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Apuntes de Viaje / MADRID

Manuel Muñoz Olivares

Pasamos este fin de semana en Alambra, provincia de Ciudad Real.

Alambra se encuentra en la cima de un promontorio que forman dos pequeños cerros que se elevan dentro de la llanura Manchega. En el mayor cerro se encuentra enclavada Alambra y en él, junto los restos de una fortaleza medieval que llaman: El Castillo de Alambra. Éste fue un bastión que fue testigo de encarnizadas luchas entre los hispanos y los musulmanes, antes de que estos últimos abandonaran sus fuertes y ciudades que tuvieron bajo su dominio por espacio de 700 años.

La planicie de La Mancha, de pronto se torna tan amplia y plana como la superficie de una mesa de billar.

Atinadamente, Víctor de la Serna en su obra: Tierras de la Mancha dice: ?La tierra se va haciendo tan plana, que el viento podría llevar una uva rodando desde Alcázar hasta Campo Criptana. ?La Mancha, es evocar las andanzas de Don Quijote y Sancho y por toda la planicie de esta región se encuentran poblados, aldeas o simples villorios donde ostentan orgullosos figuras de Don Quijote forjados en lámina, piedra y hasta bronce.

La distancia de Madrid a Alambra es de un poco más de 200 kilómetros, los cuales recorrimos en coche en casi seis horas... Claro que el recorrido no fue directo a nuestra meta, pues es imposible substraerse y no aprovechar la oportunidad de adentrarse a las ciudades al paso y llegar a saludar a los amigos y tomar con ellos un refresco o un vaso de delicioso vino manchego o bien saborear los panes, dulces, quesos, jamones y toda clase de embutidos.

El primer lugar de importancia que visitamos y que dista unos 30 minutos desde Madrid, fue Aranjuez. Ahora está convertido en una ciudad moderna, pero entre sus reminiscencias destacan dos obras arquitectónicas dignas de visitarse, éstas son: el Palacio Real, antigua residencia de los Reyes de la Casa de los Borbones y la llamada Casita del Labrador, que en realidad es un palacete de gran riqueza ornamental que guara una maravillosa colección de porcelanas y relojes. Estos dos palacios se encuentran rodeados de bellos jardines con numerosas cascadas, fuentes monumentales y plácidos estanques enmarcados en una exhuberante, rica y variada vegetación.

Aranjuez, no sólo es el concierto de Joaquín Rodrigo, pues muchos por éste, se enteraron de su existencia de esta ciudad, y el concierto evoca el glorioso pasado del lugar y como antes les dije, hoy día es una moderna ciudad bien urbanizada, con restaurantes típicos de la región que están mucho de ellos a orillas del Río Tajo y entre sus especialidades más gustadas de su cocina, están los espárragos, la pierna de cordero, la perdiz y de sus dulces, las fresas, que se elaboran en mil formas.

A escasa media hora de Aranjuez, rumbo a Alambra, está la desviación a Toledo, por el rumbo sur-este y pocos kilómetros más, está Puerto Lápice, también llamado Ventas de Puerto Lápiche, como se le conocía en la época de Cervantes y que es el lugar de Mancha del cual no quería recordar...

Es pues, este bello poblado la cuna de Don Quijote y la puerta por donde se encuentra la Mancha del Caballero Andante.

Cervantes hace referencia en su inmortal obra, cuando apunta: ?Siguieron el camino de Puerto Lápice, que allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser un lugar muy pasajero...

Los que hemos leído el Quijote y encontrarnos en las Ventas y parajes que narra Cervantes en su obra, nos hace sentir partícipes de las aventuras de los personajes, gozar y convivir con Cervantes, las tierras por donde vagó y experimentó la gran convialidad que los lugareños brindan al visitante.

La población actual de Puerto Lápice, saluda al turista con dos molinos de viento que han reconstruido en lo alto del cerro de la ?Sierrecilla? tratando de dar al viajero las evocaciones cervantinas desde el primer momento que se adentran en la ruta de Don Quijote.

Por toda la ruta de La Mancha que recorrimos, se ven los interminables campos con extensiones de olivos y viñedos y en su inmensa llanura, tan plana y a simple vista de una terrible soledad, es lo valioso y el atractivo de la región. La calma el sosiego y la solaz tranquilidad y entre todo esto, no puede haber soledad, sin gozo y meditación y por eso los manchegos dicen de sus bastos campos: ?No es necesario, para progresar, llenar la Mancha de rascacielos. Hay mucho sitio en donde vivir y tranquilamente gozar de la existencia...?.

Parece ser que el mayor deleite del manchego, es la rutina charla, comer y beber y para esto, el secreto en su enorme y variada cocina y el más simple platillo, lo convierten en ?manjar de Reyes?.

Si algún día el destino los trae por la Mancha, prueben el vino ?Valdepeñas? que no es propio de un lugar, sino de toda la Mancha. Este vino saboreando con trocitos del queso manchegos, son un deleite. Ahora les diré que el verdadero queso, no es ni siquiera una mínima semejanza del queso manchego que conocemos como de su tipo. El real, es elaborado con una fórmula de siglos y con leche de oveja, exclusivamente. La elaboración, es completamente artesanal y sólo unos cuantos núcleos familiares son los que lo fabrican, claro que cada día se va industrializando en beneficio de la economía, pero en perjuicio de su valiosa calidad. El queso manchego curado en aceite de olivo, es todo un monumento de la gastronomía y de él. Dijo L. A. de Vega: ?Él debería tener por lo menos, tanta membresía como dulcinea del Toboso y es tal monumento, como el Palacio de Viso o los mismos molinos de viento?.

Entre los muchos platillos, anotamos: El Pisto Manchego, el Lomo de Ciudad Real, el Tiznao, la Olla Podrida, las patatas con ajo, el Cordero a la Manchega o el simple conejo, que lo preparan de 100 maneras, vale la pena saborear estas delicias.

El mismo De la Vega, en su libro La Gastronomía Manchega dice del conejo: ?Maravilla que se pueda realizar esta proeza gastronómica con un simple conejo?. Pero hay que saborearlo para creerlo.

Parodiando a Cervantes, diremos que cualquier lugar de la Mancha; cuando se conoce. ES UN LUGAR DEL CUAL SIEMPRE QUISIÉRAMOS RECORDAR.

ALAMBRA, CIUDAD REAL. AÑO DE 2004.

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