Moscú, (EFE).- Comisiones del ministerio ruso de Defensa comenzaron la investigación del caso de un soldado al que le tuvieron que amputar sus genitales y las piernas por torturas propinadas por compañeros de servicio, informó la institución.
El recluta Andréi Sichov, tras varias operaciones para contener una gangrena, todavía se encuentra en estado crítico en un hospital de la ciudad de Cheliábinsk, en la región de los montes Urales, revela la prensa.
La Fiscalía castrense informó que lo que ocurrió a Síchev es el hecho más grave de un delito de violencia en la Escuela Militar de Tanques en Cheliábinsk la pasada Nochevieja.
Según las pesquisas preliminares, la noche del 31 de diciembre al menos seis militares (dos oficiales y cuatro soldados) en estado de embriaguez torturaron durante horas a varios reclutas, entre ellos Sichov.
Durante varios días, Sichov se quejó de dolores, pero el personal médico de la Escuela no atendió sus reclamos, y cuando no pudo caminar fue internado en estado grave en el hospital de Cheliábinsk.
Una hermana de Sichov reveló a la televisión rusa que su hermano decidió denunciar a sus agresores después de enterarse de que había quedado exento del servicio militar porque ya es un inválido.
Añadió que otros reclutas torturados temen represalias por parte de los oficiales de la Escuela, y que por esta razón no denunciarán otros casos de novatadas muy frecuentes en esa unidad militar.
El caso de recluta Sichov ha tenido el efecto de una bomba y funcionarios castrenses de alto rango han anunciado a la prensa severas medidas para poner fin a la violencia en las filas.
La Escuela de Tanques de Cheliábinsk actualmente es investigada por la Fiscalía Militar de Rusia y por tres comisiones castrenses, una de la Región Militar de los Urales, otra del Mando del Ejército de Tierra, y la tercera del Estado Mayor y el ministerio de Defensa.
Informes de la Fiscalía Militar indican que las novatadas y los malos tratos son la causa principal de los suicidios que ocurren cada año en las Fuerzas Armadas del país (246 en el 2004 y 315 el año pasado).
Pero estas cifras son muy inferiores a las difundidas por organizaciones no gubernamentales.
