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Archivo adjunto/Criterios del pasado

Luis F. Salazar Woolfolk

El recurso de Inconformidad presentado ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por López Obrador y la alianza que encabeza el PRD, lejos de buscar la prueba y eventual saneamiento de las presuntas irregularidades que atribuyen a la elección del dos de julio, lo que pretende es poner en el banquillo de los acusados al sistema político electoral, así como a las instituciones del Estado y a la sociedad mexicana en su conjunto.

Tan ambiciosa cuanto absurda pretensión, tiene el apoyo de un importante sector de los medios de comunicación a nivel nacional y de un grupo de personajes que con la etiqueta de intelectuales, desafían al sentido común.

Detrás de estas actitudes se encuentra la profesión fuera de época de la ideología marxista leninista, que durante décadas mantuvo cautivas a las naciones de Rusia y Europa Oriental y que aún sienta sus reales en algunos países del mundo. Dicha doctrina predica la revolución mundial comunista y la instauración de la dictadura del proletariado por medios violentos, partiendo del supuesto de servir a los pobres (igual que López Obrador), bajo el principio amoral según el cual el fin justifica los medios.

La caída del socialismo real dio paso a otra forma de socialismo de estilo europeo, fundada desde los años treinta del siglo pasado en el pensamiento de Antonio Gramsci, que aunque es igualmente materialista e inmanentista, hace una revisión crítica del marxismo dogmático y se distancia de la violencia leninista, aunque al fin y al cabo también es pragmático y sostiene la preeminencia del Estado sobre los intereses del individuo y de la sociedad.

López Obrador es un extremista anclado en el pasado y a ello obedece que el presidente del Gobierno socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, tome distancia del perredista, cuya intención es la de polarizar a la sociedad mexicana para lograr sus propios fines; para entender el pensamiento e intenciones de López Obrador, es preciso analizar su comportamiento a la luz de criterios imperantes durante la guerra fría.

La pretensión de volver a contar las boletas voto por voto a sabiendas de su inviabilidad legal y la presentación de una demanda que ni siquiera reúne los requisitos formales de procedencia exigidos por los artículos 49 a 52 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, revela que la promoción del Juicio de Inconformidad intentado por López Obrador y sus secuaces, tiene como único propósito el de servir como caja de resonancia a la escalada de agitación violenta que por confesión del propio ex candidato, pretende la desestabilización del país en caso que no se le reconozca como presidente, a pesar de no haber obtenido los votos requeridos para ello.

Tanto los ciudadanos que fueron protagonistas del evento electoral, como los observadores extranjeros que participaron en el seguimiento de las elecciones, son acordes en reconocer la limpieza del proceso y la certeza de los resultados dados a conocer por el Instituto Federal Electoral, por lo que la campaña de desprestigio y denigración general de la nación y de las instituciones, montada por López Obrador y el PRD, sólo se explica en función de un fanatismo que aunque parezca increíble resulta evidente.

Correo electrónico:

lfsalazarw@prodigy.net.mx

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