EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Animal político/Violencia de género

Arturo González González

Según estadísticas de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, este país está entre los 15 del mundo en donde se cometen más homicidios dolosos contra personas del género femenino, más de la mitad de las cuales han sido víctimas de la violencia cuando menos una vez en su vida.

Las mujeres en México, al igual que en otras partes del mundo, padecen aún en pleno siglo XXI una serie de patrones culturales machistas que una sociedad históricamente dominada por los hombres ha impuesto, y que se han reproducido de manera acrítica o intencionada como un factor de “orden natural”.

La violación y el asesinato son las facetas más duras de la violencia de género. Pero detrás de esos crímenes existe toda una serie de actitudes que atentan contra la dignidad y los derechos de las mujeres. La discriminación laboral, el hostigamiento y acoso sexual, la agresión verbal, física y psicológica, forman parte de una realidad que millones de mexicanas enfrentan diariamente.

Pese a la conciencia que se ha creado en la sociedad acerca del problema, todavía es posible observar desde la imposición de roles al interior de la familia y el pago injusto de salarios en las empresas, hasta situaciones extremas como el tráfico de jovencitas con fines de comercio sexual en centros turísticos y los feminicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua. Por más que se han desarrollado campañas e impulsado reformas, la equidad de género en este país dista mucho de ser una realidad.

Y es que, queramos o no, hay que reconocer cuatro hechos fundamentales. Primero, aún son demasiados los hombres que se dicen o se piensan mejores que las mujeres. Segundo, existe una gran hipocresía: muchos en el discurso manifiestan su respeto a los derechos femeninos y defienden la igualdad, pero no actúan en consecuencia. Tercero, un reducido sector de la población masculina es consciente del problema y busca resolverlo, pero no sabe cómo e incurre, aunque con menor frecuencia, en los errores de los demás. Y cuarto, una gran cantidad de mujeres tienen miedo a denunciar los abusos, vejaciones y discriminación y otras más reproducen el machismo como parte de la cultura en la que se encuentran inmersas.

Hasta que no se modifique este patrón de comportamiento, muy poco se avanzará en la lucha contra la violencia de género. El castigar con penas más severas los crímenes contra las mujeres es un buen comienzo, pero no es suficiente, se ha visto con otros delitos. Es necesario que desde la educación y la familia se inculque una nueva escala de valores, en donde la dignidad, la equidad y los derechos humanos tengan un papel preponderante.

Correo electrónico:

argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 200687

elsiglo.mx