Hay indicaciones de que, como dice el dicho, la tercera es la vencida y la opción socialdemócrata -una de las opciones de esa tendencia política, la que se llama así de modo explícito- mantendrá su registro para dos elecciones sucesivas. De hecho sería el cuarto intento, si consideramos que en 1982 participó en la contienda presidencial, con Manuel Moreno Sánchez como candidato, el Partido Social demócrata, animado principalmente por los hermanos Luis y Ernesto Sánchez Aguilar.
Sin relación con esa tentativa, los promotores de esa idea política obtuvieron registro para participar en los comicios de hace seis años. Integraron el partido Democracia Social, presentaron la candidatura presidencial de Gilberto Rincón Gallardo -que había dejado poco tiempo atrás su larga militancia en el partido comunista y los que fueron sus causahabientes- pero no consiguieron el dos por ciento de la votación nacional, necesario para prevalecer en la escena política. Prácticamente las mismas personas perseveraron en 2003 en ese propósito, con el nombre de México Posible y bajo la dirección de Patricia Mercado, que había contendido con Rincón Gallardo por la candidatura del año 2000. Tampoco México Posible mantuvo el registro y fue preciso que un nuevo esfuerzo, más amplio, se emprendiera para alcanzar el registro de Alternativa, un partido que en su apellido: socialdemócrata y campesina, buscó enunciar sus fines y la índole de su integración.
Formalmente, las agrupaciones políticas nacionales que prohijaron al nuevo partido (que obtuvo su registro provisional el año pasado) fueron Sentimientos de la nación e Iniciativa XXI. Además de los miembros de una y otra acudieron a la formación de Alternativa restos de otras tentativas, como los dos partidos de intención socialdemócrata fallidos en los años inmediatos anteriores, así como Fuerza ciudadana, que también sin fortuna había contendido en la elección legislativa de 2003, y remanentes de partidos que fueron o quisieron ser, como “el ferrocarril” y el campesino y popular.
Las alas identificadas como columnas de Alternativa estaban encabezadas por Mercado y por Ignacio Yris Salomón, que encabezaba un membrete titulado Coalición de organizaciones demócratas, urbanas y campesinas. Como señal de la equidad que regiría su funcionamiento una y otro fueron elegidos presidenta y vicepresidente del partido, y a los seguidores de uno y otra se les asignaron el resto de las carteras. La condición artificial de la unión de ambas corrientes no tardó en manifestarse, e hizo crisis cuando Mercado fue investida candidata y la reemplazó no Yris Salomón, que era el segundo a bordo, sino Alberto Begné Guerra.
Se originó un complicado litigio entre las dos alas del partido. La campesina, que impugnó siempre la postulación de Mercado, pretendió que un candidato externo encabezara la campaña de su partido, persuadidos sus dirigentes de que una candidatura interna no prosperaría al punto de asegurar al partido su permanencia. Muy probablemente se equivocaron, y contra viento y marea Mercado parece, en la víspera de la jornada electoral, capaz de obtener más del dos por ciento y con ello hacer posible que Alternativa participe por lo menos en los próximos comicios (pues en cada turno electoral es preciso confirmar la adhesión de ese porcentaje de votantes).
Envisionados por la oferta de cien millones de pesos con que sufragaría su candidatura, el ala campesina pretendió registrar la de Víctor González Torres, conocido por el muñeco que anuncia y personifica sus boticas, el Dr. Simi. Frustrado el intento, González Torres siguió su camino como sedicente candidato no registrado, derrochador de ingentes recursos, y el ala campesina fue perdiendo espacio tras espacio e impugnación tras impugnación ante los tribunales. Una de sus últimas derrotas permitió a Mercado, por fin, acceder al financiamiento público, que estaba congelado porque una de las posiciones clave de todo partido, que el ala campesina reclamó para sí, era la Secretaría de Finanzas, que operó en beneficio del grupo de Yris Salomón. Ya de últimas, hace diez días esa corriente se alió a Roberto Madrazo y acaso sirvió de enlace entre el candidato presidencial priista y el Dr. Simi, que muy ufanos se reunieron el fin de semana pasada, uniendo su condición de candidatos más virtuales que reales.
Así como los fundadores de Alternativa corrieron el riesgo de unir desprestigios con tal de conseguir sus fines, actuaron en la misma dirección a la hora de presentar algunas candidaturas. Por eso lanzaron en el Distrito Federal a Gustavo Jiménez Pons, con antecedentes penales cuya gestación ha buscado explicar como hechos pasados, aunque en el presente aparezca también involucrado en el feo asunto de los boletos para los juegos de la copa del mundo en Alemania. Se trata de una maniobra que además de ese candidato envuelve a dirigentes de la Federación de futbol. Si se investiga lo ocurrido quizá se llegará a extremos como los que a partir de ayer se ventilan en un proceso penal al balompié italiano.
Varias razones, entre las que no hay que regatearle su personalidad y sus habilidades, explican el que Mercado esté en posición de asegurar a su partido el registro para una nueva elección. Una es el amplio desencanto social por los partidos tradicionales, aun los de corte socialdemócrata (o que por lo menos pertenecen a la internacional que los reúne), pues la de Alternativa no es la única de ese corte atendible el domingo.