Al momento de aparearse, las arañas macho buscan a las hembras menos peligrosas.
Madrid, (EFE).- Las arañas macho prefieren aparearse con las hembras "gorditas", pequeñas y vírgenes porque además de ser "las mejores" compañeras sexuales son las menos peligrosas, ya que son las menos propensas a devorar a su compañero tras la cópula.
Así lo aseguró Jordi Moya, responsable de la Estación Experimental de Zonas Aridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien subrayó también "el gran coste" que tienen que afrontar las arañas macho durante el apareamiento al correr el "serio riesgo" de convertirse en comida para sus compañeras.
Para evitar el peligro, los machos buscan hembras vírgenes, ya que son "más receptivas" a realizar el acto sexual, preferiblemente "gorditas", porque muestran una menor voracidad, y a poder ser pequeñas, ya que resultan más inofensivas.
Moya pronunció en Madrid la conferencia "De cómo Romeo encuentra a Julieta y evita caer en sus fauces", título que responde al hecho de que las arañas macho tienen que trepar -como en la historia de los amantes de Shakespeare- para llegar hasta la hembra.
Las arañas macho son considerablemente más pequeñas que las hembras, una circunstancia que responde a la necesidad que tienen de ascender mejor hacia ellas y de poder huir con mayor facilidad.
Esta situación ha provocado el desarrollo de un sistema de señales entre machos y hembras, por el que ellos comprueban la disposición al apareamiento a través de las feromonas que ellas dejan en el suelo y en sus telas para que sean dispersadas por el viento.
La información que aportan las hembras en esas feromonas, sobre todo la que se refiere a su virginidad, siempre es "honesta", según Moya, pese a que en algunas ocasiones podrían utilizarla para engañar al macho y devorarlo con la excusa del apareamiento.
Para Moya, es "bastante raro" que se produzca este engaño, aunque ha comprobado que ocurre en todos los ejemplares de tarántula mediterránea que ha estudiado, en la que el porcentaje de machos devorados durante el apareamiento asciende al 10 por ciento.
