El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- A final de cuentas valió la pena la espera... sólo fue cuestión de que Alejandro Filio comenzara a tocar sus temas para que los asistentes olvidaran los 30 minutos que el artista tardó en iniciar.
Y tal como siempre, sin escenografía, ni bailarines, nada; sólo le bastó una silla, su micrófono y su inseparable guitarra para darle rienda suelta al amor.
El Gimnasio-Auditorio de la Universidad Iberoamericana registró una entrada de 500 personas de los mil que se esperaban, estudiantes en su mayoría que acudieron al llamado del trovador mexicano que compartió con ellos su poesía hecha música.
El jueves por la noche, en el recinto se vivió un ambiente mágico, más bien íntimo, entre amigos; así lo hizo sentir el artista, para quien lo más importante fue complacer a su público y llevarlo a través de un viaje que hizo varias paradas; una por el amor, otra en el despecho y una más en la esperanza.
A las 9:30 en punto hizo su aparición. Quienes no lo conocían en persona se sorprendieron de su corta estatura, sin embargo eso fue lo de menos cuando lo comenzaron a escuchar.
Alejandro, por si solo, llenó el escenario. Su cálida y afinada voz, aunado a las notas que emergían de su instrumento, invitaban a no desviar la atención. Las parejas se tomaban de las manos, unas más se abrazaban. Los amigos, por su parte, disfrutaban el repertorio, el cual abarcó los temas más sobresalientes de sus 30 años de trayectoria.
?Llegaba la tarde color de ceniza, volando las seis como pájaro intacto, detrás de tu paso, detrás de tu risa, no hay noche ni encanto que te sobreviva, mujer que camina...?, durante la velada se escucharon las notas del tema De los Enamorados. El juego de luces hizo la escena más incitante, pues aunque a muchos la poesía los aburre, la de Alejandro Filio les llegó al corazón, a las fibras sensibles.
Además él hizo del concierto algo muy ameno y divertido, pues siempre que tuvo oportunidad bromeó, haciendo cómplice de sus comentarios a su fiel público, incluso se puso unos lentes e imitó a Fernando Delgadillo, de quien se dijo ser buen amigo.
Hermano Lobo, Despierta y Brazos de Sol fueron de las más solicitadas, pero al igual que esas Filio entonó, Vienes con El Sol, Sin la Luna, Ojos Verdes, Caín, y Era, entre muchas otras; pero la que todos querían oír fue Brazos de Sol, y Filio los complació...
?Es que no importa que digan, que está trillado, hablar de amor, que maldigan si no han probado la noche en sus brazos de sol. Y es que no importa...?.
Y así como llegó se fue pasada la hora de concierto. Los amantes no tenían más qué decir, ya todo lo había expresado Alejandro por medio de su música.