Washington (EFE).- Los conductos que distribuyen el agua adentro de los pinos, abetos y otros coníferos son diez veces más cortos que los de los árboles de flor, pero resuelven el problema con válvulas microscópicas, según publica la revista "Science".
La mayoría de los coníferos son árboles que tienen un crecimiento monopodal, por tener un solo tronco vertical con ramas más pequeñas.
Los coníferos varían de tamaño, desde menos de un metro hasta cien metros de altura, por lo que son los seres vivos más altos, grandes, gruesos y viejos que se conocen.
El más alto conocido es el Coast Redwood, que mide 112.34 metros, y el más grande es un secuoya gigante con un volumen de mil 489 metros cúbicos.
El árbol con el tronco más grueso es un ciprés Montezuma, de 11.42 metros de diámetro, y el más antiguo es un pino Bristlecone de 4 mil 700 años.
"Cuando uno admira el arbolito de Navidad en su casa sería bueno que pensara que debe su existencia, en parte, a un sistema de válvulas microscópicas", dijo John Sperry, profesor de biología de la Universidad de Utah que dirigió el estudio que publica "Science".
"Sin esas válvulas los coníferos serían mucho menos frecuentes de lo que son, y probablemente sobrevivirían pocos", añadió.
Si los coníferos no hubiesen evolucionado con el desarrollo de válvulas de flujo fácil que compensan por la longitud insuficiente de sus ductos de agua, "probablemente no hubiesen podido competir con los árboles de flor", según Sperry.
"Es dudoso que hubiesen llegado a dominar regiones enteras de América del Norte", agregó.
Los numerosos conductos paralelos que elevan el agua por los troncos de los árboles coníferos son "tubos" unicelulares que miden unos pocos milímetros de longitud. En los árboles de flor son multicelulares y diez veces más largos.
El resultado es que el agua que asciende por un árbol conífero debe pasar por diez veces más válvulas que la que sube por el tronco de otros árboles.
Eso, según explicó Sperry, hubiese sido un gran inconveniente para la competencia por el agua de los coníferos con árboles de flor.
El científico precisó que la gama de diámetros de los conductos varía, pero que en los coníferos va desde 10 a 50 micrones (millonésimas partes de un metro), mientras que los vasos en los árboles de flor van de 15 a 110 micrones.
Las válvulas microscópicas se encuentran en las "paredes terminales" en ambos extremos de un conducto.