El Siglo de Torreón
SAN PEDRO, COAH.- Apenas la promesa de unos pesos de más es suficiente para atraer a jornaleros del centro y sur del país que abandonan una pobre situación económica pero no imaginan qué les espera.
?Allá el trabajo es escaso y hay mucha gente, por eso venimos a ganarnos unos pesos acá?, dice un jornalero que vino del estado de Hidalgo, donde dejó a su esposa y a sus siete hijos y que, como todos los que conversaron con El Siglo de Torreón, no quiso dar su nombre.
Llegó en marzo, pero se quedó cuando venció su contrato de 60 días. Lo renovó porque en su comunidad no tiene ninguna perspectiva de empleo. Trabaja pizcando tomate en la propiedad llamada Hortalizas de La Laguna. Duerme en un catre, en una galera donde hay cerca de 900 trabajadores, pero además hay otra donde duermen mil.
Pero le pagan 75 pesos diarios, cuando en Hidalgo lo más que podría ganar por día son 50. También dice que se siente bien alimentado, pero varios de sus compañeros han dejado el lugar por las pobres condiciones en que viven.
Según Víctor Hugo Núñez, director de Fomento Agropecuario de San Pedro, en esta propiedad podrían estar trabajando casi dos mil jornaleros, en su mayoría son originarios de los estados de Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz, además de algunos centroamericanos que van de paso a Estados Unidos y deciden quedarse a trabajar temporalmente.
Otros tres jornaleros originarios de San Luis Potosí, de 26, 19 y 18 años, dicen que acaban de llegar con la promesa de que les pagarán 85 pesos diarios, pero ya empiezan a resentir la carga de trabajo. Empiezan a pizcar a las siete de la mañana y tienen la obligación de hacer siete camas, que así le llaman a las líneas de tomate que miden 100 metros.
Uno de ellos comentó que es la primera ocasión que vienen a La Laguna. Recuerda que una vez fueron a trabajar a Sinaloa, donde las condiciones de trabajo son un poco mejor.
?En San Luis no hay trabajo, ganamos 50 pesos al día. En Sinaloa nos pagaban 85, pero el trabajo estaba más tranquilo, aquí nos friegan mucho?, dice otro de los jornaleros, cuando justo llega un camión cargado de más trabajadores.
El camión viene lleno hasta el tope. Entre los trabajadores hay un niño que parece tener unos 13 ó 14 años y una mujer embarazada.
?Los trabajan mucho, los tratan mal y les dan mal de comer, pero ellos tienen miedo decirlo porque piensan que van a perder el trabajo?, dice un vendedor ambulante que viene del ejido El Retiro, y que todos los días se presenta en esta comunidad a vender gorditas y aguas frescas.
?Les dan de comer pura sopa, sin frijolitos ni nada, les ponen unas friegas. Nosotros vemos y llegan a comprarnos porque no les gusta la comida que les dan, a veces les fiamos y nos pagan cuando cobran las ?tardeadas? (horas extras). Ésas se las pagan los martes, pero hay veces que no les pagan?.
