PISA (1)
Nuestra ruta la estamos aprovechando lo mejor posible y como en cada viaje, hemos pensado que es posible sea el último. Así que de paso por la rivera del Mediterráneo, llegamos, no recuerdo sí por cuarta o quinta vez, a Pisa.
Tal y como lo habíamos planeado, al atardecer llegamos a Pisa, nuestro paso por Siena fue fugaz. Apenas 36 horas.
Pero hemos gozado de la hospitalidad senés y hemos podido admirar de una manera rápida su atractivo medieval y hemos visto, extasiándonos en sus riquezas artísticas, la Pinacoteca Nacional que ocupa el edificio del antes Palacio Buonsignori de la calle San Pietro número 29.
La Pinacoteca en sus 32 salas, alberga verdaderas maravillas de arte italiano de los siglos VII hasta el XIV. Con este atractivo; la riqueza de su historia y su hospitalidad, Siena nos invita a regresar. Sobre todo esto, hemos podido constatar que todo es más barato respecto a las demás ciudades del valle de la Toscana y este atractivo no es de desdeñarse.
Pisa... Nos hemos enterado que los orígenes de Pisa son tan antiguos que se pierden en la lejanía de la historia hasta convertirse en leyenda. Muchos historiadores marcan su procedencia de la misma Grecia, por lo que Pisa se considera de ese origen. Lo cierto es que después fue una ciudad etrusca y siglos después una floreciente colonia romana, en la época del César.
En un tiempo fue una poderosa y altiva República que compartió con Florencia, el poder y la riqueza de la toscana. Contó con la alianza de Roma y su puerto fue muy famoso a la vez que codiciado, pues varias naciones trataron de disputarle el dominio marítimo y comercial.
La historia nos cuenta del antagonismo que surgió entre Pisa y Génova, en el año 1127 en que las dos repúblicas se disputaron el poder marítimo que Pisa poseía. Más de 160 años, Pisa tuvo que defender su posesión hasta que fue derrotada por su antagonista rival.
En el año 1405, el señorío florentino se lanzó al asalto de Pisa y lo conquistaron. La señoría de los Médicis, desde ese entonces, prodigaron el florecimiento del comercio y la industria, interesándose por el incremento de su universidad. La famosa universidad pisana, la cual se construyó desde ese entonces en el centro de la vida cultural toscana y de la cual surgieron hombres ilustres y doctos en todos los campos del saber.
En marzo de 1860, Pisa se unió al entonces reino de Italia.
Pisa... Dueña y señora de una larga historia donde floreció el poder tanto del mar como del comercio y sobre todo esto, el florecimiento de sus artes. Es sin embargo, una ilustre ciudad desconocida en este aspecto. La Pisa de nuestro siglo y a la que acuden millones de turistas de todo el mundo; es una lástima que en su deseo de conocerla, la represente un solo edificio: la torre pendiente, o sea el campanario de su catedral. Edificación que a través de sus ocho siglos de antigüedad, ha desafiado al tiempo o a la gravedad en sus casi siete metros de inclinación de la base a la corona campanaria.
Claro que bien vale la pena, hacer la larga peregrinación para llegar a Pisa. Una experiencia inolvidable es la que experimenta cuando por primera vez, se llega a la Plaza del Duomo, llamada también la Plaza de los Milagros.
La belleza incomparable de las obras maestras que tiene esta plaza, crean un conjunto de fascinante sugestión, incapaz de olvidar.
Sobre el verdor del prado en que están asentados el conjunto maravilloso de monumentos, de pronto parecen surgir, por la blancura de su mármol de Carrera, de un cuento de hadas.
El Duomo, (la catedral) La Torre Pendente (el campanario) El Baptisterio y el cementerio monumental, surgen con sus gigantescas moles, como los fantasmas de ensueño imaginario.
La Catedral... En la parte izquierda de su entrada y junto a la puerta del lado norte de las tres que tiene, hay una vieja placa de bronce donde se lee: ?se principió en 1118, fue consagrada por el Papa Gelasio?.
El interior de la catedral, es luminoso y de solemne quietud. El espacio interior está repartido en cinco naves; delimitadas éstas por 68 columnas. Al fondo de la nave central, sobre el lado izquierdo, se encuentran la maravilla en mármol, el púlpito-coro, obra maestra de Giovanni Pisano y construido en el año 1311. Por su perfección y la modalidad de su manufactura se anticipó casi un siglo a las célebres manifestaciones artísticas en este aspecto, del arte florentino del Renacimiento.
El púlpito tiene a los lados, estupendos bajo relieves que representan hechos del evangelio: anunciación e historia y pasajes de San Juan Bautista ; Natividad de Jesús; Presentación en el Templo; Degollación de los Inocentes; Pasión y Crucifixión. Está sostenido por capiteles, cuyas columnas se apoyan sobre lomos de leones. Frente a esta maravilla de púlpito, pende la famosa lámpara de bronce, obra del orfebre Lorenzi y universalmente conocida como la Lámpara de Galileo. Pues es de todos conocido, que el insigne científico hacía oscilar esta lámpara para medir a la vez que intuir el isocronismo de los movimientos pendulares.
En la bóveda de ábside, arriba del altar central, hay una enorme figura del Redentor. Trabajado en mosaico de estilo bizantino.
Atrás y al lado derecho de la catedral, se encuentra la famosa torre pendente, o sea el campanario. Casi nadie advierte su admirable perfil artístico de esta construcción cilíndrica de siete pisos y una base y cuya inclinación hacia el lado sur, alcanza los 6.78 ½ mts. (seis metros con 78 y medio centímetros)
La construcción la principió en el año de 1173, Bonanno Pisano. Se cuenta que ya había alcanzado los primeros 11 metros de altura, cuando un sedimento de terreno, propició su inclinación de casi 15 centímetros por lo que el constructor trató de corregir el desplomado por la parte superior hasta alcanzar el cuarto piso pero sin lograr su propósito. Los trabajos quedaron suspendidos mientras se tomaba la decisión de demolerla y volver a cimentar la obra, para volver a principiar su desplante. Más de 60 años duró suspendida la obra, por las lentas deliberaciones hasta que por fin Guillermo de Innsbruck, prosiguió la construcción, esta vez hasta la altura del séptimo piso, volviéndose de nuevo a suspender las obras. Por fin otro Pisano, Tomasso, la concluyó en el año de 1350, coronando esta bella obra, con una celda campanaria.
El Campanario, tiene una altura de 56.70 metros por el lado norte y 55.86 por el lado sur, debido a su inclinación.
Aquí también en el campanario, galileo Galilei ensayó sus estudios sobre la gravedad de los cuerpos.
El estilo de la construcción es el romanico-pisano, presentada en una forma perfecta cilíndrica. Por una puerta en la base, se accede al interior y una escalera de forma espiral lo puede a uno conducir a la cumbre campanaria.
Una sola vez, pudimos subir hasta la corona campanaria y esto sucedió ya hace 35 años, y... JAMÁS VOLVEREMOS A VER, LA PISA DE ABAJO.
PISA, AÑO DE 2004.