Cuando Italia derrotó a Alemania 4-1 en un partido amistoso, el entrenador Juergen Klinsmann casi tuvo que irse del país. Ahora, es virtualmente un héroe nacional.
Klinsmann sobrevivió las implacables críticas de la prensa que pedía su cabeza, y tiene a Alemania en semifinales del mundial.
BERLÍN, ALEMANIA
AP
Hasta los más duros críticos se arrepintieron. Alemania lleva nueve partidos sin perder bajo la dirección de Klinsmann, incluyendo cuatro en el mundial. La noche del viernes derrotó 4-2 a Argentina en definición por penales, tras un empate 1-1 en 120 minutos de juego.
El siguiente escollo en la búsqueda del título es Italia, con la que definirán una plaza en semifinales el martes en Dortmund, donde Alemania nunca ha perdido un partido. Pero al mismo tiempo Alemania nunca ha derrotado a Italia en cuatro partidos de torneos mundiales.
No hubo demasiadas celebraciones después de la victoria sobre Argentina.
"No podemos relajarnos ahora, aún tenemos dos grandes rivales que vencer", dijo Bierhoff.
Dolor de cabeza
Italia ha sido históricamente el rival que más dolores de cabeza le ha dado a los alemanes- la semifinal de 1970 y la final de 1982 son dos ejemplos de ello- y además marcó en su momento la hora más baja de la era del seleccionador Jürgen Klinsmann con una contundente goleada en un amistoso en Florencia por 4-1.
Para Bierhoff, el 4-1 encajado ante Italia en la preparación no es un parámetro válido pues Alemania ha progresado mucho desde entonces, como se vio en el partido ante Argentina.
El centrocampista Torsten Frings, por su parte, descarta que el martes puede volver a ocurrir una catástrofe similar ante los italianos.
"Ahora somos mucho más sólidos, estamos fuertes mentalmente y físicamente en forma. No nos puede volver a pasar algo así", dijo Frings.
Tanto Frings como el lateral Arne Friedrich consideran que Alemania tiene buenas posibilidades ante Italia, si juega con la misma concentración y con el mismo nivel que mostró ante Argentina.