EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO DF.- Un día, metros antes de llegar a la escuela de monjas donde cursaba la primaria en su natal Veracruz, Ana de la Reguera detuvo su marcha y le pidió a su mamá que le firmara un examen con baja calificación.
Ana era entonces una niña penosa y tímida, que únicamente sacaba su verdadero yo arreglándose frente al espejo, peinándose como Sasha Sökol, su ídolo, y bailando a toda hora.
Pero cuando se trataba de las materias escolares, cuenta su mamá, Nena de la Reguera, no las traía todas consigo.
?Nunca me dio problemas, pero era superburra, sacaba seis o siete de calificación. Ya cuando estudió actuación (en el CEA de Televisa) hasta la adelantaron un año, yo la vacilaba diciéndole que si así hubiera sido en la escuela, otra cosa habría sido?, relata.
Y es que, cuenta Melissa Vidal, amiga de Ana desde la infancia, la actriz siempre mostró aptitudes para la artisteada.
Siempre que llegaban visitas a su casa, la niña les montaba la coreografía de Ni tú ni Nadie, canción interpretada por el grupo español Alaska y Dinarama.
El mismo empeño, relata Melissa, no lo ponía al momento de estudiar.
?Era una mala influencia para mí?, bromea, ?cuando iba a mi casa a estudiar nos poníamos a jugar y cuando faltaban cinco minutos para que pasaran a recogerla me decía: ?Ahora sí, explícame de qué trata esto??.
Así, Ana fue llevando su educación primaria, hasta que en sexto año una serie de enfermedades la hicieron prácticamente perder el periodo escolar.
Hepatitis, varicela, gripe y una operación de apéndice la alejaron cinco meses de las aulas, y como resultado se quedó una décima abajo del 6.
Entonces su madre optó por sacarla del lugar e inscribirla en un colegio mixto.
?Diría que Ana no tiene buenos recuerdos de las religiosas, lo curioso es que ahora hizo una película (Nacho libre) donde interpreta a una?, señala divertida su madre.
Pero el cambio le redituó: no solamente fue asediada por chicos (aunque solamente tuvo un par de novios en secundaria) sino que pudo, al término de la secundaria, irse de intercambio académico a Nueva York.
Atrás había dejado su interés por el tenis, donde sufrió el primer día porque nunca le dijo al profesor que era zurda, teniendo que tomar sin éxito la raqueta con la otra mano.
?Cuando regresó, pensaba que se le había quitado la idea de ser bailarina, nunca mencionó actriz, pero no era así. A los 18 años se fue a la ciudad de México para ingresar al CEA de Televisa?, recuerda la también profesora.
Ya en el DF, Ana salía de su departamento, que compartía con otras chicas, con pants holgados y un cambio de ropa en una mochila, para evitar miradas masculinas, cuenta su madre.
Y aprovechaba sus descansos para ir al set de la telenovela La paloma, donde conoció a Ana Celia Urquidi, quien posteriormente la invitaría a incorporarse a Argos.
?Siempre pensé que tenía una belleza que no iba con los cánones, como su nariz; era una chica muy bonita?, cuenta Urquidi.
Y como Ana de la Reguera siempre ha sido una mujer de decisiones, dice la ejecutiva, no le costó trabajo dejar Televisa e incorporarse a la nueva empresa.
Ahí tuvo una participación pequeña en Tentaciones y posteriormente en Todo por Amor, que duró un año al aire y donde alternó con Fernando Luján y Angélica Aragón.
?Como nunca usamos apuntador, tenía que aprenderse sus diálogos y los de los demás, superando sus límites. Su personaje tenía un arco muy interesante, pues comenzaba como una colegiala de calcetas y terminaba enamorada de un capo?, comenta Urquidi.
Javier Patrón, director del teladrama, recuerda a De la Reguera como una joven atenta a toda indicación.
Desde la telenovela, Urquidi y Ana son amigas, a grado tal que cuando la primera se va de viaje, la otra la sigue sin tener ni siquiera cuarto de hotel.
?Tiene esas ganas de la juventud, sólo tengo que decirle que me voy y ella contesta: ?Me voy contigo?. Así ha sido ella.?
¿Y de amores?... Ana de la Reguera siempre ha mantenido en resguardo su vida sentimental. La única vez que Ana Celia la vio llorar fue en un viaje a Estados Unidos.
?Estábamos comiendo en un restaurante, y ella no entraba; cuando salí a ver por qué, estaba peleando por teléfono. Durante cuatro días se perdía en las calles, llorando, le dijimos que dejara de pensar en él y al poco tiempo estábamos todas riendo bajo la lluvia.
?Eso es lo que ella tiene. Tiene una energía, que ha llevado toda su vida.?
Eso y su humildad, comenta su amiga Melissa, es algo que no ha perdido a pesar de trabajar recientemente con Jack Black en Nacho libre (cinta que se estrena hoy en México) y estar a punto de hacer lo propio al lado de Antonio Banderas.
Sin olvidar que próximamente la actriz, de 29 años, estará en Argentina rodando la película mexicana Sultanes del sur.
?Sigue siendo igualita, la única diferencia es que si antes nos veíamos casi diario, ahora nos vemos unas cinco veces al año?.