Cientos de mujeres son víctimas de violencia por parte de su esposo o compañero sentimental.
El Siglo de Durango
Laura tiene 34 años y hace 18 que está casada con el hombre que pensó iba a ser el amor de su vida, pero a cambio, desde entonces, la ha golpeado. Sufre de violencia física y emocional. Las agresiones han sido periódicas, pero puntuales; las bofetadas, puntapiés o los puños cerrados se volvieron algo normal, pero todavía no se anima a dejarlo, pues aún no lo decide.
Laura es una mujer humilde que acude a sus terapias psicológicas a la ciudad de Durango, al Instituto de la Mujer Duranguense (IMD). Dice que desde octubre del año pasado, fecha en que recibió la última golpiza, decidió buscar ayuda.
Su madre la ayudó y orientó para que buscara la forma de encontrar algún apoyo, y bien que lo requiere, pues ya durante algunos periodos ha registrado acciones suicidas, como tomar pastillas medicamentosas, que afortunadamente no han tenido el efecto que ha buscado.
Dice que a veces en su desesperación busca un cable o un lazo... lo toma, pero no se anima. Sale de su casa y busca una solución y pide al Todopoderoso que la ilumine... aunque ella piensa que la ayuda que le puede llegar de un ser supremo es para quitarle la vida, para ya no seguir sufriendo.
Hasta el momento las heridas que le ha causado no han sido tan graves, aunque ya en una ocasión prácticamente la dejó sin aliento... ?pensé que ya no la contaba?, pues la estaba asfixiando. Los fuertes golpes que ha recibido le han dejado hematomas en los ojos y algunas otras lesiones, pero las del corazón y las de la dignidad son las más profundas.
Cada vez que observa en la televisión u oye en las noticias que una mujer fue golpeada, incluso asesinada, se le vienen a la mente toda clase de improperios contra la figura masculina que causó todo aquello, como si se reflejara en aquellas historias y observara su propia situación que aún no puede resolver.
Laura afirma que aún no sabe si va a dejar a su esposo... ?no sé... no sé, todavía no estoy segura?, dice, aunque trata de no faltar a sus terapias en el IMD, donde dice que cada vez que va se siente más fuerte, más segura. Es como si estuviera preparando el camino.
Muchas veces trató de dejarlo, pero nunca encontró el apoyo de su familia, pues su madre sólo le decía que arreglaran sus problemas. El respldo de su padre nunca lo tuvo.
SU HISTORIA
La violencia que se ha presentado durante 18 años a Laura no viene de hace poco, sino de herencia, pues en su familia los golpes y agresiones que hoy está viviendo fueron el pan de cada día en su hogar..... los hubo desde que ella era pequeña.
Formó parte de una familia de siete hijos, todos eran golpeados por su padre y obviamente su madre también recibía severas golpizas.
Cuenta que su casa tenía siete puertas, pues estaba en una esquina, y todas y cada una de ellas se encontraban entablilladas y clavadas para no dejarla salir a ella, ni a sus hermanos.
Cuando su padre dormía, éste desconectaba todo aparato eléctrico, incluso bajaba el interruptor, para que nadie le hiciera ruido.
También recuerda que cuando oía la moto que su padre utilizaba, todo era pánico en la casa, pues le tenían mucho miedo.
A veces su padre se enojaba de cualquier cosa y lo único que le decía a su madre es que las corriera, que no las quería en casa.
Toda esta violencia que vivió hasta los 16 años de edad la hizo tomar la decisión de salir de su hogar, con su actual esposo, a quien en un principio vio como una salvación, pero no sabía que se había metido a la boca del lobo.
Hoy todavía su madre sigue siendo golpeada y agredida por su padre, pero hasta el momento no ha tomado ninguna determinación.
Laura cuenta con tres hijos, uno de 16 años, una jovencita de 14 y otro niño de cinco. Hasta el momento no los agrede físicamente, pero la violencia emocional y psicológica contra los menores sí se ejerce.
