El Siglo de Torreón
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Cual vitamina, las canciones de Alberto Cortez revitalizaron a la gente... todos están de pie, sus vivas y bravos se escuchan hasta afuera del Teatro Alberto M. Alvarado.
El silencio que imperó entre el público durante las interpretaciones del maestro ya quedó atrás, ahora sólo se ven caras sonrientes, personas adultas gritando, señoras aplaudiendo y unas más caminando apresuradas, pues el maestro prometió durante el concierto que al final firmaría los discos y DVD?s que compraran en el lobby.
Son las 8:20 de la noche, el recital recién finalizó con el tema Cuando un Amigo se Va. Cortez ya había intentado irse en dos ocasiones pero ?su palomilla? lo regresó y a él no le costó ningún trabajo aceptar sus órdenes.
Y es que, desde el inicio quedó claro que el encuentro iba a ser íntimo, entre ?cuates? que gustan de poesía y de buena música; no por nada el intérprete argentino decidió iniciar con A mis Amigos.
Pocos jóvenes se vieron entre el público, la mayor parte de los asistentes eran adultos y ancianos ?cabeza blanca?, sin embargo muchos de ellos cantaron con tanto entusiasmo Ni Poco ni Demasiado y Callejero, que daba la impresión que habían regresado a sus años de adolescentes...
Y en cierta medida lo hicieron al abrir junto con Cortez el baúl de los recuerdos, un baúl del que salieron temas como Gaviotas, Distancia, Amor mi Gran Amor, Parábola de uno Mismo y La Bordadora de Luz.
Cuando el argentino cantaba nada se escuchaba, hombres y mujeres quietos, concentrados en el escenario, conteniendo la respiración y recreando en sus mentes las bellas historias que circulaban por todo el lugar hechas melodías; era sólo cuando él los invitaba, cuándo se atrevían a cantar en voz alta.
El Abuelo llegó y con él el pretexto perfecto para aplaudir hasta el cansancio Arriba la Vida, Como el Primer Día, Yo Quiero Ser Bombero, En un Rincón del Alma y Miguitas de Ternura.
?¡Los Castillos!? vociferó una dama casi al finalizar haciendo referencia a Castillos en el Aire. Sí iban a llegar pero más tarde, después de entonar Camina Siempre Adelante.
?Mi madre y yo lo plantamos, en el límite del patio, donde termina la casa...?, Fernando Badía comenzó a tocar en el bello piano color blanco Mi Árbol y Yo. Para ese momento los sentimientos ya estaban a flor de piel, por cada poro del cuerpo penetraba el canto del artista y los sonidos del piano.
Lamentablemente el final llegó. Eran las 8:20, Cuando un Amigo se Va la canción elegida.
Los asistentes están comenzando a salir del teatro pero sus rostros son totalmente distintos a los que llegaron; ahora se ven risueños, plácidos... su ?amigo? se fue, pero su recuerdo quedará siempre.
A detalle
Durante el recital, el maestro se entregó como sólo él sabe.
-Día: domingo 28 de mayo.
-Lugar: Teatro Alberto M. Alvarado.
-Hora de inicio: 6:15 de la tarde.
-Duración: dos horas.
-Asistentes: 360 personas.
-Número de canciones: 24.
-Las más aclamadas: Un Rincón del Alma, Ni de Aquí ni de Allá, Mi Árbol y Yo, Cuando un Amigo se Va y Castillos en el Aire.
-La ausente: Gracias a la Vida.
-El detalle: Mientras interpretaba el tema Te Llegará una Rosa Cada Día, una señora se levantó de la primera fila y le entregó un ramo de rosas, misma a quien Cortez le dedicó posteriormente En un Rincón del Alma.
-Para destacar: la vitalidad y buen humor que sigue conservando Cortez, y por supuesto, su gran voz.
-?La viva?: una de las personas que se encontraban entre el público grabó todo el concierto con su pequeña videocámara.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón