El Universal-AEE
MÉXICO, DF.- Alejandro González Iñárritu vivió en su propia Torre de Babel mientras filmaba la tercera parte de su nueva cinta en Japón. Residió en el barrio de Jiyugaoka durante dos meses y cuando pensó que había entendido la cultura japonesa se dio cuenta que es una sociedad ?muy ajena a nuestra manera de experimentar el mundo?. Ni siquiera pudo comer arroz con palitos.
El director asegura que fue la etapa más plena de todas las ciudades donde filmó (Tijuana y Marruecos fueron las otras dos), ya que trabajó con actores sordomudos sin experiencia cinematográfica. Además, alaba sin pudor esta parte del guión escrito por Guillermo Arriaga a quien de paso le desea que gane el Oscar por Los Tres Entierros de Melquiades Estrada.
-En Tijuana comentaste que como experiencia humana esta película te hizo ver, por ejemplo, qué tan parecidos somos los mexicanos con los habitantes de Marruecos (?El único lenguaje universal es el de los sentidos; y esta experiencia sensorial, que es el cine, hace que tus sentimientos se sacudan... y no hay fronteras para eso?), ¿qué te ha dejado ver Japón?
¡Que jamás podré comer arroz con los palitos! Comparada con Tokio, Nueva York pasa a ser una ciudad provinciana, casi rural! pensar que hace sólo 70 años ahí sólo había cenizas. Es una cultura fascinante, compleja, contradictoria. Precisamente cuando piensas que has empezado a entenderlos, es que te das cuenta que aún no has comprendido nada.
Viví en una casa por dos meses en el barrio de Jiyugaoka, un barrio de clase media en donde me integré por completo a la vida ordinaria del japonés promedio. El staff era 80% japonés y trabajamos intensamente por casi un año, desde diciembre de 2004 que fui por primera vez a hacer casting y locaciones.
Trabajé con adolescentes sordomudas siendo Babel su primera experiencia cinematográfica. Ya me imaginarás comunicándome en sordomudo japonés? qué reto y qué aventura el ?Babelismo? en toda su expresión.
Sin embargo, su consumismo exacerbado, su obsesión por el orden y la disciplina en extremo, aunado a la profunda represión emocional y la sumisión al corporativismo y la negación total a la individualidad, hacen de esta sociedad algo muy ajeno a nuestra manera de experimentar el mundo. Tokio fue la experiencia más plena de todas.
-En Babel, cómo se relacionan Japón-Tokio con el resto de los países, Marruecos, México, EU; es decir, más allá de los temas en la película (la relación padres-hijos; la comunicación; el mundo globalizado- reducido; los prejuicios; los sentidos...), ¿qué representa Japón?
La otredad en su lado más exótico. La ciudad de los kimonos y los ideogramas. En Babel, la historia de Japón sólo roza las otras tres como un perfume, con la sutileza e intensidad de un incienso.
Para mí, Japón nació inicialmente como un capricho estético. Hace algunos años, paseando por las aguas termales de Hakune, entre árboles secos y ensordecedores graznidos de cuervos gigantes, un hombre mayor, envuelto en una bruma kurosaweska, cuidaba a su hijo el cual era retrasado mental. Esta imagen me conmovió de sobremanera. En ese mismo viaje me encontré casualmente con muchos sordomudos en diferentes lugares de Japón. Finalmente, un verano más tarde, viajando por Estocolmo, tuve un sueño erótico de una sordomuda japonesa en una sala de espera de un consultorio dental.
Aunque suene descabellado, estos elementos fueron las semillas o el génesis de lo que me llevó a pensar en este personaje sordomudo en busca de afecto.
-Es muy interesante que escojas Japón. Entre otras cosas, y aunque no es una película sobre indocumentados, la migración de la que hablamos en Tijuana, aquella no sólo física sino de ideas, parece ser más evidente en países como Marruecos y México; ¿qué ángulo le da Japón a Babel?
Yo sólo quería comprobar la teoría que dice que cuando una mariposa levanta su vuelo en Tokio, hace que se genere una tormenta en Nueva York. Según mi película Babel, esta teoría está equivocada; la mariposa genera un huracán que viaja por Marruecos, vuela por Los Ángeles y más tarde rebota en México y va de regreso a la isla de Murakami.
-¿Qué puede contar una sorda adolescente japonesa (algunos datos indican que este es el personaje de esta parte de la historia) en Babel? Mejor aún, ¿qué no puede contar?
Paradójicamente, la historia de la sordomuda japonesa, es la que más nos tiene que decir, porque nos revela un mundo misterioso al que nosotros no tenemos acceso. En lo personal, creo que es en esta historia donde la pluma de Guillermo fue más sólida y al mismo tiempo sutil.
Espero que lo nominen este año al Oscar por su trabajo en la película de Tommy Lee Jones y así reconozcan su impecable técnica como guionista.
-Qué hay de la relación entre los desiertos - las ciudades? ¿Es diferente el hombre si la tierra que pisa cambia?
Las ciudades me hacen sentir más solo que los desiertos. Los desiertos no están desiertos, son las ciudades.
Esta es la mejor película de González Iñárritu y después de su estreno probablemente no le queden ganas más que de hacer yogui o hacer un monólogo en un pequeño departamento. Lo dice el propio director mexicano en pleno proceso de post producción.
Quizá habrá que creerle si se piensa que la filmación fue en tres continentes y cinco idiomas distintos (contando el de los sordomudos). Además, su primer día de filmación en Tokio incluyo una feroz persecución de la policía japonesa que quería encarcelar a los responsables de la película.
