Es lamentable que en pleno siglo XXI no hayamos sido capaces de erradicar la pobreza y la desigualdad en el mundo, más aún en los países de menor desarrollo, como el nuestro, con altos índices de marginación social.
Por fortuna, la humanidad siempre trata de avanzar por encima de sus carencias y gradualmente las va subsanando, lo que nos transmite un mensaje de fe y esperanza en nosotros mismos. Por eso, porque nos duelen estas lacerantes realidades -con mayor razón si se trata de la niñez-, hoy más que nunca debemos sumarnos, todas y todos sin excepción, a esta lucha contra la pobreza.
Y dentro de este gran esfuerzo con voluntad de cambio y solidaridad, se inscribe todo un apostolado que se escenifica en la sierra del estado de Guerrero, donde se presta auxilio a niños que padecen un avanzado grado de desnutrición.
A propósito, recientemente recibí un llamado de la asociación civil Medicina y Asistencia Social (MAS), que lleva a cabo acciones en el ámbito de la salud y la alimentación para beneficio de las comunidades donde se asientan nuestros hermanos de la etnia Me’phaas. Se trata de la invitación que me hizo un grupo de mujeres con indudable conciencia social, que está impulsando tan nobles tareas en la citada región guerrerense. Una zona, por cierto, donde los incomparables paisajes naturales formados por bosques y cañadas de enorme belleza, contrastan con la marginación, miseria y abandono -con todas sus secuelas- en las que históricamente han subsistido nuestros compatriotas.
En efecto, pensaron en mí porque, como es sabido, aparte de mi vocación por las artes plásticas tengo disposición hacia la gastronomía, actividad que practico y cultivo desde hace décadas, además de que siempre he tratado de participar en causas altruistas como ésta. El hecho es que se realizarán una serie de conferencias con carácter teórico-práctico y orientadas a mujeres, cuya cuota o pago de inscripción se canalizará totalmente en beneficio de esa comunidad indígena que habita en La Montaña de Guerrero.
Ese es nuestro compromiso y obligación, como seres humanos responsables y como mexicanos que queremos una patria justa y equitativa. Así, estamos y estaremos siempre con ellos, para contribuir a que alcancen sus legítimos anhelos de liberarse de la marginación y lograr un digno nivel de vida.