ATENCIÓN AL POR MAYOR
Diariamente la psicóloga del Instituto de la Mujer Duranguense (IMD), Silvia Ravelo Irigoyen, atiende un promedio de seis a siete mujeres entre los 15 y 62 años de edad. Algunas de las mujeres que acuden a este servicio son jóvenes porque reciben violencia por parte de sus padres, pero hay otras, de la tercera edad, que todavía son agredidas física, emocional y sexualmente.
Cuenta Ravelo Irigoyen que uno de los casos que más le sorprendió fue cuando una mujer madura llegó a su consultorio con lentes y al quitárselos vio una escena dantesca, pues uno de sus ojos prácticamente estaba fuera de su órbita, posiblemente iba a perderlo.
La golpiza que había recibido esta señora por parte de su cónyuge la mandó al hospital, y como esta historia existen muchas más que diariamente atiende en esta dependencia.
Por lo menos el 20 por ciento de las mujeres que acuden a pedir ayuda al IMD padecen depresión, el resto se divide en otros males, como la baja autoestima, miedos y trastornos hipocondriacos, aunque otros casos sólo tienen que ser atendidos para resolver una crisis situacional.
Sobre todo las que sufren de alguna depresión son propensas a buscar el suicidio, aspecto que la psicóloga consideró grave.
Generalmente las mujeres que son golpeadas provienen de hogares en donde la violencia también fue un acto normal que se toleró durante un tiempo. Fue algo con lo que tenían que vivir.
Mientras tanto, el cónyuge viene generalmente de hogares donde fueron muy maltratados y posteriormente ejercen la misma agresión para con su esposa y su familia.
CÓMO DETECTAR AL AGRESOR
Desafortunadamente para las mujeres que se encuentran casadas o viviendo en pareja, sólo existe la forma de observación de su cónyuge. La violencia puede generarse en un principio con empujones, pellizcos, agresiones verbales, pero seguramente esto crecerá indudablemente hasta finalmente converger en una agresión física más definida.
Posteriormente aparecen las bofetadas que normalmente son justificadas por la mujer, pues generalmente afirman que fue un error.
Después los golpes se vuelven más severos y se convierten en agresiones brutales con patadas y golpes físicos que hacen gran daño. El círculo vicioso se presenta cuando el hombre presenta arrepentimiento y la mujer cree que algún día va a cambiar, pero no es así.
Casos frecuentes
La mujer víctima de violencia por parte de su esposo o compañero es uno de los casos más frecuentes de violencia familiar; la intensidad del daño varía y puede ir desde el insulto hasta el homicidio, de acuerdo con instituciones de asistencia social.
En el primer mes del año de 2006 se han presentado ante la Procuraduría de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia 43 denuncias, de las cuales en 25 de los casos se comprueba que existe violencia contra la mujer, es decir, en un porcentaje mayor al 50 por ciento determina que el sexo femenino ha sido víctima de conductas violentas por parte de su pareja o compañero.
De acuerdo con información proporcionada por la dependencia, de junio a diciembre del año anterior se presentaron 251 casos y de este número en 119 se puso de manifiesto la violencia contra las mujeres.
En el año 2005 se tuvo un registro de 668 denuncias comprobadas por violencia familiar y a través de la Clínica de Atención a Víctimas del Maltrato se atendió a una población de mil 484 personas y se llevaron a cabo seis mil 346 sesiones psicológicas.
Ante el incremento de la violencia en el seno familiar se creó el Consejo Estatal para la Asistencia, Atención y Prevención de la Violencia Familiar; dentro del mismo se imparten pláticas para fortalecer la autoestima y los derechos de las mujeres que viven en la periferia de la capital del estado.
Denisse Núñez Murillo, subdirectora del Instituto de la Mujer Duranguense, afirmó que asisten a solicitar apoyo y orientación de esta dependencia mujeres de un estrato económico bajo y de edades que oscilan entre los 22 y 35 años.
