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Amigo Sembrador

Francisco A. Ledezma

A diecinueve días de distancia para pisar el umbral de sus ochenta y un años de vida, el Ing. Ignacio Obeso Gutiérrez fue al encuentro del Creador, después de haber cumplido a cabalidad su misión en este espacio terrenal, como hijo, hermano, esposo, padre, abuelo y amigo.

Ingresó al Club Sembradores de Amistad de Torreón el 1º. de mayo de 1963 y de inmediato se distinguió por su forma amable de entregar su amistad y por su espíritu de servicio. Fue miembro de varios consejos directivos y su presidente en el periodo 1981/82. Su carácter festivo y jacarandoso lo llevó a participar en los sainetes que cada año se representaban en el gran salón de fiestas del Casino de La Laguna, nuestra casa club hasta su cierre. Nacho y Griselda, dos en unidad, lucieron su donosura en todos los actos sociales de nuestro club.

¡Cómo duele hablar de la muerte de un amigo tan querido!, pero reconforta saber que a su paso por los senderos de la vida dejó huella indeleble de su bondad prodigando su fraternal cariño a cuantos lo tratamos, por eso validamos los conceptos que expresó a nombre de la familia Obeso uno de sus nietos en la Misa de Réquiem, palabras plenas de amor que transcribo a continuación:

¡Querido papá Nacho: hoy estamos aquí, no para despedirnos de ti, ni para acompañarte al final de tu camino, sino que venimos a darte las gracias por ese amor tan grande que nos diste y que nos dejas y aunque ya no estés aquí para recibirnos con esa tierna y sincera sonrisa para darnos tus consejos, para enseñarnos con tu ejemplo la mejor manera de vivir, estarás permanentemente impreso y presente en el corazón de todos los que te conocimos.

Dejaste huella con tu ejemplo en la vida de todos, por eso siempre te recordaremos como una persona paciente, generosa, ingeniosa, para quien jamás un obstáculo fue demasiado grande: humilde, social, deportista, divertido, con una fortaleza de espíritu inquebrantable. En ti conocimos el significado del amor.

Intenté buscar y resumir en palabras todos los momentos que vivimos contigo, pero me fue imposible. Es tan grande el amor y el cariño que tenemos por ti, que cada uno de los que te conocimos tenemos mil cosas por las que debemos agradecerte, de recordarte. Todos tenemos más de una razón por la que te llevaremos siempre en nuestro corazón.

Fuiste más que un abuelo para todos tus nietos, fuiste un amigo, un maestro, un papá y siempre encontraste tiempo para todos. Como hermano, un gran apoyo y como padre el mejor ejemplo a seguir.

Pero sobre todo fuiste el más extraordinario de todos los esposos. Qué hermoso que ahora termina así, con ese amor tan grande donde los dos se dieron lo mejor de su ser. No necesitaban palabras para comunicarse, sólo una mirada de amor y de comprensión.

En suma, fuiste un ángel en mi vida, papá Nacho, pero hoy que entras a la mansión serena de Dios, Él te ha dado las alas?.

El nieto calló y cual sonorosa cascada se escuchó el aplauso solidario a esas palabras dichas con tanto sentimiento y ?pareció que sobre aquel ambiente flotaba intensamente un poema de amor y de ternura?.

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