-Parece irónico que las diferencias culturales en cada país es en realidad lo que conecta a los hombres en el mundo; en otras palabras, lo que permite a la humanidad mantenerse ligada es la diversidad. ¿Retratas esto en Babel?
Yo creo que dentro del género humano existen especies. Creo que la diversidad es más profunda de lo que las culturas a través de sus apariencias y costumbres indican.
El problema no es de formas sino de fondo, no es de personas sino de ideas, es de una forma de experimentar y percibir el mundo y el fin mismo de la vida. Basta observar a la especie o más bien sub-especie política para darnos cuenta que esta teoría es comprobable. En Babel hay diversidad y ruptura pero también hay comunión.
- En la realidad que vivimos, el idioma inglés se ha apoderado de la comunicación y esto lo han expuesto-denunciado algunos directores (recuerdo a Manuel de Oliveira en Una Película Hablada, que curiosamente nace a partir de los ataques en las Torres Gemelas); cómo concibes esta situación del ?apoderamiento? del inglés en el mundo?
Una de las experiencias sensoriales especiales que tendrá Babel en el auditorio, es el de estar expuesto a cuatro idiomas distintos con sus diferentes colores y texturas. Si incluimos el lenguaje silencioso del personaje japonés, serían cinco.
El castellano me fascina, no sólo porque es mi idioma sino que con él pienso, pero debo reconocer que hay muchos idiomas que me entusiasman. El inglés ha tomado el lugar del esperanto, aquel idioma universal que se sonó fallidamente en 1887. Una especie de antídoto contra el babelismo. El inglés es uno de los idiomas más ricos y extensos del mundo?
Al estar conformado por idiomas tan variados como el alemán y francés entre otros, la gente lo ha adoptado por una razón práctica más que por una posición política o ideológica.
Me molesta más el puritanismo catalán, que ahora prohíbe en sus escuelas el castellano para sólo educar a sus niños en catalán. Puede uno creer semejante estupidez?
- Parece que esta película apela a lo que debiera ser una de las globalizaciones permitidas: la de los sentidos, emociones, sensaciones... ¿es así?
La película tiene un comentario social y político pero no trata de dar mensajes ni predicar una verdad o un dogma social. Babel es una película sobre la incomunicación, pero no determinada por los diferentes idiomas, sino por la incapacidad misma del individuo de no poder comunicar sus sentimientos o pensamientos con sus seres mas íntimos o con él mismo. Es decir, yo parto de la idea de que no tienes que estar en Japón para estar perdido e incomunicado. Es en la soledad de tu casa o en las multitudes de la propia ciudad en donde se da este fenómeno. El mundo nos proporciona una gran cantidad de innovadores aparatos tecnológicos para satisfacer nuestras necesidades de comunicación pero nosotros no hemos resuelto aún nuestro transmisor y receptor interno. Los prejuicios y la falta de imaginación son los dos grandes virus de nuestro sistema.
- Uno de los ejes en los tres filmes es la relación padre - hijo, otro el azar y uno más la soledad de los personajes. En qué sentido la mención-metáfora de Babel (siendo la tercera y última) dejará esto más claro?
Creo que Babel es la película que resume de una forma más profunda los temas que toqué en Amores Perros y 21 Gramos. Idear, producir y dirigir esta película en tres continentes, cuatro idiomas y combinando actores y no actores, es la idea original más descabellada que he tenido y por lo tanto el reto intelectual, emocional y físico más grande que he tenido en mi vida. Creo que es por mucho mi mejor película y después de éste trabajo, como según me escribió Cate Blanchet recientemente, voy a dedicarme a yogui porque después de esta aventura a dónde voy a parar?
Quizá sólo me quedarán ganas de hacer un monólogo en un departamento de cuatro por cuatro.
-¿Qué concepto tienes del azar y de la soledad?
No hay coincidencias, todo es destino.
-En Tijuana nos contaste algunas experiencias en el desierto (alacranes, un clima infernal...) ¿cómo fue filmar en Japón? ¿qué de esos detalles hubo? ¿y cómo te encuentras ahora en todo sentido: espiritual, física, mentalmente?
En un frío domingo seis de noviembre, a las 5:30 de la mañana, frente al mercado de Tsukiji, un crew conformado por mexicanos, japoneses y americanos, hicimos un círculo, nos tomamos de las manos, oramos, guardamos un minuto de silencio y al grito de Abba Eli decapitamos unas rosas rojas y las lanzamos al cielo azul para así dar inicio a la cuarta y última historia de Babel.
A las 6:30, una hora más tarde, la policía de Tokio nos perseguía furiosamente por las calles de la ciudad para clausurarnos la filmación y meter a la cárcel al responsable de ésta.
A las 3:00 de la tarde cayó un diluvio. Empapado, tuve que parar. Ese fue mi primer día de filmación en Tokio.
Sin embargo, nunca me he encontrado mejor. Me siento más orgulloso que nunca de haber llevado a cabo este proyecto.
Esto no fue filmar una película. Esto fue una irrepetible experiencia de vida. Un grupo de amigos, guerreros y soñadores quienes estuvimos por casi un año viajando por el mundo y compartiendo con nuestras familias la felicidad, la tristeza, la nostalgia?hubo nacimientos, muertes de seres queridos?en fin, todos sufrimos cambios y juntos nos transformamos en otros?en mejores seres humanos y amigos.
-¿Qué lenguaje, metafórico, incluso, es el único que debiera ser universal?
La música, la pintura, la fotografía? en fin, todo lo que viene del espíritu no necesita traducción.