En su experiencia, enfatizó que los casos que son atendidos por el Instituto comprenden a mujeres que han sido víctimas de violencia psicológica y verbal; sólo acuden cuando tienen el problema encima, enfatizó.
Para este Instituto lo más importante es la mujer, por lo que inició una campaña que se denomina ?El desafío de ser mujer?, la cual se va a extender a algunos municipios; se trata de dar a conocer aspectos que ayuden a que se valore la persona.
El abogado Héctor Javier Velasco comentó que de acuerdo con la legislación penal se entiende por lesiones el daño que le causa una persona a otra, ya sea en el cuerpo o en sus órganos, y existen diferentes tipos de lesiones: las que ponen en riesgo la vida y las que no ponen en riesgo la vida.
Depende del tipo de lesión que se haya producido y que se haya causado para imponer una sanción privativa de la libertad y de carácter económico; en el caso de que tarden en sanar más de 15 días, la penalidad puede ir de seis meses a seis años, que es la mínima.
La sanción más grave es cuando existe la pérdida de un órgano o miembros; en estos casos la penalidad va de tres a nueve años, indicó.
La legislación penal también establece que cuando la lesión sea producida o causada por la utilización de un arma de fuego la penalidad se podrá aumentar de uno a dos años; en el caso de que éstas sean causadas a la cónyuge o concubina, algún descendiente o ascendiente, la sanción que le corresponde podrá incrementarse en una mitad más, lo cual depende del daño que haya causado la lesión y cómo haya sido producida.
Comentó que el delito de lesiones se persigue a través de una querella y la mayoría de las mismas no proceden porque existe un desistimiento previo a la consignación de la averiguación; cuando se acreditan los elementos constitutivos, se dicta una resolución en donde se determina la sanción.
Opinó que existe una diferencia notable entre las denuncias que se llegan a interponer a las que se da el seguimiento respectivo.
Son múltiples las formas en que se ejerce violencia contra la mujer dentro del hogar; es común que se presente el maltrato físico, emocional, verbal, sexual y económico, el cual en la mayoría de las ocasiones se oculta, por lo que es importante que las diferentes instituciones que se encargan de brindar apoyo a víctimas de maltrajo difunda la importancia de denunciar la agresión ante las agencias del Ministerio Público especializados en delitos contra la mujer.
Señales de peligro
Antes de pensar en casamiento hay que tomar en cuenta:
· Tu novio o más que amigo te controla todo lo que haces, exige explicaciones por todo y pretende conocer hasta tu pensamiento más recóndito, pues no quiere que tengas secretos para él.
· Quiere saber con lujo de detalle a dónde vas, dónde estuviste, con quiénes te vas a ver o con quiénes te encontraste, los horarios y el tiempo que permaneciste en cada lugar, a qué hora regresaste, lo que comprobará personalmente.
· En forma permanente vigila critica o pretende que tú cambies tu manera de vestir, peinarte, maquillarte, hablar o comportarte.
· Hace escándalos en público o en privado por lo que hiciste u otros dijeron o hicieron.
· Te deja plantada en salidas o reuniones sin explicarte ni aclararte los motivos de su reacción.
· Demuestra enojo y frustración con todo lo que no le resulta como él quiere, sin diferenciar lo importante de lo superfluo.
Nota: Son sólo algunos signos, pero hay muchos más de los que se puede obtener información en el Instituto de la Mujer Duranguense, o en el DIF Estatal o Municipal
FUENTE: Instituto de la Mujer Duranguense.
Derechos
La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer señala:
- Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como privado.
- Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y profesión de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos, dentro de los cuales se encuentran el derecho a que se repete su vida, su integridad física, psíquica y moral, libertad y seguridad personal y a no ser sometida a torturas, de igualdad de protección ante la ley.
- El derecho a profesar la religión y creencias propias dentro de la ley.
- El derecho a una recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes.
FUENTE: Convención de Belém do Pará.