Con esfuerzo y dedicación han logrado sacar adelante a la familia sin descuidar sus luchas sociales
Hay madres que gran parte de su vida la han dedicado a la política. Algunas de ellas casi décadas. Afirman que no es fácil y que para lograr lo que han obtenido se requieren dos cosas fundamentales: una pareja que entienda el concepto de equidad en su relación y unos hijos que sean comprensivos; sin embargo, como mujeres preparadas, también se rebelan en cierto modo contra la realidad de Durango: hay una cultura y un atraso muy marcado que a la mujer duranguense le impide crecer en sus diferentes facetas.
Algunas han tenido que llevar a cabo tareas dobles y en algunos casos hasta triples. A veces la misma exigencia de la política deja a algunas madres sin poder convivir en algunos momentos importantes con sus hijos, como puede ser una graduación o alguna otra actividad.
Ellas confiesan que los deberes de estar inmiscuida en la política, luego llegar a casa y cumplir con el papel de esposa y madre, y en ocasiones ser hasta profesionista, son tareas desgastantes, pero hermosas.
En otras ocasiones los hijos se involucran en la ideología de la madre, y le siguen ciegamente en los modelos políticos y participan con ella desde temprana edad.
La mayor parte de ellas ahora tienen hijos que son ya adultos, que se valen por sí mismos y no requieren de tanta atención, pero de cualquier forma aún los deberes de estar en casa, de llevar gran parte del peso en el hogar, les hace básicamente ser el núcleo de la célula social llamada familia.
Éstos son los casos y la vida de cuatro mujeres que son madres y que han participado en los cambios políticos de Durango, legislando desde el Congreso del Estado, ayudando a dirigir los destinos de un partido político, siendo a veces candidatas a un cargo de elección popular, o simplemente siendo militante pero firme en la ideología de su organismo político, en el cual, dicen, siempre han creído.
Éstos son los casos de algunas madres que se han destacado en la política, como es el caso de Laura Elena Estrada Rodríguez, ex diputada por el Partido Acción Nacional (PAN); Lilia Velia Carranza García, actual diputada local por el Partido del Trabajo (PT); Socorro Soto Alanís, militante y ex candidata a diputada local por el Partido de la Revolución Democrática; y Guisela Garza Barbosa, actual secretaria general del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
DESDE SIEMPRE
EN LA POLÍTICA
Para Laura Elena Estrada Rodríguez, la política es una forma de vida, pues no necesariamente hay que pertenecer a un partido para ejercerla y asegura que la práctica de la misma obliga a llevarla a cabo, incluso, en el seno del hogar.
Para la ex diputada del PAN, que ejerció en el periodo 2001-2004, en el sexenio de la administración del ex gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, hay que saber negociar, hay que saber tomar decisiones; incluso, hay que saber alzar la voz cuando es necesario y hasta ser diplomático en los asuntos de la familia.
Laura Elena Estrada comenta que para ser madre también hay que saber cómo hacer política, pues esta herramienta lleva a tomar buenas decisiones.
Siempre estuvo inmiscuida en el PAN desde 1983, pero ya de tiempo completo comenzó a tener mayor participación en 1999, como consejera estatal de su partido, también como miembro del Comité Directivo Estatal, y actualmente se desarrolla en la Secretaría Estatal de Promoción Política de la Mujer en este mismo organismo.
Es madre de tres hijos, una mujer de 30, dos hombres de 29 y 23 años, y ya hasta tiene tres nietos y lleva casada 33 años.
NECESARIA, EQUIDAD EN LA FAMILIA
Para que Lilia Velia Carranza García, actual diputada local, haya podido incursionar en la política, desde hace 20 años, ha sido necesaria la práctica de la equidad con su vida conyugal. El apoyo de su pareja ha sido esencial. Incluso él ha tenido que hacerse cargo de otras cosas, mientras la hoy legisladora debía tomar decisiones en su larga carrera.
Ella es madre de dos hijos, ambos varones, uno de 27 y otro de 19, y el rol de madre, confiesa, no ha sido fácil; sin embargo, la comprensión no sólo de su marido, sino de sus mismos hijos, también ha sido fundamental.
Los cargos que ha desempeñado han sido diversos en la administración pública municipal, y ahora en el Congreso del Estado.
Fue Coordinadora Estatal Electoral en el PT, luego regidora por el mismo partido; también se desempeñó como Jefa de Inspectores Municipales. También fue Directora del DIF Municipal, Coordinadora del PT en el estado y ha tenido que participar en tareas sencillas, desde armar mamparas en un auditorio para algún evento hasta repartir volantes en distintas actividades.
Reconoce que la vida en la política provoca dejar a sus hijos a un lado en ocasiones, pero lo recompensa con calidad. Para ella el poco tiempo que les ha dedicado ha sido de las mejores condiciones, de tal modo que así hay un balance en lo que se da.
ESPERANZA DE FORMACIÓN
EN LOS HIJOS
Socorro Soto cuenta una anécdota que trae consigo desde hace mucho en el alma. Cuando fue candidata a una diputación local, sus hijos le acompañaban y una de ellas, Itzel, cuando apenas tenía unos nueve años, la acompañó a una de las colonias de la periferia de la ciudad donde se hacía patente la marginación y la pobreza.
