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Apuntes de viajes / PISA (2)

Manuel Muñoz Olivares

Tres escasos. Cortos como una exhalación. Fugaces como un relámpago; así nos han parecido estos tres días que hemos pasado en Pisa. Mañana proseguiremos nuestra ruta esta vez, rumbo a la Liguria, la región donde se encuentra una de las más bellas y atractivas ciudades italianas. Para mí, la reina del Mediterráneo. La sin par Genova.

Ya casi es de noche. En el apacible silencio del atardecer me he puesto a ordenar mis notas para los Apuntes de Viaje... El día fue de gran actividad. Tratamos de aprovechar al máximo nuestro último día de estancia aquí.

Hoy temprano principió nuestro programa con la segunda visita final al Museo Nacional. Hoy hemos vuelto a la Plaza de los Milagros. Queremos llevar muy adentro de nuestro ser, la maravilla que nos ofrece esta plaza. He tomado apuntes de varios rincones de esta plaza, también he tomado más de 50 fotografías de todos sus monumentos y hasta el último rincón han de quedar impresos por siempre, estos agradables e instantáneos momentos de felicidad. Ha proseguido la costumbre, de una promesa que le hice a Irene el año pasado, en que por primera vez mi esposa llegó hasta Europa. En esa ocasión y como regalo a sus 57 años de hacerme compañía en la vida, le prometí que en todas las fotografías que tomara, ella debía aparecer en la toma. Hasta ahora, llevamos tomados 26 rollos de 36 fotografías cada uno. Hasta el momento, hemos llegado a mitad de ruta.

EL BAPTISTERIO

Frente al lado poniente de la Catedral, está el baptisterio y es en su género uno de los más bellos y singulares templos, cuya rica decoración marmórea, sobre la cilíndrica y enorme mole, crea una sensación de increíble realidad.

Se principió por el año 1152 por Diotisalvi y se terminó casi 50 años después, pero solamente en lo que respecta a su interior ya que de hecho, la decoración gótica del exterior en el año 1280, Giovanni Pisano aún trabaja en ella.

Tiene cuatro puertas de acceso. Solamente la puerta que está frente a la Catedral es la que permanece abierta.

El interior es de una apacible y serena belleza. Se destaca en el interior el estupendo púlpito, obra maestra como todas las del lugar, de Incola Pisano. Tiene ocho columnas que se alternan con cuatro pilastras, formando un cerco interior. En la parte central de este monumento, está la fuente bautismal, obra de Guido Bigarelli de Como (1246).

Sin embargo, quien merece toda la atención y una minuciosa observación es el púlpito de Pisano. Obra de la que partió, sin lugar a dudas, el punto sobresaliente en la evolución de la escritura universal y una prueba fehaciente del mejor período artístico en que el arte romano se hermanó con el griego.

Saliendo del baptisterio, al frente está la Catedral y al lado izquierdo yergue el enorme edificio en forma de rectángulo que cierra el lado norte de la Plaza del Duomo. Es el cementerio. Insigne monumento considerado como una de las más valiosas joyas arquitectónicas en su género.

Su construcción data del año 1278. Lo principió Giovanni de Simone. Por dos puertas se penetra a su interior, muy simples y de construcción sencilla. Sin embargo la principal, la del lado derecho, está adornada por un tabernáculo gótico con el grupo de la virgen y santos, obra de; quizá de la escuela de los Pisano.

El interior está formado por un pórtico ceñido por una maravillosa decoración de mármol de estilo arquitectónico del siglo XIX.

Todo el interior de esta bella construcción se encuentra decorado al fresco, por lo que este insigne monumento, alcanzó renombre mundial tanto por su belleza arquitectónica como su decoración interior, conceptuándose como uno de los principales museos existentes en Pisa.

PLAZA DE LOS CABALLEROS

En la edad media, esta plaza fue el centro de Pisa y constituían los lugares principales de la ciudad; el Foro de la República; el Palacio de los Anziani; el Palacio del Popolo y la Plaza de los Caballeros.

Aquí en esta plaza se encuentran las más antiguas construcciones del medievo, como la iglesia de San Esteban. A la izquierda de esta iglesia, está el Palacio de los Caballeros. Frente a estas construcciones está también el Palacio del Reloj ahora llamado Della Gherardesca, con su famosa torre de la Muda o del Hambre, donde fue encerrado el Conde Ugolino Della Gherardesca en 1283 junto con sus sobrinos y que Dante recordó en uno de los pasajes de su Divina Comedia, en el Canto del Infierno.

MUSEO NACIONAL

El Museo se encuentra en la Plaza de San Mateo. En la mayoría de sus XXXV salas hay cuadros y esculturas representativas del arte pisano de los siglos XIII y XIV. Tiene obras muy apreciadas de artistas florentinos y de su escuela desde los albores del Renacimiento.

Riquísimas tablas con óleos de Giotto, Masaccio, del beato Fra Angélico, Lorenzetti, Domenico Ghierlando y otros muchos toscanos incapaz de recordar. En escultura ocupan un lugar preferente las obras de Incola y Giovanni Pisano, Tino de Camaino y Donatello.

Lo admirable del Museo Nacional, es la propiedad que está tratada su museografía y sus obras colocadas con un respeto solemnísimo que más que admiración producen un impacto inolvidable y pudimos observar que se le ha dado toda su importancia a cada obra colocándola aproximadamente a fin de resaltar su valor artístico. Hay obras valiosísimas en muchos museos de Italia y que sin embargo el neófito que no tiene conocimiento respecto al arte, no puede admirar en todo su esplendor estas obras. Por ejemplo: en el Palacio Pitti de Florencia, he podido observar en un muro de 7x9 metros, ?amontonados? por decir vulgarmente; hasta 15 óleos de valor incalculable. En la sala 23, se puede apreciar dos madonas de Murrillo. Dos obras de Rubens, dos óleos de Tiziano, dos de Rafael tres de Carvaggio y cuatro de Tintoretto. Una sola de estas obras, tiene el valor y el mérito para ocupar una sola sala de éstas.

Pero hay museos, sobre todo en Florencia, que son tan ricos en obras de arte , que en cada esquina y plazas, dispersas a la luz del día se encuentran las más codiciadas obras representativas del arte del Renacimiento.

Pero en Italia es así y los propios italianos ven toda esta riqueza, como quien ve un árbol o unas flores, con admiración pero sin el cariño y el respeto que se merecen.

¿Se puede explicar tanta belleza al alcance de la mano? ¡Claro! Esto sólo puede acontecer en Italia. EL PAÍS DEL ARTE.

PISA, ITALIA, AÑO 2004.

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