápido avanzaba el deshielo.
Hood y el físico Matt Heavner, su colega en la Universidad del Sureste de Alaska, midieron una pérdida de al menos 3.05 metros de hielo desde mayo, ahí y en otros dos puntos del glaciar.
La lluvia azotaba a los turistas que se encontraban al pie del glaciar. Las malas condiciones meteorológicas durante este año han sido una molestia para los visitantes, pero un alivio temporal para el derretimiento del Glaciar Mendenhall.
?Es un buen verano para un glaciar?, dijo Hood.
No ha habido muchas buenas noticias sobre los glaciares en fechas recientes, a juzgar por la tasa a la que se derriten los ríos de hielo en el sureste de Alaska.
La mayoría de los glaciares que van de la Bahía de Yakutat al banco de hielo de Stikine, que se adentra en el noroeste de la Columbia Británica, se adelgaza a un ritmo que duplica el cálculo anterior, de acuerdo con un nuevo estudio auspiciado por el mentor de Hood, el experto en glaciares Roman Motyka, del Instituto Geofísico de la University of Alaska Fairbanks.
COMPARACIÓN DE DATOS
Mediante la comparación de los datos de un mapa de radar aportado hace seis años por una misión del transbordador espacial, con fotos tomadas desde el aire entre 1948 y 1979, Motyka, Chris Larsen, su colega de la misma universidad y otros tres científicos, determinaron la dimensión del cambio en el volumen de los glaciares.
Detectaron que el 95 por ciento de los glaciares del sureste de Alaska se adelgaza. Algunas elevaciones en la superficie del glaciar han perdido hasta 640 metros desde 1948, como en el caso del Glaciar Muir, en el popular Parque y Reserva Nacional Glacier Bay.
Con los datos más precisos, los científicos descubrieron que la tasa de adelgazamiento se subestimó considerablemente en el último estudio, realizado en 2002.
Los expertos calcularon que un promedio de 14.6 kilómetros cúbicos (3.5 millas cúbicas) de hielo del glaciar se derrite cada año en la región, por una combinación entre el cambio climático y la propia dinámica geofísica de la zona. Consideran que incluso esa cifra podría subestimar la tasa real de deshielo.
El Glaciar Mendenhall es un río gélido relativamente pequeño en comparación con el resto de la red del sureste de Alaska, pero resulta uno de los más conocidos. Es el glaciar más visitado de Alaska. El año pasado, atrajo a 367 mil personas al centro de visitantes del Servicio Forestal estadounidense.
Incluso algunos visitantes que han observado el glaciar notan los cambios. Motyka estima que los límites del glaciar saldrán por completo del Lago Mendenhall en diez años.
Los paseantes pueden ascender a un costado del glaciar por una zona rocosa que hace apenas dos años estaba cubierta por una gruesa capa de hielo. Pueden meterse en cavernas de hielo que no estaban ahí al comienzo del verano, y que habrán desaparecido al final de la temporada.
?No queremos pasar mucho tiempo dentro?, dijo Hood en una de esas cuevas, desde cuyo techo azul se filtraba mucha agua. ?Estas cavernas son increíblemente efímeras?.
INVIERNO CÁLIDO Y LLUVIOSO
Los glaciares del sureste de Alaska son muy delicados ante los cambios climáticos, porque sus grandes superficies se ubican en zonas de baja altitud. En Juneau, los inviernos se han vuelto más cálidos y lluviosos -3.78 grados centígrados (6.8 fahrenheit) más calientes en comparación con los registrados hace 50 años, de acuerdo con Laurie Craig, ambientalista del Parque Nacional Tongass.
Esas temperaturas más cálidas pueden alterar el equilibrio de la masa superficial del glaciar, que se obtiene entre el deshielo veraniego y la acumulación invernal.
En muchos glaciares ubicados en zonas bajas de Alaska, las temperaturas superiores han causado que suba el punto de equilibrio que divide la zona de acumulación de la zona de deshielo. El glaciar de Yakutat, por ejemplo, ha perdido prácticamente toda su zona de acumulación.
?Este banco de hielo desaparecerá probablemente por completo bajo las condiciones actuales?, escribieron los autores del nuevo estudio. Motyka dijo que los científicos entenderán mejor lo que ha ocurrido a los glaciares desde que se obtuvieron los datos del transbordador en 2000, una vez que sean analizadas las nuevas fotos, tomadas este verano.
El último análisis muestra que los glaciares se derriten a una tasa que duplica la calculada previamente, por lo cual, Motyca espera más de lo mismo.
?Presumiblemente, las cosas se han acelerado?, dijo.