Su hija, acostumbrada a vivir con ciertas comodidades, pero apenas comenzó el recorrido no pudo dar crédito de lo que veía. Percibía en muchas de las familias mucho sufrimiento. Tanta fue su desesperación que se puso a llorar en forma inconsolable en una de las calles de este asentamiento humano.
La hoy perredista confiesa que, desde adolescente, siempre ha participado en la política, pero comenzó con el PRI y ahí estuvo hasta 1994, pues ella era seguidora de Luis Donaldo Colosio, quien fuera candidato a la Presidencia de la República, de quien su suerte fue truncada en 1994 cuando fue asesinado en un mitin de proselitismo.
La pasividad del PRI, según cuenta, la obligó a buscar nuevos ideales; así en 1995, casi un año después, arribó al PRD, de donde no se ha despegado desde entonces.
Socorro Soto es madre de tres hijos, dos mujeres de 20 y 17 y de un hombre de 21, y afirma que tiene tres grandes responsabilidades: ser profesionista, ya que ofrece cátedra de Economía en el Instituto Tecnológico de Durango (ITD), es militante del PRD y, además, es madre de familia y esposa.
Afirma que cada día es extenuante y en ocasiones desgastante, pero es una experiencia hermosa y única que merece toda la pena.
EL TRABAJO A VECES
IMPIDE COSAS
Guisela Garza Barbosa, primero que nada, aclara que su nombre es Guisela, y no Gisela, pues así está en su acta de nacimiento. Ella afirma que en ocasiones la política le ha despegado de sus hijos y ha provocado en ocasiones no asistir a eventos importantes de ellos, pero siempre ha existido compresión por su parte.
Cuenta que en una ocasión no pudo asistir a una graduación de uno de sus hijos, pero finalmente comprendió que fue por su trabajo y que, debido al mismo, ahora sus hijos tienen estabilidad moral y económica.
Es madre de dos hijos, uno de 23 y una mujer de 19 y para ella también ha sido importante el apoyo de su pareja, ya que si su familia no estuviera de acuerdo con sus múltiples actividades, ella no habría logrado lo que hasta hoy tiene.
Guisela Garza también se desempeñó en las campañas políticas de los ex gobernadores Maximiliano Silerio Esparza y Ángel Sergio Guerrero Mier, en la del ex presidente municipal José Rosas Aispuro Torres y ahora es secretaria general del CDE del PRI, desde hace un año y siete meses.
Afirma que su esposo la ha ayudado mucho y que a veces le suple en algunas funciones, y toma la responsabilidad de ser padre cuando ella no puede serlo como madre en algunas ocasiones.
FÉMINAS NECESITAN DESPERTAR EN DURANGO
Las cuatro madres políticas consideran que han logrado llegar hasta donde están debido a que tienen algo en común: la comunicación, la equidad y el apoyo, pero a la vez observan que el general de las madres de Durango aceptan un papel conservador que les impide llegar a ser lo que quieren o han soñado ser.
Por ejemplo: Socorro Soto afirma que actualmente la mujer duranguense vive en un extremo conservadurismo del siglo XVIII, en donde sus costumbres y cultura son demasiado enraizadas y difíciles, pues no contemplan cambios positivos en sus vidas.
Ella considera que Durango requiere de libres pensadoras, de mujeres que se integren al mundo globalizado que ya existe, que tengan amistades por Internet y cultiven la cultura virtual a través del mundo.
Explica que las mujeres deben ser libres pensadoras, que proclamen paz, justicia y libertad que, aclara, nada tiene que ver con las mujeres que están a las dos de la madrugada por la calle 20 de Noviembre ingiriendo bebidas embriagantes, o que andan en el carro de ?papi?.
Para Laura Elena Estrada, la mujer en Durango, en forma desafortunada, generalmente piensa en un rol que tiene que cumplir, como el de ser madre y practicar lo que aparentemente son las obligaciones del hogar, en lo que coincide Lilia Velia Carranza; sin embargo, ellas piensan que la comunicación en su matrimonio puede cultivarse si se desea.
Incluso, la primera refirió que grandes cambios se dan en el sector femenino cuando comienzan a hacerse cargo de sus hogares, pero debe existir algo más allá de la propia responsabilidad de llevar las riendas de una familia.
Desde el quinquenio 1965-1970, muchas mujeres en el país se quedaron solas a causa de la migración a los Estados Unidos, ya que no había dinero en el país. De este modo, las mujeres empiezan a ser jefes de familia y a llevar las riendas del hogar, comenta Laura Elena Estrada, quien afirma que son cambios que requieren de otros más para llevar a cabo la transformación correspondiente.
Para Guisela Garza, debe haber un reconocimiento para la madre duranguense y mexicana, ya que considera que las condiciones de vida para el sexo femenino son más duras que las del hombre.
?Cuando una mujer se divorcia, el peso de sostenimiento emocional, moral y hasta económico recae en la mujer?, comenta, y manifiesta que son aspectos que también deben tomarse en cuenta para valorar el trabajo que hace una madre.
Las cuatro políticas que también son madres, afirman que sólo la participación, la comunicación y el ímpetu para superarse pueden sacar adelante a la mujer de cierto letargo social que existe en Durango, y que podría a su vez generar cambios en la entidad, que a su vez está teniendo transformaciones muy importantes, si se hace referencia a la época moderna y acelerada en la que actualmente se está viviendo.